El VZ5 es el Formentor más potente y con una puesta a punto más deportiva de toda la gama. Tiene un motor de cinco cilindros y 390 caballos similar al que llevan algunos Audi de la gama RS (RS 3, RS Q3 o TT RS, por ejemplo), un sistema de tracción total más sofisticado que el de otras versiones y una caja de cambios automática de siete velocidades. Su producción está limitada a 7000 unidades para toda Europa, de las cuales no hay un número determinado destinadas a España (llegarán tantas como se soliciten, hasta que se acaben).
Cuesta 65 340 euros, un precio que lo sitúa como el CUPRA más caro a la venta en la actualidad. No obstante, si lo comparamos con modelos de características similares, la situación es bien distinta: es el SUV más barato del mercado que hay con un motor de combustión de potencia parecida, y además con diferencia (listado, ordenado por precio, del SUV de gasolina de entre 350 y 500 CV).
El chasis tiene algunos elementos específicos para que su conducción sea más gratificante, especialmente al hacerlo en zonas de curvas y a un ritmo alto: una suspensión adaptativa con muelles más cortos que reducen la altura de la carrocería en 10 mm respecto al VZ 2.0 TSI de 310 CV, unas llantas de 20 pulgadas de diámetro (en el resto de Formentor, la llanta más grande es de 19") con neumáticos Good Year Eagle F1 SuperSport, unos frenos del fabricante Akebono con pinzas fijas delanteras de seis pistones y discos de 375 mm (310 mm en el eje trasero) y una dirección con desmultiplicación variable y un ajuste distinto.
Con el mismo objetivo, CUPRA ha instalado un sistema de tracción total distinto al de cualquier otro Formentor y muy parecido al que utilizan algunas versiones RS de Audi y el Volkswagen Golf R. La función más llamativa es que, además de distribuir la fuerza del motor de manera automática entre los dos ejes de ruedas, también lo pueden hacer de manera independiente entre las dos del eje posterior. Para ello hay dos embragues multidisco, uno junto a cada salida del diferencial, que funcionan mediante un actuador electromecánico.
Gracias a este sistema de tracción total, CUPRA afirma que la tendencia a abrir trayectoria bajo fuerte aceleración es mucho más reducida (el envío de potencia a la rueda trasera exterior al giro es mayor) y que, además, se pueden realizar derrapes controlados al desviar casi toda la fuerza del motor a una de las ruedas del eje posterior (para ello es necesario seleccionar el modo de conducción «Drift», que es exclusivo de esta versión).
Impresiones de conducción
Todos los Formentor que he conducido hasta la fecha me han parecido dinámicamente excepcionales, con unas reacciones que poco o nada tienen que ver con las que habitualmente se perciben en vehículos de tipo SUV: balanceo mínimo, mucha agilidad a la hora de cambiar de trayectoria y, en general, un tacto de conducción muy gratificante. El único aspecto mejorable quizá sea una efectividad que, si bien permite pasos por curva tremendamente rápidos, no «emociona» al conductor, no permite que este sienta una conexión especialmente estrecha con el coche.
Con la versión VZ5, este último aspecto queda casi completamente mitigado. Los cambios en el chasis, la suspensión y, sobre todo, en el sistema de tracción total, se notan. Y bajo mi puento de vista, lo hacen para (muy) bien, teniendo en cuenta el planteamiento deportivo y prestacional del coche. Cuando se seleccionan los modos de conducción más extremos (Sport o CUPRA, especialmente este último), la sensación es la de estar llevando un coche ligero (que realmente no lo es; pesa 1686 kg), de reacciones rápidas y precisas y en el que es posible modificar la trayectoria en curva con los pedales, bien sea «ahuecando» o bien a golpe de gas (es relativamente sencillo salir de curvas con el eje trasero deslizando).
Y lo mejor de todo es que para disfrutar a sus mandos no es necesario ser un experto al volante; el coche lo pone siempre muy fácil y las ayudas electrónicas salen al rescate de manera eficaz cuando se comente un error de cálculo. Queda claro, por tanto, que la puesta a punto del chasis del VZ5 es sobresaliente y que la diversión al volante es claramente superior (incluso tomando como referencia al VZ de 310 CV).
