El VISION-S es una berlina eléctrica de 4,9 metros de longitud, cuatro plazas y 544 CV. Es la primera vez que SONY realiza un prototipo de automóvil. Con él muestra lo que pretende hacer «para lograr una sociedad de conducción autónoma altamente avanzada y las nuevas experiencias emocionales que pretende ofrecer en el mundo de la movilidad».
Los sistemas de asistencia disponibles que nombra SONY son un programador de velocidad activo con mantenimiento en el carril (capaz de funcionar en zonas de obras), el cambio de carril y el aparcamiento automático sin conductor. Nada nuevo. Lo cierto es que estos sistemas son de nivel 2+ (artículo sobre la clasificación de los niveles de conducción autónoma), el mismo que tiene un Tesla o algún Cadillac y BMW en EE.UU o algún Nissan en Japón (en Europa no está permitido).
Sony dice que mediante actualizaciones futuras tienen el objetivo de alcanzar el nivel 4 o superior de conducción autónoma en el futuro. Tesla anuncia que «Todos los vehículos de Tesla tienen el hardware que será necesario en el futuro para una conducción completamente autónoma en casi todas las circunstancias».
Entre ambas afirmaciones hay diferencias importantes: mientras Tesla confía en un sistema de reconocimiento visual apoyado por un sensor radar y doce de ultrasonidos, Sony usa un sistema de cámaras (imagen), cinco radares, doce sensores de ultrasonidos (imagen) y tres lidar (imagen). Es decir, de partida el sistema de SONY proporciona como poco una mayor fiablidad.
Los sensores de las cámaras del VISION-S están desarrollados por Sony (son los sensores IMX390 e IMX424), pero no es la primera vez que se usan en un automóvil. En 2014 comenzó a proveer el sensor IMX390 a varios fabricantes de automóviles.
Sony también emplea cámaras para sustituir a los espejos retrovisores, tanto los dos exteriores como el interior. La ausencia de retrovisores exteriores ya se da en el Audi e-tron y el Honda e. También hay coches, como el Toyota RAV4 o el Range Rover Evoque, cuyo retrovisor interior funciona con espejo y con cámara (el conductor elige el modo).
El habitáculo del VISION-S es una sala de entretenimiento, algo que será posible con la llegada de la conducción autónoma. Hay 33 altavoces repartidos para generar un sonido envolvente (en cada apoyacabezas van dos) con la tecnología 360 Reality Auto de Sony.
En el salpicadero hay tres pantallas. Se controlan de tres formas: tocándolas (son táctiles), mediante una cuarta superficie táctil que hay en la consola o con un mando giratorio (del estilo del que tienen o tenían Audi, BMW o Mercedes-Benz).
La adaptabilidad es otro elemento importante en este prototipo. Presenta ideas como que la música que escucha en sus auriculares el conductor se reproduzca en el coche al sentarse, que si se está visualizando un mapa en el móvil se vea en la pantalla o que la temperatura se ajuste automáticamente en función del usuario (aprende de sus gustos) o de si hay un pasajero dormido.
Otra idea que comparte con Tesla este prototipo de Sony es la capacidad de aprender y actualizarse con el tiempo. En los coches de Tesla esa idea es ya realidad.
El VISION-S estaría hecho sobre una plataforma de nuevo desarrollo, escalable para distintos modelos de automóvil. Mide 4895 mm de longitud y 1900 mm de anchura; son 9 y 6 centímetros menos que un Tesla Model S. En cambio, la batalla es 4 cm mayor (3000 mm). El coche pesa 2350 kg, un 10 por ciento más que el Model S. Tiene dos motores eléctricos de 272 CV cada uno y acelera de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos. Sony no dice nada de la batería. La suspensión es mediante muelles neumáticos.
SONY ha utilizado componentes de diversos proveedores de la industria del automóvil para hacer este prototipo (Bosch, Continental, Magna o Nvidia, entre otros).