Es un coche amplio, aunque los pasajeros encuentran un poco menos de espacio que en un Audi Q7, Mercedes-Benz GLS y Volvo XC90, excepto en la cota de altura, donde supera a la mayoría de ellos (tabla de mediciones del habitáculo). En cualquier caso, las diferencias son siempre de unos pocos centímetros y hay espacio para que tres adultos de metro ochenta pueden viajar uno detrás del otro sin ir incómodos.
Se puede adquirir con cinco o siete plazas (anteriormente también con seis). Estas variantes se consiguen combinando tres tipos de fila central —de dos asientos o dos variantes de tres— con una tercera fila de dos asientos. En el caso del Model X que hemos probado —que aparece en el vídeo y en la galería de imágenes—, era la configuración de siete plazas. Optar por una u otra requiere pensarlo detenidamente, no solo para darle la utilidad adecuada, sino porque el coste es elevado (entre 3450 y 4600 €).
Por la altura a la que están los asientos, entrar y salir del coche es una tarea sencilla. La posición al volante es intermedia a la un turismo y un todoterreno clásico. Las piernas quedan flexionadas, en parte porque los pedales quedan más cerca de lo habitual, y, en mi caso, he echado en falta una superficie de banqueta mayor para que los muslos apoyen y las piernas vayan más descansadas.
Esta, junto con la ausencia de una función que dé masaje, son las dos carencias principales respecto a la competencia, porque el resto de elementos son los habituales —ajustes eléctricos (imagen de los mandos), calefacción y ventilación—. Los apoyacabezas no se pueden regular manualmente, lo hacen de manera automática: cuánto más se aleja el asiento del volante, más se elevan; lo que no tienen es ajuste en distancia a la cabeza.
En estas dos plazas delanteras hay espacio de sobra para que conductor y acompañante se acomoden y sus codos no se choquen. Entre ambos asientos hay una consola con apoyabrazos regulables (imagen con distintas configuraciones) y varios huecos donde dejar objetos; son espacios amplios, recubiertos de goma o tejido, que resultan prácticos. En uno de ellos, que tiene una plataforma inclinada para dejar apoyado el móvil (imagen), están las tres tomas de corriente que hay en la zona delantera (dos USB y una de 12 V). Lo único que he echado en falta es que hubiese una luz en el cajón más grande (imagen), porque es profundo y de noche puede resultar difícil encontrar lo que se deja en su interior.
El acceso a las plazas traseras es mucho más cómodo que en cualquier otro vehículo (salvo, quizá. que sea una furgoneta con una puerta corrediza y mucha altura) porque el techo forma parte de la puerta (imagen) y, al abrirla, no es un obstáculo. El mecanismo de apertura es complejo, con un sistema de doble bisagra —una en la unión con el techo y otra entre la ventanilla y la parte superior de la puerta—. Tesla juega con el movimiento de ambas bisagras para poder abrir las puertas en distintas condiciones. Así, si el techo es muy bajo, la primera se articula poco y la segunda mucho. En cambio, si hay una pared cerca, sucede lo contrario.
En las puertas hay unos sensores de ultrasonidos que miden el espacio disponible. Al abrir la puerta siempre dejan un margen hasta los obstáculos de unos 30 cm; manualmente, si se comprueba que hay espacio suficiente, se puede abrir del todo pulsando el botón de la puerta una segunda vez. Desde la pantalla se puede memorizar que, en ese lugar, la puerta se puede abrir del todo para que, en las siguientes ocasiones, lo haga (por ejemplo, en el garaje de casa).
Para sentarse o salir de los asientos de la tercera fila, la ventaja que proporcionan estas puertas es definitiva: no hace falta agacharse mucho y el hueco que deja en asiento de la segunda fila al adelantarlo (hay un botón para accionarlo eléctricamente) es amplio (imagen).
Con la configuración de siete plazas, las de la segunda fila son tres asientos individuales, de distinto tamaño. Los de los laterales son más grandes y tienen enganches ISOFIX (imagen), además de mandos en su base (imagen) para desplazarlos longitudinalmente siete centímetros o bascularlos unos grados. El del medio, que es más estrecho, solo se puede mover (imagen) desde la pantalla. Otro inconveniente del asiento central es que hay 14 cm menos de distancia al techo (imagen), dado que en vez de estar acristalado, como ocurre con las plazas laterales (imagen), se encuentra parte de la estructura del coche.
En la tercera fila hay poca anchura, pero esta es suficiente para que se acomoden dos adultos. Sus cabezas quedan bajo el cristal del portón. Si no se necesitan estos asientos se pueden abatir. Hay que hacerlo manualmente, Tesla no ofrece en opción un mecanismo automático como sí tienen Audi y Volvo, por ejemplo. Los dos asientos tienen anclajes ISOFIX.
