El Malibu es cómodo en términos generales ya que a suspensión filtra bien las irregularidades del asfalto, salvo cuando son muy grandes. Aún así, no resulta incómodo en términos generales. En carreteras sinuosas o al atravesar juntas de dilatación en mal estado, la carrocería tiene movimientos amplios.
La visibilidad desde el puesto de conducción es buena a pesar de que la luneta y los retrovisores son pequeños. Aunque el capó es largo, se ve bien donde termina y es sencillo controlarlo para no rozar la carrocería al aparcar. Hacia atrás es algo más difícil por lo que resultan muy útiles los sensores de ayuda al aparcamiento. El Malibu no puede llevar ni siquiera en opción una cámara de visión trasera, todavía más útil que los sensores.
A pesar de su tamaño exterior —4,86 metros—, gira en poco espacio y se puede maniobrar relativamente bien con él en calles o aparcamientos estrechos. En este sentido, es mejor que, por ejemplo, un S60, y eso que éste mide 14 centímetros menos (ficha comparativa). La dirección tiene buen tacto y 2,7 vueltas entre topes.
Es un coche muy bien aislado acústicamente. El ruido de rodadura solo es perceptible a velocidad alta y el del motor apenas llega al habitáculo, al menos en la versión Diesel 2.0 VCDI de 160 CV que hemos probado —probablemente en la variante de gasolina tampoco ya que, normalmente, este tipo de motores es más silencioso que los Diesel—.
Este motor Diesel funciona con suavidad y responde bien al acelerador. Mueve bien al Malibu —que pesa 1670 kg en condiciones de homologación, con todos los líquidos y un conductor de 75 kg—.
Según nuestras mediciones, el Malibu 2.0 VCDI de 160 CV da unas prestaciones normales para su potencia. Es más rápido que modelos de similar tamaño y de 150 a 165 CV, como un Volvo S60, un Opel Insignia o un Renault Latitude, aunque hay otros menos potentes, como un Renault Laguna, un SEAT Exeo o un Audi A4, que aceleran mejor. Las recuperaciones en marchas largas son también normales (tabla comparativa).
El Malibu 2.0 VCDI de 160 CV tiene un consumo medio homologado de 5,1 l/100 km —0,9 l/100 km más con cambio automático—. No es un gasto de carburante bajo ya que hay varios modelos de similar tamaño y potencia que gastan menos, entre 4,9 y 4,3 l/100 km (listado comparativo). En nuestro habitual recorrido de consumo, un trayecto de 143,3 km por autovía, ida y vuelta, con continuos desniveles y que realizamos a velocidad constante para lograr una media de 120 km/h, el Malibu gastó 6,5 l/100 km. Hay algunos modelos parecidos, por tamaño y potencia que hemos probado que gastaron menos, como se puede ver en la siguiente tabla.
Datos de consumo. Mediciones de km77.com | ||
Modelo | Velocidad media (km/h) | Consumo (l/100 km) |
Chevrolet Malibu 2.0 VCDI 160 CV | 120 | 6,5 |
BMW 320d EfficientDynamics 163 CV | 118 | 4,5 |
Mercedes-Benz C 220 CDI BlueEFFICIENCY Aut. 170 CV | 121 | 5,7 |
Audi A5 Sporback 2.0 TDI 170 CV | 121 | 5,9 |
Lexus IS 200d 150 CV | 120 | 6,2 |
Renault Latitude dCi 150 FAP eco2 150 CV | 121 | 6,6 |
Citroën DS5 Hdi 160 Sport Aut. 160 CV | 120 | 7,6 |
La caja de cambios manual de seis velocidades que lleva el Malibu 2.0 VCDI de 160 CV es muy agradable de utilizar porque tiene muy buen tacto. La palanca es pequeña y tiene unos recorridos cortos y bien guiados. Opcionalmente (1640 €) hay una transmisión automática de convertidor de par y seis relaciones. Curiosamente, en la versión de gasolina, el cambio automático no supone sobrecoste.
Nuestra unidad de pruebas sobresalió por su buena frenada, la mejor entre las berlinas de su tamaño que hemos probado. Con 49,7 metros para detenerse partiendo desde 120 km/h, es de los pocos modelos de sus características que baja de 50 metros. La mayoría necesitan entre 52 y 54 metros (tabla comparativa).
El Malibu 2.0 VCDI de 160 CV que probamos llevaba unos neumáticos Continental ContiSportContact 3, en medidas 245/45 R18 96W, que daban una adherencia muy buena, al menos en seco.
La unidad que tuvimos durante una semana tenía unos errores de velocímetro, distancia y consumo pequeños (más información).