Volkswagen Sharan (2010) | Impresiones de conducción

26/11/2010 |Alfonso Herrero

Dinámicamente, el Volkswagen Sharan destaca por lo cómodo que es. Me parece excelente la capacidad de amortiguación que tiene la suspensión: consigue que la carrocería se mueva poco sin resultar en absoluto incómoda.

Dadas sus dimensiones y peso, tampoco se trata de un coche torpe. En carreteras de curvas se desenvuelve sin problemas. Un Lancia Voyager puede ser más cómodo en algunas circunstancias (la suspensión es mucho más blanda) pero en carreteras de curvas no puede seguir el ritmo del Sharan. Además de por la suspensión, el Volkswagen Sharan es cómodo porque está muy bien aislado acústicamente. Ni el ruido del motor, ni el de rodadura ni el aerodinámico resultan molestos.

En ciudad es donde le encuentro más inconvenientes. La carrocería es muy voluminosa, los retrovisores exteriores no son grandes y el diámetro de giro es 11,9 metros. Aún con el sistema de ayuda al aparcamiento (sensores de ultrasonidos que advierten de la distancia a un objeto) resulta difícil saber donde están las esquinas delanteras.

También puede tener un sistema de aparcamiento semiautomático. Un sensor calcula si los huecos que hay a los lados son suficientes para estacionar en línea. Si lo son, aparece un mensaje en la pantalla y el conductor tan sólo debe manejar los pedales y la caja de cambios, ya que el volante se mueve automáticamente. Como se puede ver en este vídeo, no siempre funciona correctamente.

El motor Diesel de 140 CV puede resultar escaso para quien viaje con el coche cargado y tenga que hacer adelantamientos. También para quien espere una aceleración grande. Una solución es optar por la variante de 177 CV. Según los datos oficiales, el consumo de la versión más potente es solo ligeramente mayor (ficha comparativa).

Nosotros hemos medido las prestaciones del Sharan 2.0 TDI 140 con el cambio automático DSG (de doble embrague). Acelera exactamente igual que un SEAT Alhambra 2.0 TDI 140 manual —que es el mismo coche con detalles diferenciadores— y recupera mejor. Esto es debido a que el cambio automático tiene unos desarrollos más cortos (ficha comparativa) que benefician a las prestaciones; por el contrario, el consumo, al menos a velocidad sostenida es peor en el Sharan. En nuestro recorrido por autovía —a 120 km/h de media— el consumo real del Sharan ha sido 8,1 l/100 km, frente a 7,6 que gastó un Seat Alhambra con el mismo motor y cambio manual. Es poco para un coche tan grande y voluminoso. Nos llovió durante todo el recorrido y, en algunas zonas, el asfalto tenía charcos profundos. En seco, el consumo podría ser algo menor (un Ford S-MAX TDCi 140 CV gasto menos).

Por lo bien que funciona y lo cómodo que resulta, yo recomendaría sin duda el cambio automático para el Sharan a pesar de ese mayor consumo.

Los monovolúmenes de Ford, S-MAX y Galaxy, son más rápidos que el Sharan en el caso de las versiones manuales (con el motor Diesel de 140 CV). En cambio, un S-MAX TDCi de 163 CV con cambio automático Powershift (también de doble embrague, como el DSG) es ligeramente más lento. Ver las mediciones hechas por km77.com.

El motor tiene un sistema de parada y arranque automático para reducir el consumo cuando el coche no se mueve. En alguna ocasión puede ser conveniente desconectarlo (hay un botón en la consola). Por ejemplo, al incorporarnos a una rotonda con mucho tráfico, puede ocurrir que el motor se pare justo cuando vamos a acelerar. El rearranque es rápido pero no inmediato.

La instrumentación es poco precisa a la vez que optimista. Tanto el velocímetro —a 120 km/h de marcador se circula a 113 reales— como el medidor de consumo —que indica un 7 por ciento menos que el consumo real— (todos los errores).