Toyota Avensis (2009) | Impresiones de conducción
La sensación que nos ha dejado el Avensis es que su nivel de seguridad activa es muy elevado porque, incluso en condiciones muy adversas, reacciona de una manera especialmente suave. Para que se den las circunstancias que originen un movimiento brusco, hay que cometer un error muy grande.
Lo que no tiene es la agilidad de reacciones de un Honda Accord, un Ford Mondeo o, especialmente, un Mazda6, que tienen mayor facilidad que el Avensis para seguir la trayectoria marcada con el volante y responden de una manera más viva. De hecho, en el Avensis, cuando se trata de ir muy rápido por zonas de curvas, es de esos coches en los que hay que anticipar algo el giro, pero una vez que está apoyado es poco probable que pierda la trayectoria. Como transmite confianza al conductor, puede ser preferible a ciertos coches más ágiles a la entrada de la curva, pero que una vez en ella son más sensibles a las irregularidades, como un Opel Insignia.
En carreteras rápidas, como autopistas o autovías, va muy bien. De hecho no encuentro diferencias del Avensis respecto a otros coches de mayor tamaño y mayor batalla —como un Ford Mondeo—, a priori características que influyen en una estabilidad lineal superior.
La suspensión está muy bien puesta a punto porque, sin ser excesivamente blanda —la carrocería no balancea mucho, ni cabecea—, aísla convenientemente de todo tipo de irregularidades, de las que sacuden con rapidez la rueda, como por ejemplo una junta de dilatación o un resalto de los que sirven para limitar la velocidad, frecuentes en zonas urbanas, y de las que generan un movimiento lento.
2.2 D-4D 150 CV
El Avensis con el motor Diesel más potente tiene un funcionamiento muy bueno entendiendo por ello que vibra poco y da la fuerza de una manera progresiva; no es de esos motores turbodiésel que dan un empujón notable a medio régimen.
No gasta muy poco; la diferencia es apreciable respecto a los coches similares más económicos de consumo, como un BMW 318d o un Volkswagen Passat 2.0 TDI 140 CV. En un recorrido de consumo, por autovía y de unos 150 km, para hacer una media próxima a 128 km/h, gastó 6,6 l/100 km. Un buen dato para una berlina turbodiésel de esta potencia está sobre 6,0 l/100 km.
Tampoco es veloz para su potencia. De hecho, según nuestras mediciones, ha acelerado prácticamente como una berlina turbodiésel de unos 130-140 CV, no como una de 150 CV (prestaciones).
Con este motor el Avensis no es veloz y su consumo es nomal, no bajo. Puede acelerar lo suficiente para viajar con soltura, pero para ello es necesario utilizar con frecuencia el cambio de marchas y llevar el motor alto de vueltas. Hay que utilizar con frecuencia el cambio de marchas por dos razones: porque el motor tiene poca fuerza y porque los desarrollos de transmisión son largos.
En autopistas y autovías, circulando a unos 120 km/h en sexta velocidad, sea necesario reducir una o dos relaciones cuando se llega a un tramo de pendiente pronunciada si no se quiere perder velocidad. También sucede en llano si es necesario realizar un adelantamiento en poco espacio.
Aunque cuando se lleva el motor hasta su límite puede dar una aceleración correcta, hay otros coches de sus características que son claramente más rápidos en las mismas circunstancias. Así, según nuestras mediciones, esta versión acelera peor que un SEAT Exeo con el motor 1.8 TSI de 120 CV — que tiene 27 CV menos—.
Si se puede prescindir de una aceleración contundente, el Avensis de gasolina de 147 CV puede ser muy agradable porque su funcionamiento es muy suave y silencioso.
En nuestro recorrido de consumo (un recorrido de ida y vuelta por autopista con fuertes pendientes y a una media real de 120 km/h) gastó 7,7 l/100 km. Es un dato normal dado el peso y la potencia de esta versión del Avensis.
La caja de cambios manual de seis velocidades tiene muy buen tacto. Los recorridos de la palanca no son cortos pero sí están muy bien guiados. Todas las marchas entran con suavidad y facilidad.
El funcionamiento del programador de velocidad no nos ha parecido bueno. En una fuerte pendiente, circulando con el programador de velocidad activado, éste se desconecta automáticamente porque el coche no es capaz por sí solo de mantener la velocidad seleccionada. Así nos sucedió subiendo el Puerto de Somosierra (Madrid) en sexta velocidad y con el programador fijado en 130 km/h. Como en esa marcha el motor no podía mantener la velocidad de crucero seleccionada, el programador se desconectó antes de que redujésemos a quinta y a cuarta relación. Nos sucedió en dos tramos diferentes de la ascensión.
2.0 D-4D 126 CV
De forma breve, también hemos podido conducir el Avensis Diesel de 126 CV con transmisión automática «Multidrive S». En combinación con este motor, el Avensis también es silencioso. Nos ha gustado el cambio automático «Multidrive S» (de variador continuo). Es una transmisión suficientemente rápida cuando funciona por sí sola y, cuando se usa de forma manual, modifica el desarrollo con suavidad. En el modo automático es habitual ver al motor funcionando a menos de 1.800 rpm. Tiene un programa deportivo, seleccionable desde un pulsador, con el que el variador trabaja con desarrollos más cortos.