Hemos probado dos versiones diferentes del smart forfour, el primero con nivel de equipamiento «proxy» durante la presentación internacional y otro con nivel de equipamiento «passion» durante una semana, que tenía estos accesorios opcionales instalados: paquete deportivo, paquete «Led&Sensor», asistente de cambio de carril involuntario y techo solar —más detalles del equipamiento de serie y opcional en la ficha técnica—.
En esta lista de accesorios no está incluida la regulación de volante en altura y/o en extensión, ni la regulación en altura de la banqueta, que forman parte del «paquete de confort» junto a los espejos retrovisores regulables eléctricamente. Posiblemente por esta razón no siempre encontrábamos la postura más adecuada al volante.
Tenemos la impresión de que en el smart forfour hay elementos donde la forma prevalece sobre la función. Para determinados conductores el diseño tiene un peso importante, pero entendemos que nunca debe suponer una merma en la funcionalidad, en la facilidad de uso o en la ergonomía. Cosa que sucede en el smart y de lo que daremos detalle más adelante. Un modelo con un planteamiento parecido es el MINI, en cuyo interior encontramos muchos elementos con un diseño esmerado, pero cuyo funcionamiento es más preciso e intuitivo.
Los colores claros y el techo de cristal —opcional— dan sensación de amplitud al interior. La habitabilidad en la fila delantera es prácticamente idéntica a la del smart fortwo, aunque en el forfour los asientos se pueden alejar más del salpicadero y los cinturones tienen regulación en altura. No hay diferencias con el fortwo en lo referente al diseño del salpicadero, ordenación de los mandos y materiales de recubrimiento (impresiones del interior del smart fortwo).
Las puertas traseras abren en un ángulo de hasta 85º, lo que facilita la entrada y salida del vehículo. En la fila trasera, con la opción de techo retráctil de lona o techo de cristal (ambos tienen idéntica altura interior), una persona de 1,77 metros de estatura queda muy próxima a tocar el techo con la cabeza y alguien que mida 1,85 metros no puede apoyar la cabeza en el reposacabezas porque antes choca con el techo. El acceso a las plazas traseras es, no obstante, más cómodo que en el Renault Twingo.
Si dicha persona de 1,77 metros se sienta con una postura relajada —es decir, con la espalda no completamente recta y pegada al respaldo— detrás de otra de la misma altura, tocará levemente el asiento delantero con las rodillas. La anchura difícilmente será un problema, ya que esta fila está homologada para dos ocupantes. Hay dos configuraciones para la fila trasera, que siempre tiene dos plazas: banqueta corrida (de serie; imagen) o dos banquetas individuales separadas por una consola de plástico (es una opción que se llama «readyspace»; imagen).
Comparado con sus alternativas, detrás hay un espacio normal para las piernas, ligeramente superior al que ofrecen un KIA Picanto, un Peugeot 108 y un Renault Twingo. El Hyundai i10 es parecido al forfour en este sentido y el Chevrolet Spark es notablemente más amplio. Con respecto a la distancia libre al techo, el forfour queda peor posicionado, ya que varias de sus alternativas le superan en esta medición, como el Renault Twingo (aunque sin techo de cristal) y el Volkswagen up! (tabla comparativa de mediciones del interior).
La consola de plástico de la opción «readyspace» es extraíble y dentro de ella hay un hueco amplio para guardar objetos. No sirve como apoyabrazos y no hay nada que haga esta función (tampoco en el caso de la banqueta de serie). Otra característica de la opción «readyspace» es que, tirando de una tira de tela, las banquetas se pueden dar la vuelta (180 grados) y dejar más cerca del suelo (imagen). La utilidad de esta función es la de transportar bultos que por altura no quepan en el maletero.
Los respaldos traseros se pueden fijar en una posición denominada por smart como «posición de carga». Es una posición en la que el respaldo queda casi perpendicular respecto al suelo (se inclina 12 grados hacia delante) para dejar más espacio en el maletero. La plaza sigue siendo utilizable, aunque es poco confortable al obligar a llevar la espalda más recta. Esta solución también la tienen otros vehículos como, por ejemplo, el MINI.
Las ventanillas traseras son de tipo compás (imagen) y en el techo no hay asideros, pero sí un plafón de iluminación. Los dos asientos traseros tienen un reposacabezas regulable en altura y anclajes ISOFIX. En las puertas hay huecos para dejar objetos (imagen) y en la parte posterior de sendos respaldos delanteros hay unos bolsillos para guardar documentos (imagen).
