He probado durante poco más de 50 kilómetros el motor turbodiesel 1.4 D4-D. La primera impresión es la de un motor muy suave de funcionamiento y poco ruidoso. En tan pocos kilómetros no me atrevo a obtener conclusiones definitivas.
La respuesta me he parecido similar a la del 1.4 que comparten el Grupo PSA y Ford. Quizá a muy bajas vueltas responda con algo menos de brío, lo que se nota por ejemplo al arrancar desde parado sin acelerar mucho. Los desarrollos del Yaris me han parecido ligeramente largos en carreteras viradas, quizá más por esa respuesta ligeramente peor en la gama baja de revoluciones. Con todo, estas apreciaciones tienen que tomarse con reservas, a la espera de que podamos medir las prestaciones del coche con el Correvit.
Los Yaris con motor D4-D se fabrican en Japón y los que llevan el motor de gasolina en la planta francesa de Valenciennes. Todos los coches que se fabrican en Francia están dotados de dirección eléctrica con motor eléctrico y los que vienen de Japón con servodirección hidráulica tradicional. La dirección me ha parecido correcta.
La suspensión es blanda y correcta para un coche de estas características, que se va más de morro que otros coches similares con motor Diesel de potencia similar, el Ford Fiesta por ejemplo. No he llevado el Yaris de gasolina, pero Juan Manuel Pichardo comenta en la prueba que su estabilidad es buena. A falta de una comparación directa, me atrevo a decir que la diferencia de peso entre el motor de gasolina y el Diesel se deja notar, ya que el morro tiene una marcada tendencia a seguir recto.