Más eficaz en subviraje
El
control de estabilidad es un sistema que, hasta un cierto punto,
limita la pérdida de trayectoria deseada por el conductor.
La pérdida de control de un vehículo puede producirse
por dos motivos: bien que el coche gire menos de lo que quiere el
conductor, o bien que el giro del coche sea excesivo sobre su eje
vertical, lo que puede acabar en un «trompo». A la primera
de esas reacciones se le denomina «subviraje» y a la
segunda «sobreviraje».
El control de estabilidad tiene sensores distribuidos en varios
lugares del coche que miden ángulo de la dirección, momento
de guiñada, y aceleración lateral. Además,
utiliza sensores del ABS,
como los que determinan la velocidad de cada rueda.
Las información queda recogida en un ordenador, que determina
la trayectoria real del coche y la compara con la trayectoria ideal
dada la orientación de las ruedas directrices, según
un modelo matemático.
Si
el coche pierde la trayectoria por sobreviraje, el control de estabilidad
frena la rueda (aplicando los frenos en dicha rueda o incluso reduciendo
la potencia del motor, dependiendo de las circunstancias) delantera
exterior al viraje.
En caso de subviraje, un control de estabilidad de primera generación,
frena la rueda trasera interior la curva.
Un control de estabilidad de primera generación funciona
muy bien en el primer caso, pero normalmente es mucho menos eficaz
si el coche tiende a seguir la tangente de la curva.
Desde 2002 se utilizan nuevos controles de estabilidad más
eficaces en estas circunstancias. Opel lo denomina «ESP Plus»
(hecho por TWR) y lo tiene el nuevo Vectra,
Renault lo llama «ESP con control de subvirado» (Bosch)
y lo tiene el Mégane
y el nuevo monovolúmen Espace.
También está disponible en otros modelos, como el
Mazda6
y el Saab
9-3 Sport Sedán. Conforme aparecen nuevos modelos, la
presencia de este elemento de seguridad es cada vez más habitual.
El
objetivo, es crear una fuerza mayor y contraria la que determina
que el coche siga recto en una curva. En caso de una pérdida
grande de adherencia no suele ser suficiente frenar una sola rueda:
los controles de estabilidad de segunda generación son capaces
de frenar varias ruedas en caso de subviraje, incluida —al
menos— una rueda delantera. Ésta es la principal diferencia
con respecto a uno de los primeros controles de estabilidad.
En el caso de Opel, el sistema frena las dos ruedas traseras y
la delantera del interior de la curva. El control de estabilidad
de Renault, en el caso del Mégane, puede frenar las dos ruedas
del interior de la curva. En el Espace se pueden frenar las dos
ruedas interiores de la curva en caso de pequeña pérdida
de trayectoria, o las dos delanteras si hay fuerte pérdida
de trayectoria (gráfico
de funcionamiento).
En todo caso, la eficacia de cualquier sistema de seguridad como
el control de estabilidad depende de la adherencia de los neumáticos.
El control de estabilidad es tanto más eficaz cuanto mayor
sea la adherencia de los neumáticos. Por ejemplo, en una
superficie de hielo o en caso de aquaplaning, el control de estabilidad
es inútil, pero sí que ayuda mucho para estabilizar
el coche después de salir de estas superficies tan poco adherentes.
Por tanto, el conductor puede influir positivamente en el funcionamiento
de este sistema de seguridad si elige unos neumáticos de
calidad, los conserva en buen estado y con la presión adecuada.
|