Por el aspecto que tiene el habitáculo y la atención que Volkswagen ha prestado a algunos detalles, el Tiguan es uno de los todoterrenos ligeros que transmite una mayor sensación de calidad.
Dadas las dimensiones de la carrocería —4,42 m de largo, 1,80 m de ancho y 1,68 m de alto—, es un coche razonablemente amplio salvo por el tamaño del maletero, que es normal. A quien valore especialmente esta relación entre dimensiones exteriores y capacidad, el Toyota RAV4 le resultará más conveniente, si bien las plazas delanteras del Volkswagen permiten acoger a conductores de mayor talla.
La posición al volante queda a medio camino entre la de un turismo y la de un todoterreno. La banqueta queda relativamente alta respecto al suelo y las piernas no van muy estiradas. Una característica distintiva del puesto de conducción del Tiguan es lo alto que está el salpicadero y la columna de la dirección. Casi todos los que hemos conducido el coche hemos bajado el volante y subido el asiento para ir más cómodos, cuando lo normal es que siempre vayamos sentados en la posición más cercana al suelo posible.
Tener que llevar el asiento elevado no supone ningún problema para personas de talla media ni, incluso, para aquellos que midan algo más de 1,90 m de estatura ya que la altura libre en el habitáculo es grande, incluso con la opción del techo panorámico. Un posible inconveniente de que el asiento quede alto es que a algunas personas les puede resultar más incómoda la entrada y salida del interior.
El volante tiene ajustes en altura y profundidad. El asiento del conductor tiene los reglajes habituales incluido el del apoyo lumbar. Da una sujeción correcta y su relleno firme permite hacer viajes largos sin resentirse aunque a las personas corpulentas quizás les molesten los resaltes laterales del respaldo. No puede variarse la inclinación del reposacabezas pero no nos parece algo necesario porque tal y como está queda muy cerca de la cabeza —que es como debe ir—.
En las plazas traseras se pueden acomodar tres pasajeros. Eso sí, el que vaya en la plaza central deberá colocar los pies a los lados del túnel de la transmisión, que es estrecho y alto.
Esta segunda fila de asientos, que está dividida en dos partes (60/40), puede desplazarse longitudinalmente 16 cm (imagen) mediante una palanca que hay bajo el asiento, por lo que sólo se puede accionar desde el habitáculo. Gracias a este mecanismo es posible ampliar el volumen de carga del maletero perdiendo algo de espacio para las piernas de los ocupantes, o a la inversa. Con los asientos en la posición más adelantada, el espacio para las piernas es muy pequeño. De igual modo, las dos partes del respaldo pueden regularse en inclinación tirando de una pieza textil que hay en el lateral.
La atención a los detalles me parece mejor que en otros muchos coches de un precio similar como el Peugeot 4007 —y los otros dos modelos casi idénticos, Citroën C-Crosser y Mitsubishi Outlander, o el Toyota RAV4. Por ejemplo, las piezas de plástico que protegen los bajos de las puertas por el exterior impiden que se acumule la suciedad en el umbral y así no se ensucia el pantalón al subir o bajar del coche. O el correcto sellado de las puertas: hemos conducido el coche por pistas muy polvorientas y no entró nada de suciedad al habitáculo —tampoco hemos notado el olor característico del polvo—. Además, todos los lugares destinados a guardar objetos están recubiertos de goma o un material textil que impide que se dañen.
Otro detalle indicativo de que es un coche bien hecho es la ausencia de vibraciones por piezas mal ajustadas. En la unidad de pruebas no hemos oído ningún «grillo» tras recorrer más de 100 km por pistas de tierra, algunos de ellos por zonas en muy mal estado.
En el habitáculo hay muchos lugares para guardar cosas. Algunos de ellos son la repisa del salpicadero, los cajones bajo los asientos delanteros, un hueco oculto debajo de los mandos del climatizador o las grandes bolsas de las puertas. En los respaldos de los asientos delanteros hay una pequeña mesita plegable (imagen).
La iluminación del habitáculo está bien resuelta con un plafón con luces de lectura delante del todo, luces junto a los asideros traseros, en el maletero y unas lámparas en la zona de los pies —la intensidad de estas se puede configurar desde el ordenador de viaje—.
El maletero tiene 395 l de capacidad, menos que, por ejemplo, un Audi Q5 (540 l). Sus formas son regulares y está tapizado completamente. Cuenta con algunos accesorios para facilitar el transporte de la carga: ganchos, argollas o un doble fondo con algunos compartimentos. En este doble fondo va la rueda de repuesto, que es de distinta medida al resto y, por tanto, de uso ocasional y a una velocidad inferior a 80 km/h.
Para ocultar el equipaje hay una bandeja rígida. A diferencia de otros modelos que también tienen los asientos traseros con desplazamiento longitudinal, en el Tiguan no hay nada que cubra el espacio que hay entre la bandeja y los respaldos cuando los asientos están en la posición más adelantada.
Hemos conducido dos unidades del Tiguan con distinta combinación de colores interiores: una tenía todos los revestimientos oscuros, mientras que la otra era oscura en la mitad superior y de color claro en el resto y el tapizado de los asientos (imagen). Aunque este último daba mayor sensación de amplitud, creo preferible el que es completamente oscuro porque la suciedad se nota mucho menos.
Hay un detalle mejorable en el reposabrazos trasero: el respaldo de la plaza central, al abatirlo, hace las veces de un apoyabrazos. Si no se usa, la cara que queda en el lado del maletero está tapizada de piel y se puede deteriorar fácilmente con la carga, además de ensuciarse. Esta pieza se puede quitar —dejando a la vista dos posavasos—, pero no hay donde guardarla.
Una de las muchas opciones del Tiguan es un techo panorámico de cristal. Cubre casi todo el techo y está formado por dos hojas, la mitad delantera practicable y la otra fija. Para proteger a los ocupantes del sol hay una cortinilla que cubre todo el techo. Su accionamiento es eléctrico (secuencia de imágenes).