Por lo que cuesta (incluso por varios miles de euros más) no hay otro coche más recomendable para llevar en las plazas traseras pasajeros de gran estatura, no por la altura hasta el techo sino, principamente, por el espacio que hay para las piernas (mediciones interiores). Por tanto, también es un coche adecuado para quien, sin ser muy alto, quiera viajar detrás con las piernas estiradas. Para hacerse una idea de su habitabilidad, un pasajero de alrededor de 1,95 m de estatura puede ir detrás de un conductor de la misma talla y le quedaran cuatro dedos (unos siete centímetros) entre la rodilla y el respaldo.
La anchura que hay no permite que vayan cómodos tres pasajeros ya que, salvo que sean niños, irán apretados. Además, el del medio tendrá que abrir las piernas para colocar los pies, puesto que el túnel de la transmisión (sea o no una versión con tracción total) ocupa mucho espacio. Su asiento tampoco le hará el viaje agradable, ya que el respaldo en esa zona es duro.
No hay posibilidad de regular los asientos traseros, que pueden estar calefactados y no ventilados. Hay salidas de ventilación en los montantes (orientables) y en los pies, no en la consola. Los pasajeros de estas plazas tampoco pueden regular la climatización ya que no hay mandos para ello detrás. Tienen una pantalla al final de la consola en la que se visualizan la hora y la temperatura exterior.
El acceso a estas plazas traseras es sencillo porque las puertas tienen un ángulo de apertura grande y son muy largas. En la puerta trasera izquierda hay un paragüero.
Las plazas delanteras son idénticas a las de la berlina. El puesto de conducción es muy bueno, fundamentalmente porque todo está a mano. Además, los asientos delanteros son buenos: sujetan convenientemente el cuerpo y tienen un mullido y un tapizado que los hacen muy cómodos además de ser poco calurosos (hemos probado los de tela, no los de piel). Como nos ocurrió en la berlina, a pesar de la sensación de solidez general, en la unidad que hemos probado, se oía un ruido en la zona del salpicadero como si hubiese una pieza mal anclada.
El maletero del Superb Combi tiene una anchura mínima de 101 cm, una profundidad mínima de 100 cm y la altura hasta la cortinilla que lo cubre es de unos 54 centímetros. Si se abaten los respaldos traseros (hay que levantar primero, hacia delante, la banqueta, cuyo anclaje son unas varillas de hierro de aspecto endeble) la superficie de carga que queda no es plana porque los asientos quedan más altos.
Para que quede plana hay que adquirir el doble fondo opcional (imagen). Este doble fondo eleva unos pocos centímetros el piso principal del maletero, por lo que ya no queda un escalón al abatir los respaldos. El doble fondo no sirve para meter objetos voluminosos ya que tan sólo tiene unos 7 cm de altura. Sí sirve para dejar oculto, por ejemplo, un maletín o un ordenador portátl. El doble fondo, además de servir para ocultar objetos y para que al abatir los asientos traseros quede una superficie de carga sin escalones, también se puede desplazar hacia el exterior para permitir cargar bultos pesados con mayor facilidad. El borde de carga está a 60 centímetros del suelo, que es más bien poco.
Toda la zona de carga puede ir muy equipada para transportar distintos objetos. Puede tener dos rieles longitudinales sobre los que se fijan una barra telescópica (imagen), una cinta enrollable (imagen) y argollas (imagen). En el lateral izquierdo del maletero hay una luz que también hace de linterna (imagen) ya que puede extraerse; además puede fijarse en la carrocería o en cualquier superficie metálica gracias a un imán (imagen). También hay ganchos para colgar bolsas. La red vertical para separar el espacio de carga del habitáculo es opcional. Si no se pide, no están los anclajes necesarios en el techo para colocarla.
La cortinilla cubre-equipaje se desplaza sobre unas guias en los laterales del maletero. Para recogerla basta con empujar hacia abajo del asa; al hacerlo retrocede hasta un primer punto de frenado (más o menos, deja al descubierto el primer tercio del maletero. Si se vuelve a empujar, retrocede hasta el fondo.
El portón se eleva mucho al abrir el maletero lo que evita tener que agacharse para no golpearse con él. Para cerrarlo hay una pieza de goma que cuelga. No es una solución tal vez elegante pero a mi me ha parecido muy práctica, ya que es más sencillo tirar de esas pieza que de un asidero en el interior del portón. Opcionalmente, la apertura y cierre del maletero puede ser automática (imagen). Cuando se abre, la cortinilla se recoge automáticamente unos centímetros para que el espacio para introducir objetos sea mayor.