El Toyota Land Cruiser tiene tracción total permanente con un diferencial central Torsen. Cuando las ruedas tienen una adherencia óptima, el reparto del par es de 40/60 por ciento, pudiendo llegar a un 29/71 por ciento si las ruedas delanteras patinan y a un 53/47 por ciento si patinan las traseras. Como elemento opcional también puede tener un diferencial de deslizamiento limitado Torsen en el eje trasero.
La reductora, que no se acciona mediante un mando eléctrico (como viene siendo habitual) sino mediante un mando mecánico, hace una reducción de 2,566 a 1.
De serie tiene el diferencial delantero y trasero libre. Un control electrónico de tracción (denominado A-TRC) es el encargado de frenar (hasta cierto punto) cualquiera de las cuatro ruedas que pierdan adherencia para permitir mover el coche a las que sí están sobre una superficie adherente. Este control de tracción utiliza los mismos sensores que el ABS y el control de estabilidad (VSC) y puede incluir otras dos funciones; el control de descenso y arranque en pendientes.
El control de descensos de pendientes es una opción disponible con el cambio automático y se acciona cuando, pulsando el botón correspondiente del salpicadero, está engranada la reductora y no están pisados ni el acelerador ni el freno y siempre que el coche esté circulando por debajo de 25 km/h. Actuando sobre los frenos, el sistema reduce la marcha hasta una velocidad entre 5 y 7 km/h. Si durante el descenso una rueda queda suspendida, el sistema la frena automáticamente para evitar que el coche gane más velocidad de la prevista
El control para arranque en pendientes evita que el vehículo caiga hacia atrás, por ejemplo, al cambiar del pedal del freno al acelerador. El sistema aplica los frenos durante cinco segundos como máximo. Este mecanismo es una opción disponible para las versiones con cambio automático. Funciona en las posiciones D, 3, 2, y L de la caja automática y cuando el conductor no tiene el freno pisado.