Hemos probado un Hilux con carrocería de doble cabina y nivel de equipamiento VXL, el más costoso.
El salpicadero (imagen) tiene un aspecto cuidado y a la vista resulta similar al de otros turismos de la marca Toyota. Los materiales de recubrimiento son de tacto duro, pero los ajustes entre las diferentes piezas parecen excelentes porque tras conducir por todo tipo de terrenos y de forma poco cuidadosa en algunos casos, no he escuchado crujidos o notado siquiera un pequeño desajuste. Creo que el conjunto da más sensación de calidad que el interior de un Ford Ranger o un Mitsubishi L200.
La versión de cabina doble está homologada para cinco pasajeros. Si bien las plazas delanteras (imagen) tienen una cantidad de espacio similar a las de sus alternativas, las traseras (imagen) son más pequeñas por espacio para las piernas y altura hasta el techo (tabla comparativa de mediciones de interior). Cuando una persona alta se sienta atrás, tiene que llevar las piernas muy flexionadas porque la altura relativa entre la banqueta y el piso es menor de la normal.
Yo mido 1,83 m de altura; si pongo el asiento del conductor en mi posición habitual, tengo espacio justo para sentarme detrás sin tocar el asiento delantero con las piernas. Debido a las formas regulares de la cabina, los respaldos de los asientos traseros van muy inclinados y pueden ser incómodos si se viaja en ellos durante mucho tiempo. La anchura es insuficiente para que tres adultos viajen con confort. Si se va a utilizar como un vehículo destinado al ocio, el comprador habrá de saber, por tanto, que los pasajeros de atrás viajarán menos cómodamente que en un todoterreno tradicional.
Subir al habitáculo no es sencillo porque está situado a mucha altura del suelo, aunque las estriberas laterales (imagen) facilitan el proceso. Para estabilizarse e impulsarse al pisar en ellas, hay unos asideros en cada uno de los pilares delanteros y centrales (imagen e imagen) que resultan muy prácticos. A las plazas delanteras se sube con una facilidad similar a la de sus alternativas porque la banqueta está situada a 85 cm del suelo (por los 84 del L200 y los 87 del Ranger). El acceso a las traseras es, sin embargo, más complicado. La banqueta está en este caso a 96 cm, 5 más que en los otros dos. Además, las puertas traseras son pequeñas y abren en un ángulo reducido (65º, frente a los 68 del L200 y los 71 del Ranger).
Me he sentido cómodo al volante del Hilux porque el asiento tiene unos ajustes con suficiente recorrido (en nuestra unidad eran eléctricos, imagen de los mandos) y el volante (imagen) puede regularse tanto en altura como en profundidad, algo que no ocurre en un Ford Ranger. Los asientos delanteros son cómodos incluso para hacer viajes largos sin notar fatiga y tienen un mullido algo más blando y agradable que los del Ranger (imagen), que son muy duros.
Hay numerosos huecos portaobjetos repartidos por el habitáculo: hay cuatro portabotellas en las plazas delanteras (dos en los extremos del salpicadero, imagen; y dos en el centro, imagen), varios lugares en la parte baja de la consola y entre los asientos donde depositar objetos pequeños como unas llaves o un teléfono móvil (imagen), y además los huecos de las puertas (imagen) son de gran tamaño y tienen la forma para guardar otra botella. Hay dos guanteras (imagen e imagen) de gran capacidad; la inferior tiene llave y la superior está refrigerada.
El reposabrazos central alberga otro hueco muy grande en el que también se halla una toma de corriente de 220 V (imagen). En el respaldo de la plaza trasera central hay un reposabrazos desplegable para los pasajeros laterales que tiene dos portabebidas integrados (imagen). En la parte delantera, en el techo, hay un plafón que tiene dos luces separadas y da buena iluminación, así como un portagafas (imagen).
Las banquetas de los asientos traseros se pueden abatir por partes y hacia arriba como se muestra en esta imagen, para dejar más espacio para equipaje en el interior del coche si atrás no viajan pasajeros. Debajo de ellas hay dos pequeños huecos donde se pueden llevar otros objetos que no sean de uso frecuente, como los triángulos o unos guantes de trabajo (imagen).
La palanca de cambios (en nuestro caso correspondía con la caja automática, imagen) queda cerca de la mano, así como los mandos de la consola (imagen), que son claros y están dispuestos de manera lógica. Arriba está la pantalla del sistema multimedia, en buena posición para no tener que desviar la vista de la carretera durante la conducción para consultar su información; debajo, los mandos de la climatización y el selector del sistema de tracción y, más abajo, dos tomas de corriente y algunos otros botones como el de los asientos calefactados opcionales, el bloqueo del diferencial trasero o el sistema de descenso de pendientes.
A la izquierda del conductor hay una serie de mandos (imagen) que controlan los sistemas de ayuda a la conducción en las unidades que los llevan (alerta por cambio involuntario de carril y sistema automático de frenada de emergencia). Estos sistemas son de serie con el nivel de equipamiento VXL, en el resto son opcionales; se han de comprar en un paquete junto con el programador de velocidad, y su precio es de 578 euros. En la misma zona, también hay un botón (PWR Heat) que es de mucha utilidad en climas fríos y sirve para calentar el habitáculo con rapidez cuando el motor aún no ha cogido temperatura.
La instrumentación (imagen) está compuesta por dos relojes grandes en los laterales que dan la información tradicional. Además, hay una pantalla a color entre ambos (y que se controla desde los botones del lado derecho del volante) en la que se pueden consultar el ordenador de abordo, la brújula, la radio o los archivos de la toma Aux, USB que se están reproduciendo, por ejemplo, así como gestionar los sistemas de ayuda a la conducción que he mencionado anteriormente (varias imágenes con sus funciones).
El sistema multimedia (Toyota Touch 2 & GO, de serie desde el nivel de equipamiento VX) es el mismo que llevan otros coches de Toyota, como el Prius. La pantalla táctil de siete pulgadas (imagen) no me ha gustado porque responde de forma lenta a las pulsaciones con los dedos, se ensucia fácilmente y además se ve mal cuando una luz fuerte incide directamente sobre ella. El navegador, que siempre es opcional y cuesta 832 euros, funciona correctamente porque da instrucciones con claridad, pero si se quiere examinar el mapa moviéndolo con los dedos para, por ejemplo, buscar caminos no asfaltados (la mayoría están registrados), el procesador no es suficientemente potente como para hacerlo de forma fluida, lo que hace la tarea ardua y farragosa. El sistema, supuestamente, tiene control por voz, pero no parecía estar activado o ser compatible con nuestra unidad.
La caja de carga (imagen) es el único motivo por el que un vehículo de estas características es aconsejable para aquellos que necesiten tanta cantidad de espacio. La del Hilux es, con sobrado margen, la más grande de entre los tres coches que hemos probado, como se puede apreciar en la tabla que hay a continuación. A diferencia de las cajas del L200 y el Ranger, no puede llevar una toma de corriente. El borde de carga también está a algo más de altura que en ellos. Nuestra unidad de pruebas no traía ningún accesorio que protegiera o tapara la zona de carga, pero hay muchos disponibles; todos están descritos y comentados en esta entrada del blog.
Mediciones de km77.com de la caja de «pick-up» con cabina doble (en centímetros) | |||||
Anchura máxima | Anchura mínima | Profundidad máxima | Profundidad mínima | Altura | |
Ford Ranger | 154 | 116 | 146 | 62 | — |
Mitsubishi L200 | 146 | 104 | 138 | 86 | 48 |
Toyota Hilux | 164 | 111 | 157 | 78 | 49 |