Ferrari define a este modelo como un «vehículo-laboratorio» que «sin estar de hecho previsto su uso en competición, ha sido desarrollado sin ningún tipo de compromiso». Es decir, en principio no está pensado ni para ser un modelo de producción ni para competición, sino para realizar un programa de pruebas a lo largo de dos años con un grupo de «Clientes-Probadores».
Está basado en el modelo LaFerrari y como éste, tiene un sistema híbrido de propulsión compuesto por un motor de gasolina de doce cilindros en V y un motor eléctrico. El motor V12 (con un ángulo de 65º) de 6262 cm³ es distinto, con árboles de levas diferentes accionados por un sistema de distribución variable mecánico en vez de hidráulico, el circuito de admisión rediseñado y con un tratamiento especial de pulido para mejorar el flujo del aire y un sistema de escape que carece de silenciadores.
Con todos estos cambios la potencia de este motor aumenta de 800 CV (a 9000 rpm) a 860 CV (a 9200 rpm). La potencia que da el motor eléctrico también varía, pasando de 163 CV a 190 CV. Y entre ambos motores, la potencia máxima conjunta se incrementa desde 963 CV a 1050 CV. El cambio es automático de doble embrague con siete relaciones.
Ferrari dice haber evolucionado el sistema de recuperación de energía (HY-KERS) en su faceta prestacional. Hay cuatro programas: Qualify —máximo rendimiento durante un periodo de tiempo limitado—, Long Run —rendimiento constante—, Manual Boost —ofrece el mayor par disponible de manera inmediata— y Fast Charge —recarga rápida de la batería—.
Además de los cambios en el sistema de propulsión, Ferrari ha desarrollado distintos elementos aerodinámicos para mejorar el paso por curva. La parte delantera de la carrocería tiene un nuevo deflector, colocado además 30 mm más cerca del suelo, la misma distancia a la que se ha bajado el carenado inferior de la parte delantera del coche, para aumentar la velocidad del aire, lo que produce una reducción de presión y, por tanto, una mayor carga aerodinámica.
También hay varios elementos —dos verticales, una tapa y varias aletas verticales— que dirigen el aire hacia los laterales, creando flujo vertical turbulento que se utiliza para «sacar» hacia el exterior el flujo generado por las ruedas. En la parte posterior hay también diversos elementos para aumentar la carga.
Ferrari cifra las mejoras en un aumento del 50 % de la carga vertical con la configuración de baja resistencia aerodinámica, y un 30 % en el caso de la configuración de mayor carga, que supone 540 kg de carga aerodinámica a 200 km/h.
Los neumáticos —unos Pirelli sin dibujo— tienen sensores que transmiten la aceleración (longitudinal, transversal y radial), la presión y la temperatura. Según Ferrari, así se asegura un análisis preciso de la interacción entre el neumático y la pista, además de permitir actuar sobre el control de tracción «garantizando el máximo rendimiento».