Es una berlina de cuatro puertas y 4,89 metros de longitud. En España sólo se comercializa una versión híbrida —denominada 220H— de 218 CV que está a la venta entre 32 300 € y 38 000 € —fichas técnicas, equipamiento y precios—. Estructuralmente, es un coche con elementos comunes al Lexus ES (que se vende desde 45 000 €). Es amplio, rápido, gasta poco y es agradable de conducir en ciudad y carretera. Le faltan algunos detalles para ser un producto muy interesante.
El sistema híbrido está compuesto por un motor de gasolina y uno eléctrico. El Camry 220H alcanza 180 km/h, acelera de 0 a 100 km/h en 8,3 s y tiene un consumo homologado de 5,3 l/100 km. El motor de gasolina del Toyota Camry es de cuatro cilindros y 2487 cm³. Da 178 CV y logra una eficiencia muy elevada: 41 %. Tiene un sistema de inyección doble (directa e indirecta) y distribución variable de control hidráulico para las válvulas de escape (VVT-i) y electrónico en las de admisión (VVT-iE).
El Camry es el turismo más barato que hay en el mercado con más de 180 caballos y una carrocería de más de 4,8 metros de longitud (listado). Los dos siguientes son el Ford Mondeo Híbrido Titanium (187 CV y 32 570 euros) y el Škoda Superb Ambition 2.0 TDI (190 CV y 33 290 euros). El Toyota es, junto con el Škoda, el que mejor acelera desde 0 a 100 km/h y el que tiene menor velocidad punta (ficha comparativa).
Que la velocidad punta no sea alta es un dato casi anecdótico, porque sirve de poco en un uso cotidiano. Lo que sí hace muy bien el Camry es acelerar en cualquier intervalo de velocidad (con mucha más presteza que un Toyota Prius, que es mucho menos potente, pero no mucho más barato (listado de todas las versiones a la venta del Camry y del Prius). El conductor tiene la impresión de ir a los mandos de un vehículo rápido, que permite solventar en poco tiempo cualquier adelantamiento o maniobra de incorporación. La conducción es tan sencilla (o más) que la de cualquier coche con cambio automático, ya que no hay que preocuparse de elegir marchas. El consumo de carburante es bajo y no es muy sensible al tipo de utilización. En un recorrido a ritmo normal que consistía en algún kilómetro de ciudad, un poco de autopista y el resto por vías interurbanas de segundo orden, gastó 5,9 l/100 km según el ordenador de viaje (podía haber sido menos, porque aceleré a fondo en varias ocasiones). En una autopista casi completamente llana entre 110 y 140 km/h de marcador, el consumo indicado fue 6,0 l/100 km.
Aunque va muy bien en carretera, también da buen resultado en recorridos interurbanos o urbanos, porque es muy silencioso y fácil de conducir con suavidad. Lo más incómodo en ciudad es que, al igual que ocurre en otros híbridos de Toyota, es difícil detener el coche por completo sin que al final dé un pequeño tirón. La carrocería es grande y eso siempre es molesto en la ciudad, pero no se maneja del todo mal puesto que la visibilidad es buena hacia delante y hacia los laterales delanteros ya que los montantes del parabrisas no son gruesos.
La suspensión es blanda y cómoda. El silencio de marcha es correcto, pero podría ser mejor si hubiera menos ruido de rodadura a velocidad elevada. Por ejemplo, en el interior de un Ford Mondeo se oye menos el ruido que produce el contacto de las ruedas con el asfalto; es posible que el Škoda Superb también sea más silencioso.
Otro de los valores interesantes del Camry es su espacio interior. De las berlinas comparables, sólo el Škoda Superb tiene más espacio para las piernas de los ocupantes de las plazas posteriores, con una ventaja que no es grande (dos centímetros). En el resto de mediciones, el Toyota Camry está en la media o por encima de la media entre los vehículos de características parecidas, con la salvedad de la altura libre al techo en las plazas delanteras. Aunque en esta medición es de los peores, no falta sitio para una persona de hasta 1,9 metros de estatura (aproximadamente). En un Opel Insignia un conductor alto dispone de más espacio libre.
