Suzuki Swift (2024) - Prueba | Impresiones de conducción

16/05/2024 |Loren Serrano (@LorenS_photo)

En líneas generales el Swift es un coche ágil y confortable para el día a día. Sin duda su hábitat natural es la ciudad, lugar donde se desenvuelve con mayor soltura, gracias al tamaño de su carrocería, lo fácil que es conducirlo desde el primer momento, la buena visión que se tiene del exterior en cualquier punto y lo bien que sale desde parado.

El Suzuki me ha recordado a modelos de coches de generaciones anteriores. Con un pilar delantero estrecho que te permite visualizar todo lo que ocurre a tu alrededor fácilmente, unas puertas delgadas y un motor de funcionamiento correcto, que unido al bajo peso del conjunto, hacen del Swift un coche ágil.

Puede parecer a priori que el motor es el mismo de la generación anterior, ya que la cilindrada (1197 cm³) y la potencia (83 CV) se mantienen. Pero el motor es nuevo (código Z12). Se trata de un motor de gasolina atmosférico, de tres cilindros (antes cuatro) y que tiene distribución variable y un sistema de inyección indirecta mediante dos inyectores por cilindro. La potencia máxima se obtiene a 5700 rpm (antes a 6000 rpm) y el par máximo de 108 Nm se consigue a 4500 rpm (antes 107 Nm a 2800 rpm).

Tiene un sistema de hibridación ligera de 12 V en el que un motor eléctrico de 3 CV y 60 Nm de par asiste al de combustión en fases de aceleración, lo pone en marcha tras las detenciones cortas y recupera energía al desacelerar (que se almacena en una batería adicional de iones de litio). En la pantalla del ordenador de viaje y del salpicadero se muestran los flujos de energía y hay que estar fijándose en ellos para percibir la actuación del sistema. La suavidad y rapidez con la que actúa el sistema Start/Stop es destacable, casi pasa totalmente inadvertido.

Se puede elegir entre una caja de cambios manual de cinco velocidades o un cambio automático de tipo variador (CVT; es una opción que cuesta 1500 € y que no está disponible con el nivel de equipamiento S1). El Swift es tracción delantera pero, como en generaciones previas, habrá una versión con tracción total, que solo estará disponible con la transmisión manual y el nivel de equipamiento S2. 

Durante la presentación nacional hemos conducido la versión con cambio manual y nivel de equipamiento S3. Y brevemente una versión S3 con el cambio automático.

El cambio automático es de tipo variador continuo y no tiene marchas fijas. Esto hace que el ruido del motor y la velocidad del coche no siempre estén alineados y puede parecer extraño o no gustar. Para intentar eliminar esta sensación, el cambio emula tener marchas, e incluso con el nivel de equipamiento S3, hay unas levas situadas tras el volante (7 velocidades). Si el uso del coche es para ciudad, es una opción a tener en cuenta porque funciona con suavidad en toda circunstancia.

Pero si vamos a utilizar el coche para viajar, la sensación que he tenido es que con el cambio automático el Swift es menos agradable de conducir que con el manual. La caja manual de 5 velocidades tiene una palanca con un tacto suave, unos recorridos ajustados y no requiere de esfuerzo para cambiar entre marchas. 

La dirección tiene un tacto blando que permite maniobrar y realizar aparcamientos con comodidad. El motor responde rápido, sale con facilidad desde parado y permite hacer maniobras habituales como incorporarse a una rotonda de una manera ágil. 

Por carreteras de un solo carril por sentido, si hay que realizar una maniobra de adelantamiento se nota la falta de potencia porque hay que prepararla con mucha antelación. En carreteras reviradas, esa falta de potencia no se aprecia tanto porque el chasis nos permite cambiar de trayectoria con rapidez y confianza para obtener un buen paso por curva. Es aquí cuando la idea de un Swift Sport con más potencia, una suspensión ligeramente más firme y una dirección menos asistida se echa de menos

A velocidades altas el aislamiento acústico podría mejorarse, es más bien normal e inferior al de otros coches modernos. Además, el sonido del tres cilindros en aceleraciones fuertes no es agradable (la generación anterior, el sonido era bonito, para tratarse de un motor pequeño) aunque no todo es negativo, al ralentí las vibraciones están muy bien filtradas.

Suzuki dice que han conseguido optimizar el consumo de carburante un 8%. Durante la presentación hemos conducido el coche principalmente por carreteras nacionales y secundarias reviradas a ritmo alegre en algunos momentos y no hemos sobrepasado un consumo medio de 5,8 l/100 km. El modelo de 2017 ya destacó en nuestra prueba de consumo habitual (en el que recorremos unos 143 km a 120 km/h de media real por una autovía que atraviesa un puerto de montaña) gastando 5,7 l/100 km, uno de los más bajos hasta la fecha. 

Cuando probemos en detenimiento el Swift 2024, veremos si supera el consumo de la generación anterior en nuestra prueba y podremos apreciar mejor el  funcionamiento de los nuevos sistemas de seguridad y ayuda a la conducción que incorpora esta generación: el sistema de mantenimiento en el carril y la monitorización del estado del conductor. El primero no lo he podido probar en autovía pero sí en carreteras reviradas, como ocurre en la mayoría de los vehículos, no sigue la trayectoria de la carretera a penas la curva tenga un radio de giro un poco cerrado. El segundo, detecta pérdidas de atención gracias a una cámara interior, tiene un funcionamiento correcto, incluso con gafas de sol puestas. Emite una alerta sonora y otra visual en la pantalla del cuadro cuando no prestas atención a la carretera.

El renovado sistema de reconocimiento de señales de tráfico es muy intrusivo. Cada vez que sobrepasamos el límite de velocidad suena tres veces un pitido y no hemos conseguido desconectarlo.