El Ami es un coche pensado para realizar pequeños recorridos urbanos y para pasar poco tiempo en él. Si las condiciones meteorológicas acompañan, hasta puede resultar divertido de conducir por lo pequeño, ligero y ágil que se siente. Pero, mientras que uno tiene un cierto control sobre la distancia que va a recorrer, no lo tiene sobre el tiempo (sea duración o meteorológico). Los atascos, por ejemplo, se sufren como en cualquier otro coche, sin la posibilidad de avanzar entre el tráfico que tiene una moto o una bicicleta. Yo he probado este Citroën un día frío y lluvioso y en momentos la experiencia de conducción no fue en absoluto grata.
La suspensión es firme y hace que quien vaya dentro esté en continua agitación a poco que el asfalto no esté impecable, pero es soportable, al menos por alguien joven y sin problemas de espalda. Los baches del estilo de guardias tumbados hay que pasarlos lentamente porque la suspensión delantera responde con brusquedad ante ellos; no tanto la trasera, que los filtra con mayor suavidad.
No hay ningún tipo de aislamiento acústico y se oye todo: el motor, el trabajo de la suspensión, el rodar de los neumáticos, el viento. Todo. En parado no se oye nada de esto, solo el ruido que haya en la calle, excepto si se lleva la ventilación encendida, entonces no habrá otro ruido que el escándalo del aire saliendo con fuerza por la única ranura que hay, al lado del parabrisas (no hay modo de ajustar el caudal). Quien tenga en la cabeza que por ser un coche eléctrico el Ami se moverá con suavidad y silencio, se equivoca.
El sistema de ventilación, además de ruidoso, es incapaz de evitar que los cristales se empañen. Esto es peligroso porque no se ve si, por ejemplo, hay alguien que quiera cruzar un paso de cebra o si hay un coche en el carril al que te quieres mover. Abrir las ventanas supone dejar que entre el frío de la calle, con la incomodidad que eso supone, más aún si llueve.
A todo esto se suma que en la unidad de Ami que conduje entraba agua por el marco superior de la puerta del pasajero (a algún compañero de profesión le ocurrió lo mismo). Tras más o menos una hora de conducción, había un charco considerable en la zona de los pies; lo suficientemente grande para ver una pequeña ola moviéndose hacia delante y hacia atrás en las frenadas y aceleraciones.
El Ami tiene otro problema relacionado con el aislamiento del interior y es que la puertas tienen un agujero por debajo de la tira que se utiliza para cerrarla (imagen). Es un agujero de unos cinco centímetros de largo por dos de ancho por el que se cuela el aire de la calle.
El motor de 8,2 caballos es suficiente para salir rápido de los semáforos y moverse por las calles de una ciudad. La velocidad máxima es de 45 km/h (puede llegar a 46-47 km/h si es cuesta abajo), por lo que en avenidas amplias como el Paseo de la Castellana de Madrid te conviertes en uno de los vehículos más lentos. Cuando se suelta al acelerador, la retención que da el motor eléctrico es considerable y, bien gestionada, puede servir para utilizar poco los frenos.
Me es difícil hacer una estimación de la autonomía del Ami, pero pienso que en condiciones normales puede estar en torno a 50 km. Yo hice con él un recorrido de 17 kilómetros, todos por ciudad, conduciendo de forma poco eficiente (con muchas aceleraciones a fondo) y con la calefacción casi permanentemente encendida. Comencé con el icono de batería una raya por debajo del 100 % (autonomía indicada de 65 km) y terminé con ella más o menos por la mitad (autonomía indicada de 34 km). Es decir, hice un 55 % de los kilómetros que el coche estimaba que podía hacer.
Los neumáticos —Barum Brillantis 2 en medida 155/65 R14— dan poco agarre en mojado y pierden tracción a poco que se acelere con algo de ímpetu desde parado. El Ami no tiene ABS y una frenada fuerte con lluvia se traduce en que las ruedas se bloqueen y el coche pierda la trayectoria. Afortunadamente, como no se puede ir muy rápido con él, es difícil que este problema termine en algo grave.
No tiene dirección asistida, pero cuesta poco moverla en parado y, al ser la carrocería tan pequeña, el Ami es muy fácil de aparcar. Un detalle curioso es que la palanca de los intermitentes no tiene autocancelación, es decir, que cuando se acciona y giramos al lado que estamos indicando, la palanca no vuelve a su posición automáticamente al quitar giro de volante, si no que se queda ahí hasta que la movamos con la mano.