El portón del maletero es de una sola hoja y se abre de la forma convencional en los coches de cinco puertas, es decir, de abajo hacia arriba. La boca de carga es amplia y el suelo del maletero completamente plano (imagen). El espacio de carga tiene un volumen de 185 litros. Es pequeño si se compara con el del SEAT Mii 5p, Renault Twingo y KIA Picanto (251, 219 y 200 litros respectivamente). También hay modelos con un maletero más pequeño, como el Chevrolet Spark (170 litros) —listado comparativo de alternativas al smart forfour ordenado por tamaño del maletero—.
Si se abaten las plazas traseras el volumen de carga aumenta hasta un máximo de 975 litros. El respaldo del asiento del acompañante también se puede abatir, lo que permite transportar objetos de hasta 2,22 metros de longitud (imagen).
La llave de contacto y algunos mandos del interior son comunes a modelos de Renault y Dacia, como la palanca de los intermitentes, la palanca de cambios (imagen), los tiradores de apertura de las puertas o los botones del salpicadero en el lado izquierdo del volante (imagen).
Otros mandos son de diseño específico y no siempre de manejo agradable. Por ejemplo las salidas de ventilación centrales, que están colocadas por encima del salpicadero a una distancia que requiere separar la espalda del respaldo para ajustarlas (imagen). En las versiones sin navegador opcional hay un soporte para dispositivos móviles que se coloca en consola central, sobre los mandos del sistema de sonido. Cuando hacemos uso de este accesorio, parte de los mandos de la radio quedan ocultos a la vista (imagen).
Tampoco los mandos del climatizador automático resultan intuitivos. El selector de temperatura tiene una especie de lupa de plástico que amplía los dígitos, pero es más engorroso que práctico y su tacto es endeble. Las luces que indican cómo está configurada la ventilación rodean el perímetro de los botones y su visibilidad es escasa (imagen).
Los ajustes nos han parecido correctos, con plásticos duros bien enrasados y sin bordes, que no generan crujidos al circular por pavimentos muy deteriorados. Sin embargo, pese al bajo kilometraje del coche, los pedales deportivos —opcionales— presentaban un acusado desgaste de los tacos de goma (imagen) y el plástico que recubre la columna de la dirección estaba muy arañado en la zona donde se inserta la llave de contacto (imagen).
Gran parte del salpicadero está tapizado en la misma tela que los asientos, con apariencia de redecilla y que también recubre los paneles de las puertas. Su aspecto da la sensación de no facilitar la limpieza pero gracias a ello no se producen reflejos. Si tenemos mascota, esta tela es muy propensa a quedar ensuciada con pelos. Otros plásticos de la consola central y de los paneles de las puertas son de tacto gomoso (imagen). En nuestra unidad eran de color blanco y se ensuciaban con mucha facilidad.
El puesto de conducción es diáfano y queda elevado —el que hemos probado no tenía la opción que permite regular la altura de la banqueta—. Tanto que incluso midiendo 1,80 m de altura no alcanzamos a pisar el suelo si, estando sentados, nos giramos para bajar del coche. Los mandos de los elevalunas están en una posición muy retrasada en los apoyabrazos de las puertas (imagen), por lo que hay que doblar en exceso el brazo para manejarlos. El reposapiés también queda en una posición retrasada, obligando a flexionar mucho la rodilla para poder descansar el pie sobre él.
Los mandos en el volante (imagen) no son compartidos con ningún modelo de Renault y su posición es más cómoda que, por ejemplo, en un Renault Clio, ya que todos los botones están a la vista. Desde ellos se puede operar el ordenador de abordo, modificar el volumen de la radio, del manos libres y regular el control y el limitador de velocidad. Para cambiar de emisora o responder una llamada, hay que pulsar los botones de la radio. El manejo del manos libres es sencillo y enlazó siempre rápidamente con nuestro teléfono móvil (en este caso un iPhone 5C), pero la calidad de sonido, sobre todo en marcha, es limitada.
Hay huecos de diferentes tamaños a poca distancia del conductor. Un cajón en el lateral derecho de la consola central (imagen) permite guardar objetos de tamaño mediano sin que queden a la vista y complementa a la guantera, que es de tamaño reducido y no tiene iluminación.