De los dos ejes de un sistema conectable automáticamente
(delantero y trasero), uno es el principal y otro el secundario.
El eje principal está engranado a la caja de cambios
y recibe directamente la fuerza del motor. El eje secundario
no está engranado con la caja de cambios y no recibe
directamente la fuerza del motor, sino a través del eje
primario. El eje secundario se acopla al eje principal mediante
un dispositivo de fricción, bien un acoplamiento viscoso
o bien un embrague multidisco (más
información sobre estos dispositivos).
Cuando el eje principal gira más que el secundario,
porque tiene menos adherencia y aumenta su deslizamiento,
el dispositivo de fricción hace que el eje principal
arrastre al secundario en mayor o menor medida. La fuerza
que hace el eje secundario es proporcional al rozamiento que
hay en ese elemento de fricción; cuanto más
rozamiento, más fuerza hace el eje secundario. El extremo
es que los dos semiejes lleguen a ser solidarios.
Si las ruedas en los dos ejes tienen la misma adherencia,
el eje secundario nunca podrá hacer más fuerza
que el eje principal. Como máximo, cuando los dos ejes
están unidos solidariamente, las cuatro ruedas hacen
la misma fuerza. Si hay diferencias de deslizamiento entre
las ruedas, entonces sí es posible que el eje secundario
haga más fuerza que el principal.
En todos los sistemas de fricción con un elemento
viscoso y en algunos de los que tienen un embrague multidisco,
la fuerza que hacen las ruedas del eje secundario es proporcional
al deslizamiento de las que tienen las del eje primario.
En la mayoría de los sistemas de embrague multidisco
que hay actualmente, el embrague está controlado electrónicamente.
Gracias al control electrónico, es posible variar la
fuerza que hace el eje secundario en función de otras
variables, además del deslizamiento en el eje primario.
En la segunda mitad de los 80 y primeros 90 fueron comunes
los sistemas conectables automáticamente mediante un
elemento viscoso. Actualmente, el acoplamiento viscoso se
sigue empleando en deportivos de motor trasero o central trasero
que, por la posición del motor, tienen buena tracción
en el eje trasero y no necesitan que el delantero haga mucha
fuerza. Así ocure en modelos como el Audi R8, los Lamborghini
Gallardo y Murciélago o el Porsche 911 Carrera 4.
Para otros tipos de uso, bien en turismos o bien en todo
terreno ligeros (por ejemplo, el Honda CR-V, el Lando Rover
Freelander 2 o el Toyota RAV 4), lo normal es que los sistemas
conectables automáticamente tengan un embrague multidisco
controlado electrónicamente. Todos los modelos con
un sistema de tracción Haldex pertenecen a este grupo. |