El THINK City es un utilitario totalmente eléctrico: tiene una batería que se recarga enchufándola a la red eléctrica convencional y su único motor de impulsión es eléctrico. Por tanto, cuando circula no emite gases contaminantes. Se venden dos versiones: una tiene dos plazas y la otra cuatro (dos plazas de tamaño normal delante y dos de tamaño reducido detrás). Cuestan 30.285 y 31.465 € respectivamente. El aire acondicionado es opcional (2.136 €). Según el fabricante, tiene una autonomía de 160 km en conducción mixta.
La sensación general que transmite el THINK City es claramente peor que la de otros utilitarios actuales, como un Fiat Panda o un Toyota iQ. El Mitsubitshi i-MiEV —que también es totalmente eléctrico— tiene mejores acabados, mejores cualidades dinámicas y cuesta aproximadamente 3.000 € menos. El THINK City tiene mayor autonomía que el i-MiEV.
Mide 3,1 m de longitud. Sólo hay dos coches de menor tamaño a la venta en España: el smart fortwo (de 2,7 m, dos plazas y escaso maletero) y el Toyota iQ (3,0 m, cuatro plazas y poco maletero). El THINK City es algo más grande (3,1 m) y en su versión de dos plazas tiene un maletero relativamente amplio (imagen), de 110 cm de anchura por 82 de profundidad. El maletero tiene dos inconvenientes: que no tiene cortinilla que cubra su contenido y que el portón es de vidrio y por tanto se ve lo que hay dentro (imagen).
El interior del THINK City es sencillo. Su instrumentación no tiene reloj, ni informa sobre la temperatura exterior ni la autonomía restante (tiene un indicador de carga restante de la batería a la izquierda del velocímetro, imagen). De día es difícil distinguir si algunos de los indicadores del salpicadero están encendidos o no. Los asientos resultan suficientemente cómodos para desplazamientos cortos y en las plazas delanteras pueden acomodarse personas de 1,95 m de estatura, aunque la anchura es muy escasa (conductor y pasajero casi se rozan entre sí). La línea superior del parabrisas está algo baja; los conductores de más de 1,90 m notarán que tienen que agachar la cabeza para poder tener visibilidad en la zona superior. Otro inconveniente para personas de esa estatura es que el espejo retrovisor izquierdo no se desplaza lo suficiente hacia arriba y hacia la izquierda como para que quede en el ángulo correcto.
Cuando se circula en ciudad, su pequeño tamaño facilita el aparcamiento y la circulación por lugares angostos, aunque su dirección es dura. El THINK City no gira en muy poco espacio. Un Toyota iQ necesita menos espacio para girar; un smart fortwo o un Mitsubishi i-MiEV giran en un espacio parecido. La visibilidad en tres cuartos trasero es reducida.
La parte exterior del THINK City está hecha con paneles de plástico. El fabricante mantiene que el plástico tiene ventajas sobre el metal; entre ellas, el peso y la ausencia de corrosión. El color está impregnado en el plástico, de manera que no requiere pintura. Las puertas, por dentro, son de aluminio. Llama la atención que algunas de las uniones entre piezas dejan ver sus soldaduras (detalle, otro detalle); algunos elementos, como las bisagras del portón, no tienen recubrimiento (imagen). El aislamiento acústico es escaso.
Normalmente el motor eléctrico se alimenta de la energía de la batería y, cuando se suelta el pedal del acelerador, hace de generador y la batería se recarga (en menor medida). La conducción es muy parecida a la de un coche automático convencional. La palanca selectora de la transmisión, además de los modos habituales de un cambio automático, tiene un modo «ECO» (posición «E»); esta modalidad proporciona mayor retención cuando se suelta el pedal del acelerador mientras se va circulando, lo que recarga más la batería. Es un modo más adecuado para el tráfico urbano, donde hay que estar constantemente acelerando y desacelerando.
Su aceleración desde parado es continua e intensa. En ciudad resulta más que suficiente para circular con agilidad; las maniobras para salir de los semáforos e incorporaciones a la circulación desde parado son claramente más rápidas y cómodas que con el típico utilitario con motor de explosión y cambio manual. Sin embargo, en carretera tanto su fuerza como su velocidad son escasas. El fabricante declara una velocidad máxima de 110 km/h; por ejemplo, para seguir el ritmo del tráfico fluido de las carreteras de acceso a las grandes ciudades hay que ir prácticamente al límite, y enfrentarse a cualquier repecho supone perder velocidad. Sus prestaciones son claramente inferiores que las del Mitsubishi i-MiEV, que también es totalmente eléctrico.
