Toyota RAV4 (2019) - Prueba | Impresiones del interior
El habitáculo del Toyota RAV4 tiene una amplitud normal —grande— para un coche de esta longitud (4,60 metros). Como los asientos están más altos que en un turismo, el acceso puede resultar más cómodo para algunas personas, bien por su estatura, bien por una menor movilidad.
El vano de las puertas delanteras no es muy alto, por lo que las personas de estatura elevada tienen que doblar el tronco más de lo habitual. Las puertas traseras no tienen este problema, pero no abren en un ángulo muy grande (el Honda CR-V, por ejemplo, es mejor en este sentido). Acertadamente, las puertas cubren la parte inferior de la carrocería, así no se ensucia la parte donde la pierna roza al entrar o salir del coche.
Es un coche amplio. En las plazas traseras hay 75 centímetros de distancia entre respaldos, son tres más que en un Mazda CX-5, lo mismo que un Renault Austral y tres menos que un Hyundai Tucson. El RAV4 es de los más anchos a la altura de los hombros junto con el Citroën C5 Aircross y el Škoda Kodiaq y de los que más distancia al techo ofrece en estas plazas posteriores (tabla comparativa de mediciones interiores).
La postura de conducción me ha parecido buena. El volante tiene una regulación en profundidad suficiente para sentarse correctamente y la visibilidad es correcta, tan solo el grueso pilar trasero puede ser una molestia en algunas maniobras.
Los asientos son amplios y me he sentido cómodo en ellos. La sujeción que dan es suficiente para un uso normal del coche. El del conductor puede tener ajustes eléctricos (sin memorias que permitan tener dos configuraciones distintas si usan el coche dos personas) pero el del pasajero no; sólo con esa opción se dispone de ajuste lumbar.
La pantalla del sistema multimedia está colocada en una posición elevada (imagen), lo cual evita tener que desviar mucho la vista de la carretera para consultarla. Es una pantalla táctil, pero tiene un par de ruletas y varios botones (imagen), lo que hace su utilización más sencilla y segura. Mide 8,0 pulgadas de diagonal y su resolución es peor que la que usan otras marcas, algo que se percibe al visualizar la imagen que captan las cámaras exteriores.
El navegador, que es opcional (800 €), me ha parecido mejorable (a mí y a varios periodistas con los que he hablado de este tema), no por su funcionamiento sino porque con el mapa es fácil confundirse en algunos desvíos (los gráficos que anuncian los giros en el cuadro de instrumentos suponen una ayuda, pero no siempre es suficiente para no equivocarse). Esta situación quedó resuelta, al menos en parte, con las unidades entregadas desde finales de 2019, momento en el que Toyota implementó la compatibilidad con Android Auto y Apple CarPlay.
El climatizador tiene sus propios mandos (imagen), algo que yo agradezco en este momento en el que hay marcas que han optado por eliminarlos para ahorrar costes y manejar todo desde una pantalla. Hay un par muy grandes (las ruletas de ajuste de la temperatura) que se pueden manejar fácilmente con guantes y otros más pequeños (los botones para el resto de funciones).
El climatizador calienta rápidamente el habitáculo en días fríos y tiene tres modos de funcionamiento: Eco, Normal y Fast. Los asientos delanteros también pueden estar calefactados; hay dos niveles de temperatura que se seleccionan desde dos interruptores que hay bajo los mandos del climatizador (imagen), con un diseño propio de los años 80 pero también con la robustez que tenían los botones de los coches buenos en aquellos años. En otros mercados, volante y asientos traseros disponen de calefacción, mientras que en los delanteros pueden tener ventilación, una función especialmente agradable en países cálidos como España.
Como es costumbre en Toyota, hay varios botones en el lado izquierdo del salpicadero, en una posición que no facilita su utilización. En el caso de la unidad de pruebas (imagen), el que conecta la función del automatismo del cambio de luces cortas a largas (otras marcas han resuelto este sistema sin necesidad de añadir un botón) y el de la apertura eléctrica del maletero, que creo que debería ser más grande y estar más a mano.
El habitáculo está cubierto con plásticos de presencia agradable en los acabados más altos, que son los que hemos visto. Los hay blandos y otros que simulan el aspecto del cuero, con pespuntes incluidos. Algunos son distintos según donde van: el asidero de las puertas es de mejor material en las delanteras que en las traseras, y hay sitios en los que se echa en falta estos recubrimientos, como en la guantera (imagen) y en el fondo de los huecos de las puertas y de los portabebidas.
En general, los materiales no dan una apariencia lujosa, pero sí transmiten la de estar en un coche bien hecho. Esto último también queda refrendado por la solidez de las distintas piezas del habitáculo, bien ancladas unas a otras y que no crujen ni se desplazan al presionarlas.
El freno de estacionamiento es eléctrico, por lo que la consola tiene más espacio para huecos (hay dos portabebidas, imagen, y un cajón con tapa). En las plazas delanteras hay hasta tres entradas USB, una conexión de tipo mechero de 12 voltios y una zona de recarga inalámbrica (imagen); en las traseras hay un máximo de dos USB y en el maletero otra toma de 12 V (imagen). Los pasajeros de las plazas traseras disponen de salidas de aire en la consola (imagen; en el anterior RAV4 no había).
En las plazas traseras hay suficiente espacio para pasajeros altos o para llevar sillas a contramarcha sin que peguen con el respaldo delantero. La inclinación del respaldo se puede variar (imagen), mientras que la banqueta va fija, como suele ocurrir en la mayoría de modelos con alguna excepción, como el Citroën C5 Aircross, el Volkswagen Tiguan y el Škoda Karoq.
El portón tiene, desde el nivel Advance, un sistema eléctrico de apertura y cierre cuya lentitud de movimiento es exacerbante. El ángulo de apertura del portón se puede configurar para evitar que este golpee contra un techo bajo en un garaje. Solo en el nivel Luxury se añade la función de accionamiento con el pie.
El maletero es grande (580 litros). Es fácil introducir bultos voluminosos en él porque el piso está enrasado con el borde de carga y no queda lejos del suelo. Salvo las cuatro argollas metálicas ancladas al chasis, no tiene ningún elemento para sujetar el equipaje o la compra. La iluminación, mediante un sencillo punto de luz en el lateral derecho, es pobre.
Esa escasez está también presente en el alumbrado del habitáculo. Sin llegar al extremo de algunos coches (hay discotecas con iluminaciones más discretas) se agradecería un poco más de luz. No es por el número de puntos (que son cuatro en el techo) sino por la poca cantidad de lúmenes que dan. También hay una iluminación ambiental tenue, de color azul, en la zona de los pies delanteras. Según el manual, el RAV4 puede tener también luces ambientales en los portabebidas de la consola y en la balda que hay encima de la guantera, pero no parecen disponibles en España.