La unidad que hemos probado del Alfa Romeo 4C tenía montadas varias de las opciones que pueden afectar a las cualidades dinámicas: las llantas de 18 y 19 pulgadas (para el eje delantero y el trasero respectivamente), la suspensión deportiva y el tubo de escape «racing».
He probado el 4C únicamente dos días, durante los que he recorrido aproximadamente 800 kilómetros. La impresión que tengo es que transmite una serie de sensaciones que parecían olvidadas en el panorama automovilístico actual y que deben estar próximas a las que ofrecían los deportivos de hace algunos años (eso sí, con la seguridad que proporcionan todos los sistemas electrónicos de asistencia, como el control de estabilidad). Es un coche para quien busque sensaciones próximas a las de un coche competición y efectividad en curva, a costa de lujos, silencio o suavidad de reacciones.
Los dos puntos que marcan de forma definitiva la «convivencia» con el Alfa Romeo 4C es elevado nivel de ruido que existe en el habitáculoy el peculiar tacto y dureza de su dirección. El ruido a ralentí casi no deja escuchar la radio a un volumen que sería normal en casi cualquier otro coche del mercado. Por carretera, y ya no digamos si se conduce rápido, imposibilita una conversación fluida con el acompañante. De hecho, el ruido invita a usar unos tapones para los oídos y anula la utilidad del teléfono manos libres por Bluetooth. Sin embargo, es un ruido que algunos conductores pueden apreciar porque se distinguen con gran claridad los distintos sonidos que produce el motor: de admisión, del turbo, de la válvula de descarga o de la inyección.
La dirección es la otra gran protagonista. En parado, porque hay que hacer mucha fuerza sobre el volante pues no tiene asistencia. Como ocurría en los coches de hace años que tampoco tenían este elemento, las maniobras son mucho más cómodas si se mueve el volante con el coche moviéndose, aunque sea muy lentamente. En marcha, también presenta peculiaridades porque parece que los primeros dos o tres grados de giro de volante apenas cambian la trayectoria del coche; es una sensación parecida a como si tuviera una pequeña holgura.
En curvas tiene muy buen tacto y da sensación de control. Sin embargo, exige un conductor atento porque sigue siendo necesario hacer muchas correcciones cuando se sobrepasan pequeñas roderas, cambios de inclinación y otras imperfecciones del firme (que en otros coches pasan casi desapercibidas). Es un coche que exige estar concentrado y haberle cogido el tranquillo para conseguir trazar bien las curvas. La motridad es muy buena y por ese motivo no es fácil que se descoloque (que sobrevire) por exceso de aceleración mientras se traza una curva.
La suspensión opcional es muy dura y firme, pero tiene suficiente capacidad de absorción de irregularidades. Gracias a esa suspensión, la carrocería casi no cabecea ni balancea, incluso en momentos de máxima solicitud en curva. Cuando se rueda por firmes en mal estado, lasuspensión hace que la carrocería tenga movimientos verticales muy cortos y rápidos, pero no da la impresión de que las ruedas reboten sobre el piso (como a veces ocurre en los coches con suspensiones muy duras).
El Alfa Romeo 4C pesa 995 kg con conductor y líquidos y la potencia del motor es 241 caballos, lo que da una relación entre peso y potencia de 4,1 kg/CV. Como esta relación es muy favorable, la aceleración es mucho más elevada de la habitual en otros vehículos de potencia parecida: el Alfa Romeo 4C acelera más que todos los coches de potencia semejante que han pasado por km77.com, todos ellos mucho más pesados. Por lo tanto, tiene más sentido comparar sus prestaciones con las de deportivos de mucha mayor potencia (y también peso y precio), como pueda ser un Porsche 911 Carrera de 349 CV (4,2 kg/CV). Tabla comparativa de prestaciones. La respuesta del motor es contundente desde bajo régimen hasta unas 6800 rpm, que es donde se produce el corte de alimentación; en consecuencia es un motor que permite circular a buen ritmo aunque no se lleve a un régimen elevado. La aceleración no siempre llega de forma inmediata a cada solicituda con el acelerador, sino que se hace esperar unos instantes (tampoco mucho) hasta que el turbocompresor empieza a funcionar de manera efectiva.
El consumo de carburante es bajo, quizá debido al reducido peso y a la teóricamente baja resistencia aerodinámica al avance. En nuestro recorrido habitual (que es de 143,3 kilómetros por una autovía con fuertes pendientes y buscando una media de 120 km/h) ha gastado 7,6 l/100 km, valor al que no se acerca ningún deportivo de similar capacidad de aceleración. Este consumo también es más bajo del que suelen tener los vehículos con motor de gasolina de potencia parecida. El depósito tiene 40 litros, que son suficientes para que las paradas a repostar no sean muy frecuentes siempre que la conducción sea tranquila. El consumo sube considerablemente cuando se utiliza frecuentemente la máxima capacidad de aceleración, pero en cualquier caso, creo que es más reducido del habitual para la aceleración disponible.
El cambio de marchas es automático de seis relaciones. En la consola no hay una palanca, sino unos botones para seleccionar el avance (marcado con un 1), la marcha atrás (R) y el punto muerto (N). También es posible que su funcionamiento sea completamente automático o manual (A/M). Cambia de marcha con mayor o menor rapidez en función del programa de conducción elegido (que se elige con el mando «DNA», del que damos más información más abajo) y con mayor o menor brusquedad según el coche se encuentre en una recta o en una curva (es más suave en una curva). El cambio tiene una función llamada «Launch Control» con la que se consigue la máxima aceleración posible desde parado.
Como otros modelos de Alfa Romeo, el mando «DNA» permite variar la respuesta del motor, la dirección, la transmisión y el sistema de tracción según tres selecciones: «Dynamic», «Natural» and «All Weather». En el 4C hay una cuarta posibilidad, llamada «Race», enfocada a una conducción deportiva que desactiva el control de estabilidad. Según el modo seleccionado cambia el color del cuadro de instrumentos, que es una pantalla (imagen; rojo para «Dynamic», gris para «Natural», azul para «All Weather» y amarillo para «Race»).
Sea con el programa que sea, el cambio de marchas cumple correctamente su cometido, pero sin sobresalir: no es especialmente rápido, ni suave a la hora de elegir una u otra relación. Por su calidad de funcionamiento no está al nivel del que tienen los mejores cambios de marchas automáticos, por ejemplo, porque a veces es algo brusco en las maniobras y también cuando se circula a mayor velocidad .
El tacto del freno es muy duro especialmente en la parte inicial del recorrido. La capacidad que tienen los frenos para detener el coche es muy elevada y el tacto bueno. He conducido el Alfa Romeo 4C por carretera abierta al tráfico y no he notado que desafallezcan en un uso intenso; no tengo idea de qué resultado darán en circuito.