La capacidad útil de la batería es de 10,4 kWh. Tras una recarga completa, la energía consumida de la red eléctrica fue de 11,2 kWh. Es decir, al menos en esa ocasión, las pérdidas durante el proceso de recarga son de alrededor del 10 %. Esa energía la almacenó en 3 horas y 37 minutos.
Con los 10,4 kWh que la batería de 13 kWh permite al sistema utilizar, el Passat GTE recorre 56 kilómetros (54 en el caso de la carrocería familiar) durante la prueba de homologación WLTP sin necesidad de que el motor de combustión entre en funcionamiento.
Durante la prueba he conseguido sin mucha dificultad aproximarme a esa cifra, sin llegar a alcanzarla, conduciendo con normalidad en un entorno urbano. Eso supone un gasto en electricidad de unos 22,5 kWh/100 km y uno económico de entre 1,4 y 4,0 €, en función de la tarifa que se tenga contratada en casa (hemos considerado una mínima de 0,06 €/kWh y una máxima de 0,18 €/kWh). Al salir del medio urbano la velocidad a la que se circula es más alta, el consumo se incrementa y la autonomía disminuye.
Cuando la carga de la batería se agota se activa el modo de funcionamiento híbrido. En esta situación ambos motores trabajan para mover el Passat. Lo pueden hacer de manera conjunta o individual, según la situación. Así es como hemos hecho la prueba de consumo en nuestro trayecto comparativo por autovía —de 144 kilómetros, con continuos cambios de altura, conduciendo con suavidad y buscando una media final de 120 km/h—, recorrido en el que ha gastado 7,5 l/100 km.
La batería tiene una potencia máxima de recarga baja, de 3,6 kWh. Puede que no tenga sentido encarecer el sistema eléctrico para cargar a mayor velocidad, dado que 10,4 kWh es una capacidad pequeña que permite recargarla entre un poco más de seis horas y menos de cuatro, según la potencia del suministro. Con el cable que trae el coche se puede cargar a 2,3 kW (tiene una intensidad límite de 10 A). Para cargar a más, hay que usar una conexión de tipo Mennekes y, por tanto, una estación de recarga (wallbox).
En el sistema multimedia hay un menú dese el cual el conductor puede ajustar algunas opciones relativas a la recarga: utilización de la batería para climatizar el coche, limitación de la potencia de recarga (en dos niveles) o ajustar el límite máximo de la capacidad recargada.
La toma de recarga está en el frontal, lo que evita problemas porque da igual a qué lado del coche esté el cargador. Está oculta en la parrilla, tras una tapa que se abre presionando, como ocurre con la tapa que esconde la boca de llenado de combustible.
Junto a la conexión hay dos pulsadores para activar la recarga programada o anularla y cargarlo en ese momento. También hay un indicador luminoso (luce de amarillo, rojo o verde) que sirve para conocer el estado de proceso (cargando, programada, batería llena o diversos problemas). Más allá de eso, la información que da el Passat sobre el proceso de recarga se limita al tiempo que falta para terminarla, dato que hay que consultar en el cuadro de instrumentos o desde una aplicación que se instala en el teléfono móvil y que no he podido probar.
Como he contado en las impresiones de conducción, también se puede activar un sistema de recarga mediante el consumo de combustible. Para ello, mientras se circula, parte de la potencia que desarrolla el motor de gasolina se emplea en mover el generador para que este produzca electricidad. Yo probé a activarlo conduciendo por autovía a 120 km/h tras agotarse por completo la batería. Inicialmente, el generador aportaba 18,5 kWh/100 km y el consumo de combustible era de 9,2 l/100 km. A los 15 kilómetros, la energía generada era de 13,4 kWh/100 km, el consumo 9,5 l/100 km y había recuperado una autonomía eléctrica de 9 km. Tras 40 kilómetros, los datos eran 12,9 kWh/100 km, 9,2 l/100 km y 25 km. A los 70, 11,1 kWh/100 km, 9,1 l/100 km y 40 km.