El ruido proveniente del motor Diesel resta confort, en este caso acústico, a un coche que por lo demás me ha dejado un nivel de satisfacción alto. La primera impresión cuando me senté al volante es que estaba en un coche de mayor prestación que una mayoría de modelos de precio similar —la unidad que probé tenía la parte superior del salpicadero tapizada en piel (opcional)—. Después hay detalles de acabado que no me convencen, y que enumeraré más adelante.
Los asientos delanteros son cómodos, amplios y tienen reglaje eléctrico —en el asiento del conductor el reglaje de todos los movimientos es completamente eléctrico, en el del pasajero solo el apoyo lumbar y dorsal, la calefacción y la función de masaje—. Los respaldos son anchos y ofrecen poca sujeción, por lo que unido a la tapicería de piel poco adherente no invitan en absoluto a hacer una conducción deportiva.
La versión que probé tenía una pantalla multimedia que daba sensación de calidad. No es táctil, se maneja mediante botones, pero se ve muy bien, tiene alta nitidez y no genera brillos ni reflejos, al menos con el día parcialmente nublado.
No puedo decir lo mismo de los marcadores —imagen—, cuyo diseño hace que resulte farragoso interpretar la información de forma rápida. Los números del velocímetro están dispuestos de manera radial en toda la circunferencia en lugar de horizontales, y la aguja indicadora se desplaza por el exterior de manera poco ortodoxa. Esto provocaba que nunca supiera al primer vistazo la velocidad a la que circulaba, sensación que no desapareció con el paso de los kilómetros. El cuentarrevoluciones digital tampoco es fácilmente legible. No hay un indicador de temperatura del líquido refrigerante del motor.
La visibilidad hacia adelante es buena, aunque sentado en la posición más baja de la banqueta el borde inferior de la ventanilla queda alto para un conductor de mi estatura (1,72 m). Hacia atrás ocurre lo contrario, hay muy poca visibilidad debido al pequeño tamaño de la luneta. Gran parte de la visión que abarca el espejo retrovisor central lo ocupa el techo, los pilares y los reposacabezas traseros, y solo un pequeño hueco interior es de visión al exterior. Los retrovisores laterales sí ofrecen un campo amplio de visión. En la versión que probé tenían el sistema de detección de vehículo en ángulo muerto, cuyo funcionamiento me pareció correcto.
El DS 4 dispone de un apoyabrazos central para las plazas delanteras (regulable según versiones). Debajo están las conexiones para fuentes de sonido externas y la toma de 12 V, que van disimuladas con unas tapas de plástico duro de aspecto y tacto frágil. Toda la parte baja de la consola es de plástico duro, aunque su aspecto es bueno. Hay un hueco portabebidas justo entre las dos plazas delanteras que queda muy retrasado y obliga a buscar con la mano la lata o botella mientras conducimos.
El DS 4 se distingue del Citroën C4 además de por su diseño exterior, por detalles de acabado y equipamiento, como el «parabrisas panorámico», que permite ampliar la superficie acristalada visible de la luna delantera desde el interior desplazando hacia detrás dos piezas del techo donde se alojan los parasoles. Cuando se abren aumenta la luminosidad interior. Por contra, no hay asideros en el techo para los asientos delanteros.
Los pedales tienen un toque «deportivo» que no me convence. Son de metal pulido con tacos de goma negra, pero su adherencia es mucho menor de la deseable. Con zapatos de suela lisa resbalan y obligan a conducir recolocando el pie permamentemente. Hay modelos de la competencia con un acabado similar en los que está mejor resuelto.
En las plazas traseras el espacio es justo y el acceso por las puertas poco amplio. Es un ejemplo claro donde la forma ha primado sobre la función, ya que el Citroën C4 tiene mejores cotas. El maletero tiene 359 litros de capacidad, 39 litros litros menos que el Citroën C4 —ficha comparativa—. La inclinación del respaldo trasero no es muy vertical, por lo que en este aspecto el confort no queda afectado.
El equipamiento es más abundante que el de un Citroën C4, aunque el precio también es más alto. Hay detalles poco prácticos como la imposibilidad de abrir las ventanillas traseras. Otros aspectos están bien resueltos, como el tapizado del salpicadero. Los responsables de DS dicen que el interior requiere de 15 horas de trabajo a mano solo en el trabajo de la piel. La unidad que probé tenía un acabado elegante de cuero marrón con hilo celeste. Desconozco el porcentaje de piel natural y cuero sintético empleado, pero la sensación visual y táctil es muy agradable.