El salpicadero del Terramar tiene un aspecto moderno, limpio y despejado de botones y mandos. La protagonista principal es la enorme pantalla que hay en la parte superior del mismo (12,9 pulgadas), que sirve para manejar la mayoría de las funciones del coche y que tiene un funcionamiento muy bueno. Es rápida, los menús están bien estructurados y el área donde se ha de pulsar para activar/desactivar funciones es grande por norma general. Y lo mismo ocurre con la pantalla que hace las veces de instrumentación: es grande (10,25 pulgadas), admite un alto grado de personalización y tiene una resolución muy buena.
Con todo, hay detalles que empañan ligeramente la experiencia de uso, al menos inicialmente (es probable que, con el tiempo, uno se acostumbre a ello). Al menos en mi caso, he echado en falta algunos botones o mandos para manejar las funciones de uso más frecuente, como por ejemplo el climatizador o el volumen del sistema de sonido (estos se siguen manejando desde una pequeña superficie táctil que hay bajo la pantalla del sistema multimedia; al menos ahora está retoiluminada). Además hay otro detalle ergonómicamente cuestionable: la ubicación del mando que sirve para ajustar los espejos retrovisores exteriores. Su acceso puede llegar a ser complejo —aunque esto depende mucho del tamaño de la mano— porque el asidero para cerrar la puerta es muy voluminoso y apenas deja espacio para alcanzar dicho mando.
Lo que no admite tacha es el volante, que como en otros modelos de CUPRA, incluye botones físicos en los brazos laterales (no hay superficies táctiles como en otros modelos del Grupo Volkswagen) y un par de mandos satélites que sirven para elegir los distintos modos de conducción y para encender o apagar el motor. Además, el tacto de la piel que lo recubre es bueno (a pesar de ser piel sintética) y tiene un grosor que lo hace muy agradable de asir (aunque aquí entran en juego los gustos personales). Otro detalle positivo: el mando selector del cambio está situado en la columna de la dirección, un lugar muy cómodo y que despeja la consola central.
Tampoco hay pegas en cuanto a los materiales utilizados para el recubrimiento del habitáculo y los ajustes entre las distintas piezas, que son muy buenos. Ciertamente no se percibe como un coche especialmente lujoso, pero hay muchas superficies acolchadas o con un tratamiento superficial muy agradables tanto a la vista como al tacto y la mayoría de huecos portaobjetos tienen el fondo de goma. Quizá las salidas de aire y sus respectivos mandos para orientar el flujo de ventilación, así como las manetas interiores para abrir las puertas, sean los detalles menos cuidados (son de un plástico poco refinado), pero es un detalle poco representativo de la calidad que, en general, se percibe en el habitáculo.
Plazas traseras y maletero
Las mediciones que hemos tomado en el Terramar son prácticamente idénticas a las del Volkswagen Tiguan, algo lógico teniendo en cuenta que están fabricados sobre la misma plataforma (MQB Evo) y que tienen una carrocería de dimensiones casi calcadas. En las plazas posteriores hay un máximo de 73 cm de espacio para las piernas, 139 cm de anchura entre puertas y 96 cm de altura libre al techo (aquí hay dos cm menos que en el Tiguan, en ambos casos versiones con techo panorámico instalado). No son datos de record en ninguna de las cotas, pero todas son de notable y, en conjunto, permiten que dos adultos de estatura media o un poco superior (calculo que hasta 190 cm aproximadamente) viajen con desahogo.
Frente al CUPRA Ateca, que es el modelo al que sustiuirá el Terramar, hay más o menos la misma altura y anchura, pero más espacio para las piernas. Además hay tres detalles que marcan la diferencia: las banquetas se pueden mover en sentido longitudinal a través de un carril (son 15 cm de recorrido), los respaldos tienen ajuste en inclinación (además lo hacen en un ángulo muy amplio) y hay un climatizador independiente del de las plazas delanteras.
El maletero del Terramar tiene más o menos capacidad en función del motor elegido. Las versiones de gasolina o microhíbridas, incluidas las de tracción total, tienen 508 litros, mientras que las híbridas enchufables se quedan en unos modestos 400 litros (la batería del sistema propulsor ocupa parte del hueco que hay bajo el piso). Los 508 litros máximos que puede tener el modelo son más bien discretos en relación con el tamaño de la carrocería. Queda muy lejos de los mejores en este sentido, entre los que está su primo-hermano el Tiguan (hasta 652 l), pero también el Hyundai Tucson (hasta 620 l). Listado de SUV de entre 4,4 y 4,65 m de longitud ordenados por volumen de maletero.
Cifras aparte, se trata de un maletero aprovechable porque sus formas son muy homogéneas. Tiene un piso que se puede colocar a dos alturas distintas y los habituales accesorios para colocar la carga: perchas en las paredes laterales, ganchos de metal en los extremos del piso para colocar una red (u otros accesorios) y un hueco compartimentado en cada una de las paredes laterales. La iluminación corre a cargo de dos plafones de tipo led y el portón puede tener apertura y cierre automatizados con función manos libres (al dar un puntapié por debajo del paragolpes se activa el funcionamiento).