El Beetle tiene un habitáculo con dos plazas delanteras amplias y dos traseras con poco espacio en anchura y para las piernas, lo que será un inconveniente no sólo para que detrás viajen confortablemente adultos sino también para llevar ahí un niño en una sillita ya que obligará a llevar los asientos delanteros más cerca del salpicadero para que le quepan las piernas. Otro inconveniente de las plazas traseras es que los respaldos van casi verticales, algo que resulta incómodo durante un desplazamiento largo. Por encima de las cabezas de los ocupantes del asiento posterior está la luna del portón en lugar del techo.
En las plazas delanteras (imagen) hay mucha distancia de la banqueta al techo, lo que lo convierte en un coche recomendable para personas de mucha estatura. A mí, que mido 1,93 metros, me sobraban varios centímetros hasta el techo. Es posible ajustar la altura tanto del asiento del conductor como el del pasajero.
El puesto de conducción me ha parecido muy bueno. Todos los mandos se alcanzan con facilidad, la visibilidad es buena en todas las direcciones y tanto el volante como el asiento se pueden colocar a gusto de conductores bajos, normales o altos. Alcanzar los cinturones de seguridad no es una tarea cómoda, ya que quedan muy lejos incluso si se lleva el asiento muy retrasado.
El acceso a las plazas traseras es normal, no destaca ni por bueno ni por malo. Al tirar de la palanca que hay en el respaldo del asiento delantero, éste se abate y la banqueta se adelanta; el hueco que queda para pasar es suficiente para que un adulto de talla media y agilidad normal no tenga muchos problemas para llegar a las plazas traseras o para colocar a un niño en una sillita. El asiento delantero recupera su posición inicial al recolocarlo. En el montante central hay un asidero (imagen), similar al que había en el Beetle de 1938. Además de un guiño a la historia resulta práctico cuando hay que salir de las plazas traseras.
En general, los materiales de recubrimiento son de calidad inferior a los que se pueden encontrar en un Golf o en un Polo —en el Beetle todos los plásticos son duros—. A pesar de ello, la sensación que transmite el interior es agradable, algo a lo que contribuye que gran parte de las superficies que decoran el salpicadero y las puertas son piezas pintadas en el color de la carrocería.
Las de las puertas, a diferencia de lo que ocurre en coches de precio bajo, no son de chapa pintada, sino que se trata de un revestimiento de plástico que, en nuestra unidad, cierto es que con muy pocos kilómetros, presentaba muy buen aspecto, sin rayas. Los ajustes son correctos aunque el coche que hemos probado no da la misma sensación de solidez que un Golf al circular por carreteras bacheadas.
La información que se muestra en el cuadro de instrumentos es abundante. Hay tres indicadores de aguja —velocidad, revoluciones del motor y nivel de combustible en el depósito (imagen)— y una pantalla en la que el ordenador de viaje da datos sobre la velocidad, el consumo, la distancia y la duración del trayecto (dos parciales). También es posible consultar la temperatura del aceite, del líquido refrigerante del motor y del exterior.
Alrededor de las plazas delanteras hay muchos lugares donde dejar cosas. Como el primer Beetle, puede tener dos guanteras con tapa (imagen) —el New Beetle de 1998 no podía tener esta opción—, que no tienen iluminación. Tampoco hay luz en los parasoles ni en las plazas traseras del coche, un inconveniente grande si, por ejemplo, hay que sentar un niño en su sillita o se nos cae al suelo algún objeto pequeño. Las bolsas que hay en las puertas delanteras no son cerradas, una tira de tela elástica (imagen) sujeta lo que se deposita ahí.
Maletero
Tiene 310 litros de capacidad, 40 litros menos que un Golf. Hay modelos de similar tamaño y carrocería de tres puertas con algo más de volumen disponible, como un Opel Astra GTC, un Renault Mégane o un KIA pro_cee'd (listado comparativo).
En el maletero del Beetle hay espacio suficiente para meter un juego de tres maletas —grande, mediana y pequeña— más una mochila (imagen) o un carrito infantil (imagen) y dejar sitio para las bolsas de la compra, si bien hay que colocar la carga de forma organizada para aprovechar bien el espacio ya que, por la caída del portón, el maletero es mucho más alto en la zona próxima a los asientos que en la del paragolpes.
El maletero está tapizado —no tan bien como el de un Golf—, iluminado y tiene dos ganchos para colgar bolsas de la compra. La rueda de respuesto es de menor tamaño que las otras cuatro (imagen).