Los pasajeros de la tercera fila tienen salidas de aire en los pilares de la carrocería (imagen) y dos posavasos (imagen). Los de la segunda, además de otras salidas al final de la consola, tienen dos tomas USB (imagen) y bolsas para objetos en las puertas. No hay huecos portabebidas en esta fila, ni bolsas en los respaldos, ya que la parte trasera de los asientos es de plástico (negro brillante, que se ensucia con facilidad); los apoyacabezas no admiten regulación alguna y también parece difícil poner un sistema multimedia en estas plazas puesto que los apoyacabezas no tienen guías en las que colocar un soporte para pantallas ni Tesla ofrece uno integrado.
El Model X es el modelo de estas dimensiones con más maletero cuando se usan las siete plazas. Esto se consigue gracias a que tiene dos, uno detrás (dividido en dos espacios, uno de ellos bajo el piso; imagen) y otro bajo el capó. Este es amplio, no un hueco anecdótico, y más aprovechable si se utilizan bolsas de viaje en vez de maletas rectangulares (imagen). Algo que Tesla debería solucionar es la ausencia de una bandeja o una cortina para ocultar el equipaje e impedir que salga despedido hacia el habitáculo en caso de accidente. Los datos que propociona Tesla sobre la capacidad del maletero no se corresponden con el método VDA, por lo que no sirven para compararlos con el resto de coches de nuestra base de datos.
Por los materiales que Tesla utiliza para los distintos elementos que componen el habitáculo, la calidad acompaña al precio. El cuero que hay en asientos, salpicadero y puertas es muy suave, hasta el punto de que es el primer coche que yo recuerdo en el que varias personas, entre ellas un niño de ocho años, lo han destacado. Además, en el techo y parte del salpicadero hay Alcantara; en salpicadero, consola y puertas, madera; y algo poco usual: todos los plásticos que recubren las superficies grandes — puertas y montantes— están mullidos. El ajuste entre las distintas piezas es preciso, aunque no siempre sólido, como es el caso de la pieza de piel que hay encima de la guantera o la consola (que se mueve mucho lateralmente si se hace fuerza en ella).
Las puertas delanteras se pueden abrir automáticamente —la del conductor al detectar la presencia de la llave— y las traseras se pueden accionar desde el mando a distancia, desde la pantalla del salpicadero, desde un botón interior (imagen) o desde los que hay en la puerta (imagen). No hay botón de arranque: cuando el conductor pisa el freno, su puerta se cierra y el coche está listo para desplazarse en cuanto se seleccione una marcha con la palanca de cambio que está tras el volante (imagen). Esta es la misma que usa Mercedes-Benz, como también lo son el resto de palancas del volante y los mandos de los elevalunas.
Estos mandos, los del volante y los dos que hay en el salpicadero (para los intermitentes y abrir la guantera) son los únicos físicos. Todo lo demás se maneja desde la gran pantalla de 17” dispuesta en vertical. La pantalla (imagen) se ve muy bien y reacciona inmediatamente a la presión y movimientos de los dedos.
La imagen se divide en tres zonas (imagen). En la zona superior se accede a los distintos sistemas (sonido, navegación, calendario, ordenador, cámara trasera, navegador web, teléfono y recarga). En la parte inferior hay un icono que da acceso a los menús de configuración del coche (puertas, luces, suspensión, asientos, pantalla, asistentes, etc). Y la zona restante, la del medio, es donde se muestra la información.
El parabrisas es, según Tesla, el más grande montado actualmente en un vehículo de producción. Es parecido al que Citroën usa en algunos modelos, pero en este caso, en vez de un parasol desplazable, Tesla ha tratado la superficie que en un coche «normal» sería de chapa para bloquear gran parte de la radiación solar. Durante parte de los días que hemos probado el coche ha hecho mucho sol y calor, y no he llegado a echar en falta mayor protección (que la hay, porque se puede colocar una cortinilla; imagen). Los parasoles van recogidos en el lateral (imagen) y utilizan un imán como sistema de sujeción.
Del sistema de climatización solo hemos probado la capacidad de enfriamiento. Nos ha parecido normal y se echan en falta unas salidas de ventilación delanteras un poco más grandes por las que salga un mayor caudal de aire. Para filtrar este cuando entra al habitáculo, Tesla emplea un filtro de alta eficiencia (HEPA) —capaz de bloquear el paso del polen, partículas e incluso bacterias— con tres modos de funcionamiento del climatizador: circulación con aire exterior, recirculación del aire interior y un modo de defensa contra armas biológicas en el que además se crea presión positiva dentro de la cabina y que esperamos que nadie tenga que comprobar su funcionamiento.