A pesar de lo que pueda parecer por su tamaño exterior, en las plazas delanteras la anchura es suficiente para que el brazo derecho del conductor no tropiece con el del acompañante al cambiar de marchas. Esta cota y la del espacio para las piernas son similares a las que ofrecen modelos más grandes, como un Renault Clio o un SEAT Ibiza. La altura no es generosa pero cabe un conductor que mida poco más de metro noventa de estatura.
El espacio disponible en las dos traseras es desigual. El motivo es que el asiento delantero del acompañante se puede poner más adelantado ya que el salpicadero, en esa zona, es menos voluminoso (imagen; no tiene guantera, en su lugar hay un portadocumentos sujeto con cuantro broches). Así, dos adultos pueden ir sentados uno tras el otro o se puede llevar un niño en su sillita en esa plaza trasera. La que hay detrás del conductor me parece poco aprovechable, salvo si éste lleva el asiento poco retrasado y el ocupante del asiento trasero es un bebé en una silla que ocupe poco espacio o un niño en un asiento elevador cuyas piernas apenas sobresalgan de la banqueta. Con el asiento del conductor muy retrasado no hay espacio para colocar un silla infantil de las que van en sentido contrario a la marcha (imagen).
La solución de adelantar el asiento del copiloto tiene un inconveniente y es que con el asiento muy adelantado, las rodillas del copiloto no tocan en el salpicadero, pero los pies se encuentran con un piso muy inclinado: la sensación es similar a lo que ocurre en la primera fila de los aviones porque, a pesar de que haya mucho espacio para las rodillas, no se pueden estirar las piernas porque los pies tropiezan con la pared que hay enfrente. Así que esta solución es válida para trayectos cortos pero no para viajar con comodidad.
En las plazas traseras hay poca altura, así que en el mejor de los casos, ahí puede ir un ocupante que no mida más de 1,70 m de estatura siempre que el copiloto no supere 1,80 m.
Para aprovechar al máximo el interior, el iQ tiene los respaldos de los asientos delanteros muy finos y el volante está achatado por su parte inferior para dar más libertad de movimientos al conductor.
Los asientos delanteros llevan los reposacabezas integrados. Son confortables a pesar de que el respaldo es muy delgado. Tiene un mullido suficiente y una dureza adecuada. La banqueta quizás resulte blanda para recorridos largos. Se echa en falta algo más de sujeción lateral cuando se conduce por carreteras por curvas, pero el iQ es un coche urbano.
Con los cambios introducidos en 2012, todos los iQ tienen regulación de altura en el asiento del conductor, algo que hasta entonces no tenían algunas versiones. En esas nos parecía que iba excesivamente alto.
El volante es regulable en altura pero no en profundidad y tiene un groso adecuado. El achatamiento inferior del aro es menos pronunciado que el que utiliza el Grupo Volkswagen y no molesta al conducir. En él están los únicos mandos para manejar el equipo de sonido de serie. El copiloto no tiene posibilidad de realizar estas funciones. El equipo de sonido opcional, que incluye navegador y conexión Bluetooth, sí puede manejarse desde el salpicadero (imagen).
El acceso a las plazas posteriores debe hacerse preferentemente por el lado del pasajero ya que ese asiento tiene mayor recorrido longitudinal que el del conductor. Los asientos se desplazan mediante dos palancas, una para abatir el respaldo y otra para mover el conjunto longitudinalmente; están colocadas en el lado exterior del asiento, lo que impide que el conductor pueda mover el asiento derecho (por ejemplo, adelantarlo cuando lleva a un niño detrás). Ninguno de los dos asientos delanteros tiene memoria de posición. El espacio para acceder a las plazas posteriores por el lado del acompañante es amplio.
El interior del iQ es vistoso, está realizado con calidad y transmite una sensación de solidez. En este sentido, está a la altura de coches más grandes y costosos. También tiene algunos aspectos mejorables, como la paupérrima iluminación interior que consiste en una única lámpara que ilumina una zona muy pequeña (el haz se concentra en un punto). Afortunadamente puede orientarse (imagen).
El maletero del iQ es prácticamente inexistente ya que sólo tiene un volumen de 32 litros: 26 litros más otros 6 del compartimento bajo el piso. En la práctica, sólo sirve para dejar una carpeta o una mochila muy fina (imagen). No cabe una mochila normal ni un bolso de ordenador.
El respaldo de cada una de las dos plazas traseras se puede abatir por separado (imagen). Para poder hacerlo, previamente hay que quitar sus reposacabezas. De esta forma, el maletero tiene una capacidad de 395 litros y mide 66 centímetros de longitud, por lo que resulta bastante aprovechable (imagen).
Para evitar que los bultos salgan lanzados en caso de un golpe o un frenazo brusco hay una tela que se coloca con unos corchetes en los laterales. Uno de los inconvenientes de este sistema es que si detras va una persona y el equipaje en la plaza de al lado, la tela no se puede colocar y no sirve de nada.
Hay otros sitios para dejar o guardar objetos: una guantera fijada con corchetes y velcro al salpicadero —para guardar el manual o la documentación (imagen)—, bolsas en las puertas, posavasos junto a la palanca de cambios y portabotellas en los laterales de las plazas traseras.