El Focus ST es recomendable para quien busque un coche con un motor potente y de buena respuesta en todo momento, muy rápido y con una suspensión que le da las reacciones de un buen deportivo y el confort suficiente para un uso diario normal.
Está a la venta desde 24.440 € con la carrocería de tres puertas; la de cinco cuesta 300 € más. De serie tiene climatizador de doble zona, cargador de discos con lector de MP3 y control de estabilidad. Opcionalmente, puede tener los mismos elementos de equipamiento que tiene el Ford Focus con acabado «Sport». No hay ningún turismo de sus características que sea más barato y tenga más potencia (más información).
Su motor turbo de cinco cilindros y 225 CV da mucha aceleración y tiene un margen de utilización muy amplio. La respuesta al acelerador es prácticamente inmediata (con respecto del motor de Volvo del que deriva, tiene cambios que persiguen este efecto). En este aspecto es un motor progresivo, más parecido al que tiene el Golf GTI (prueba) que al del Astra OPC (prueba), que tiene un retraso claro desde que se pisa el acelerador hasta que el motor responde con fuerza.
Aunque es un motor progresivo, por la fuerza que tiene a medio régimen se nota que es un motor sobrealimentado.
Prueba de ello son las prestaciones que hemos obtenido: de los deportivos similares que hemos probado, por tamaño o potencia, no hay ninguno que recupere mejor que este Focus ST. Su capacidad de aceleración cuando se apura el motor hasta su límite es grande para su potencia, pero no es tan rápido como un Astra OPC.Otra cualidad es su elasticidad: se puede circular en marchas largas a menos de 1.500 rpm y acelerar sin que el motor vibre, o estirarlo hasta el régimen de giro máximo, unas 7.000 rpm, momento al que llega con mucha fuerza.
El sonido que emite el motor me parece bonito. Si se pisa levemente el pedal del acelerador se oye el silbido del turbo. Si buscamos obtener la máxima aceleración y pisamos a fondo, lo que se oye es un sonido más bronco procedente del motor (característico de los de cinco cilindros) y de los escapes.
No es un motor económico. En el recorrido que hago por autovía ha gastado casi 11,6 l/100 km a una velocidad media de 130 km/h. Un Astra OPC, que tiene un desarrollo final casi idéntico, gastó 9,3 l/100 km a la misma velocidad. Durante la prueba, el consumo medio más alto que he medido es de 24,7 l/100 km. No es el máximo que se puede obtener, pero se aproxima.
Su relación entre estabilidad y confort está muy bien conseguida para un uso por todo tipo de carreteras. Es fácil de conducir, se desenvuelve con cierta agilidad en las carreteras lentas y tiene buena estabilidad lineal en las rápidas. La suspensión contiene los movimientos verticales de la carrocería con mucha rapidez, pero da un nivel de comodidad muy aceptable para el planteamiento del coche. A diferencia de otros deportivos, con el Focus se pueden hacer viajes largos sin que la suspensión sea un factor importante en el cansancio.
La dirección tiene un tacto mejorable. No transmite tanta información como puede hacerlo la del Volkswagen Golf. Desde el menú de configuración del coche se puede seleccionar tres modos de asistencia: «Estándar» , «confortable» y «deportiva» ; la diferencia entre unas y otras no me ha parecido muy grande. Cuando el firme está bacheado o es irregular, hay que prestar más atención al volante porque las ruedas tratan de seguir los defectos de la calzada. Los neumáticos eran unos Continental SportContact2 225/45 R18 92W.
Para una conducción muy rápida se echa en falta un cambio de marchas más preciso; se puede cambiar relativamente rápido, pero en ocasiones da la sensación de que las marchas no entran con limpieza.
Durante la presentación de esta versión, mi compañero Enrique tuvo la oportunidad de probar el Focus ST (entre otros coches) en circuito. Estos son sus comentarios: cuando se circula con un coche de serie en un circuito, se acentúan deficiencias o cualidades que normalmente pasan desapercibidas o que son poco importantes en una conducción por carretera. En estas circunstancias se nota que el motor es muy potente, brillante y está algo por encima del chasis.
Con el control de estabilidad desconectado, en los giros más cerrados del circuito se echa en falta un autoblocante. En carretera, si el conductor es fino, es muy difícil que pierda tracción, salvo que se acelere descuidadamente a la salida de los giros más cerrados.
Un responsable directo del proyecto ST comentó que, efectivamente, un autoblocante sería un elemento interesante para un uso por circuito, pero que ellos habían encontrado el equilibrio perfecto entre facilidad de conducción y estabilidad en carretera. Los autoblocantes mecánicos o de acoplamiento viscoso son elementos reservados a los productos «RS». Por el momento Ford no ha decidido completamente si va a construir un Focus RS; de ser así, no antes de unos dos años.
Un Fiesta ST (también disponible en la presentación) es claramente más ágil en las curvas lentas de la pista y con él se disfruta de sensaciones más «deportivas». En una vuelta al circuito un Focus ST es claramente más rápido que un Fiesta ST, debido a que la diferencia de potencia es definitiva.
Las primeras 100 unidades del Ford del ST son una edición limitada, que se caracterizan porque tienen una pintura especial naranja ó azul («Electric Orange» y «Performance Blue») y porque tienen de serie faros de xenón y el control por voz «V2C». El precio de esta versión es más ventajoso. La pintura de color naranja sólo va a estar disponible en estas primeras unidades, luego desaparecerá de la gama.