Las cosas menos favorables del Camry tienen que ver con algunos detalles de acabado o de confort interior. Lo que me ha parecido más molesto son los asientos, cuya tapicería (sólo he probado la de tela, no la de cuero de la versión tope) parece de poca calidad y calurosa. Además, el mullido es blando y el cuerpo se hunde un poco más de la cuenta. A mi juicio, la mayor diferencia de confort que hay entre un Lexus ES y el Toyota Camry, está a los asientos (hay más cosas, como que el ES está mejor insonorizado, tiene menor ruido de rodadura y materiales mejores). En las versiones Advance, el asiento del conductor tiene regulaciones eléctricas y ajuste lumbar; el del acompañante, sin embargo, tiene regulaciones manuales y no hay ajuste lumbar. Para disponer de este elemento en el asiento del acompañante, hay que irse a la versión Luxury. Esta versión tope de gama también tiene asientos traseros reclinables (imagen), climatizador de tres zonas (ambas funciones se manejan desde una pantalla que hay en el reposabrazos central, desde la que también se pueden regular algunas cosas del sistema multimedia, imagen).
El sistema multimedia llama la atención para mal. La pantalla central de 8 pulgadas (imagen) parece anticuada, tanto por la calidad gráfica como por la fluidez de funcionamiento. No está en línea con la que tienen otras berlinas que, eso sí, normalmente tienen un precio superior. Los materiales de recubrimiento son correctos, pero hay alguna cosa poco cuidada, como el plástico interior del cajón que hay entre los asientos delanteros.
El maletero (imagen) tiene 500 litros con el nivel de equipamiento Luxury y 524 en los otros dos, que son los que no tienen reglajes en los asientos de las plazas traseras. En el maletero también se nota que Toyota ha ahorrado un poco, puesto que el tapizado es sencillo, y no ajusta bien por todos los lados. Los ganchos para colgar bolsas son, aparentemente, poco sólidos y no hay argollas en el piso para fijar la carga.
Hay tres niveles de equipamiento llamados Business, Advance y Luxury. Todos traen faros con tecnología LED, reglajes eléctricos para el asiento del conductor, acceso y arranque sin llave, cámara trasera, programador de velocidad, asistente de luces y de cambio involuntario de carril, entre otros elementos.
El nivel Advance es muy similar al Business. Tiene llantas de 18 en vez de 17”, faros antiniebla de ledes, navegador y una pantalla multimedia más grande (8” en vez de 7”). Todo esto por una diferencia de solo 200 euros (el Business es una versión especialmente indicada a flotas). Entre el Advance y el Luxury hay más diferencia, dado que este último añade tapicería de piel, asientos traseros eléctricos y calefacción en los delanteros, ajuste eléctrico de la posición del volante, cargador inalámbrico para teléfonos, climatizador con control de temperatura en tres zonas, detección de vehículos en el ángulo muerto, un sistema de ayuda al aparcamiento semiautomático y un equipo de sonido JBL de 9 altavoces.
El cuadro de instrumentos es de indicadores de agujas complementados por una pantalla (entre el velocímetro y el cuentavueltas del motor) en color. Alguna información —velocidad, indicaciones del navegador, alertas de algunos asistentes del conductor y notificaciones varias— también se muestra proyectada sobre el parabrisas (solo con el equipamiento Luxury; imagen). La pantalla del sistema multimedia Toyota Touch 2 es de 7” en la versión Business y de 8” en el resto.
Aunque el Camry dejó de comercializarse en España hace 15 años —fue reemplazado comercialmente por el Avensis (todos los artículos)— esta berlina va por su octava generación. Está construido sobre la plataforma GA-K.