Los coches eléctricos son más eficientes que los que tienen motor de explosión, especialmente a baja velocidad. En general, los coches con motor de explosión gastan más en ciudad que en carretera; en los eléctricos ocurre lo contrario: gastan más en recorridos por carretera que en los urbanos. La respuesta de los motores eléctricos y la economía de uso en condiciones de circulación urbana hacen que la ciudad sea el ámbito en el que los automóviles eléctricos ofrecen más ventajas respecto a los que tienen motor de explosión.
Como todos los coches eléctricos que hemos probado, cuando está detenido no hace ningún ruido. Sin embargo, cuando el motor eléctrico del THINK City trabaja (no necesariamente al máximo) puede oírse continuamente un sonido de alta frecuencia, que a algunas personas les resulta desagradable.
La calefacción del habitáculo está resuelta con un calefactor eléctrico (en otros coches eléctricos, como el i-MiEV, el sistema de calefacción funciona calentando agua y haciéndola circular a través de un radiador). La calefacción del THINK City es mucho más eficaz que la del i-MiEV; es más rápida, más potente y en pocos minutos el habitáculo está a la misma temperatura a la que puede ser habitual conducir en un coche con motor térmico.
Aunque no hemos podido hacer pruebas exhaustivas de autonomía, hemos comprobado que la autonomía del THINK City es mayor que la del Mitsubishi i-MiEV. La batería del THINK City almacena un 75% más de energía con un peso similar.
Nosotros circulamos con el THINK City durante más de 100 km en ciudad y carretera (aproximadamente mitad y mitad), utilizando intensamente la calefacción durante la mayor parte del recorrido; después de eso, el indicador de energía restante aún marcaba el 25%. Según el fabricante, tiene una autonomía de 160 km en conducción mixta en condiciones normales; si se circula con neumáticos de invierno y con la calefacción consumiendo 3,5 kW, la autonomía es 90 km.
Con las tarifas actuales, la energía eléctrica necesaria para cargar completamente la batería del THINK City son 4,9 € (el precio real de la carga total será algo mayor, puesto que en el proceso de carga siempre se disipa cierta cantidad de energía en forma de calor). En recorridos mixtos, en los que un utilitario Diesel gaste 6 l/100 km, el gasto de carburante es alrededor de 8 céntimos de euro por kilómetro. En ese mismo tipo de recorridos, hemos calculado que el gasto en electricidad del THINK City puede ser aproximadamente la mitad: 4 céntimos por kilómetro. Cuanto más lento sea el recorrido (circulación urbana, atascos, etc.), mayor será la ventaja de consumo para el THINK City.
Sin embargo, el sistema de batería del THINK City que se vende en España tiene algunas desventajas con respecto al de otros coches eléctricos, como el i-MiEV: tarda más tiempo en cargarse (una carga total requiere 11 horas en un enchufe con 16 A) y la batería tiene una gran autodescarga: si no se tiene enchufado, al cabo de cierto tiempo («más de una semana», según el manual), la batería se habrá descargado. El manual recomienda mantener la carga de la batería lo más alta posible y tenerlo enchufado siempre que se pueda. Aunque el coche no esté en movimiento, la batería consume constantemente 100 W para mantenerse a su temperatura de servicio (más información en el apartado de técnica). Por eso, no es un vehículo apropiado para una utilización poco frecuente.
El THINK City está garantizado por 5 años o 100.000 km. En España lo comercializa la empresa Going Green, que nos informa de que las revisiones son cada 20.000 kilómetros o 18 meses y su importe varía entre 50 y 100 euros, aproximadamente.
El fabricante hace hincapié en que ha reducido mucho el impacto medioambiental del proceso de fabricación. Además, se fabrica con un 16% de materiales reciclados y el 95% son reciclables.
Desde que se comenzó a fabricar, se han vendido más de 5.000 unidades en Europa. Se fabrica en las instalaciones que Valmet Automotive tiene en Finlandia. En esa factoría se fabrican los modelos Boxster y Cayman de Porsche y está previsto que se produzca el Fisker Karma.
Precio del seguro
Según nuestro comparador de seguros, asegurar este coche no es apreciablemente más costoso que asegurar un utilitario más económico. Para calcular el precio, hemos elegido como conductor principal a un hombre de 41 años (y 21 de antigüedad de carné) que vive en Madrid y recorre hasta 5.000 km anuales, guarda el coche en garaje colectivo y es el primer seguro de coche que pone a su nombre. El precio más bajo a todo riesgo sin franquicia lo ofrece Balumba, por 639 €. Esta póliza tiene buena relación entre calidad y precio (7,24 puntos sobre 10). Más información sobre la calidad de las pólizas.