Pero no es un coche perfecto. La suspensión, que no tiene un ajuste especialmente duro en ninguna de sus 15 posiciones (teniendo en cuenta el planteamiento deportivo del coche), trabaja bien cuando las imperfecciones de la carretera no provocan movimientos rápidos y cortos de las ruedas y da un nivel de confort bastante bueno. En cambio, cuando la carretera tiene un asfalto muy degradado o hay baches de cierta envergadura, pierde mucha capacidad de filtrado y la calidad de rodadura se resiente de manera clara. Además, el habitáculo no tiene un aislamiento acústico especialmente conseguido (los neumáticos con 255 mm de anchura no ayudan a ello, precisamente), haciendo que los viajes por autopistas puedan llegar a cansar.
Objetivamente, el motor de cuatro cilindros y 310 CV del Formentor VZ 2.0 es más «redondo» que el de cinco cilindros y 390 CV de la versión VZ5, con una entrega de potencia más lineal, una respuesta más rápida al acelerador y un consumo mucho más bajo. Sin embargo, bajo mi punto de vista, el del VZ5 casa mucho mejor con el planteamiento y la filosofía deportivos que CUPRA le ha dado a esta versión: tiene una «patada» a medio régimen que recuerda a la de modelos de hace unos años, llega con fuerza hasta las 7000 rpm y, sobre todo, tiene un sonido muchísimo más estimulante que el 2.0 de 310 CV del VZ 2.0. No es un sonido estridente como el que tenía el Audi RS 3 de la anterior generación, pero sí que conserva el gorgoteo habitual de los motores con este número de cilindros y, sin lugar a dudas, resulta un acicate para practicar una conducción deportiva.
Según mediciones propias, el Formentor VZ5 es un coche muy rápido. Hemos cronometrado una aceleración de 80 a 120 km/h en 2,7 segundos, un dato que mejora en medio segundo al obtenido con el Formentor VZ 2.0 de 310 CV y es similar al de modelos tan dispares como el Jaguar I-PACE EV400 (2,7 s), el Porsche Panamera 4S de 441 CV (2,7 s), el Tesla Model Y de 351 CV (2,8 s) o el Ford Mustang Fastback GT Bullit de 460 CV (2,9 s). Del consumo no puedo dar una opinión certera hasta que lo probemos con más detenimiento y por nuestras carreteras habituales, pero a modo orientativo, el indicado por el ordenador de viaje durante la presentación del modelo puede servir para hacerse una idea: 14,0 l/100 km tras 180 km a un ritmo medio/alto y con toma de prestaciones. Otros compañeros de profesión obtuvieron medias inferiores (de entre 10 y 12 l/100 km) a un ritmo menor.
El cambio automático de doble embrague y siete relaciones tiene un funcionamiento correcto. Es rápido subiendo y bajando marchas y, al menos en esta primera toma de contacto, no me pareció demasiado brusco a la hora de hacer maniobras. Lo que sí es mejorable es su capacidad para adaptarse al tipo de conducción practicado: no son pocas las ocasiones en las que llega a una curva con una marcha más alta de lo deseable o, por contra, reduce más de la cuenta. Afortunadamente, es posible seleccionar un modo manual que, como novedad, no sube de marcha aunque se llegue el límite superior de revoluciones, una tarea que debe llevar a cabo el conductor mediante unas pequeñas y algo alejadas levas que hay tras el volante.
Equipamiento y otros detalles
En el Formentor VZ5 el equipamiento de serie es muy abundante y son pocas las opciones disponibles. Incluye un programador de velocidad activo que funciona en combinación con el sistema de mantenimiento de carril (función de guiado automático; Travel Assist), un sistema de cámaras que genera una vista cenital del vehículo, unos asientos de tipo baquet con reposacabezas integrados (imagen), un climatizador de tres zonas, un sistema de iluminación ambiental, una instrumentación mediante pantalla o un sistema multimedia con pantalla de 12 pulgadas y compatibilidad con Android Auto y CarPlay sin necesidad de cables.
Esta versión tiene algunos detalles exteriores distintivos fabricados en fibra de carbono, como el labio del paragolpes delantero (que mejora el flujo de aire hacia el motor y el apoyo aerodinámico; imagen) o el difusor posterior (imagen). También cuenta con cuatro salidas de escape visibles (como el VZ 2.0 TSI), pero en este caso van dispuestas diagonalmente y terminadas en un color cobre, al igual que otros detalles (imagen). En el interior, el único cambio viene dado por la instalación de unas alfombrillas específicas. Opcionalmente se pueden pedir unos asientos delanteros de tipo baquet distintos a los de serie, tapizados en piel y con unos laterales más prominentes (son muy buenos tanto por sujeción del cuerpo como por comodidad; imagen).