Esta versión del Octavia se distingue por su motor turbodiésel de 170 CV y algunos detalles deportivos, tanto en el exterior como en el interior. Está disponible con carrocería de cinco puertas o familiar («Combi») y únicamente con cambio manual de seis relaciones.
La versión de cinco puertas cuesta 26.150 €, 150 € menos que el Octavia RS 2.0 TFSI de 200 CV. Por la carrocería familiar hay que desembolsar 1.200 € más. De los vehículos de su tamaño y potencia, tan sólo el SEAT Toledo 2.0 TDI 170 CV Stylance cuesta menos. Un Ford Mondeo 4p Titanium 2.2 TDCi es también más asequible pero su motor es 15 CV menos potente (155 CV).
El motor de este Octavia tiene cuatro cilindros y 170 CV de potencia máxima (más información del motor). Con él, el Octavia RS 2.0 TDI 170 CV acelera de 0 a 100 km/h en 8,5 s y alcanza 225 km/h. El consumo medio homologado es 5,7 l/100 km/h. Por tanto, la relación entre prestaciones y consumo también es muy interesante (tabla comparativa).
Esta versión del Octavia me parece preferible a otras berlinas de potencia semejante, si se busca un cierto tacto deportivo. Para quien tenga estas aspiraciones, el motor es claramente preferible al de 177 CV que comparten el Lexus 220d y el Toyota Avensis. En cambio, no tiene la suavidad del motor de Toyota.
No es un motor excesivamente lento al iniciar la marcha desde parado y, una vez que alcanza 2.000 rpm, comienza a empujar con mucha fuerza hasta pasadas 4.500 rpm, si se acelera a fondo. Lo mejor del motor es la relación que consigue entre prestaciones y consumo. Tras un recorrido de 170 km entre los que se incluye unas veinte vueltas al circuito de Cheste, el ordenador indicaba un consumo inferior a 12 l/100 km.
El Octavia TDI 170 CV entra bien en curva, aunque si se fuerza el ritmo acaba resultando ligeramente más subvirador que el TFSI de 200 CV (prueba de esta versión): el Diesel pesa 100 kg más. Otra faceta positiva de esta versión, y que comparte con la de gasolina, es el acertado equilibrio que Škoda ha dado a la suspensión, consiguiendo un coche con una estabilidad elevada y un confort más que aceptable: los movimientos verticales de la carrocería están bien contenidos sin que esto suponga sacrificar la comodidad de los pasajeros.
La principal diferencia que noté entre ambas versiones conduciéndolas en el circuito —además de las que tienen que ver directamente con el motor— es el funcionamiento del control de tracción y estabilidad (de serie). Estos sistemas frenaban menos a la versión Diesel; ello no era debido a la acción de los frenos sino a la forma en que se interrumpía la fuerza del motor, mucho más apreciable en el de gasolina, tanto por la intensidad como por el tiempo que actuaba.
A pesar del superior par a medio régimen del TDI, que le hacia patinar a la salida de las curvas lentas con mayor facilidad, la sensación que me ha quedado es que el turbodiésel salía más rápidamente en aquellas curvas en las que estos dispositivos entraban en funcionamiento. En cualquier caso, el funcionamiento de los controles es satisfactorio porque permiten un cierto deslizamiento de los neumáticos antes de actuar.
En el Diesel, los desarrollos del cambio de marchas de seis velocidades están ajustados de tal forma que la velocidad máxima se alcanza cuando el motor da la potencia máxima (4.200 rpm). El manejo de la palanca es agradable por tacto y precisión. A corto plazo, Škoda no tiene previsto una caja automática de tipo DSG.
Como es normal en coches de calle, los frenos dieron muestras de fatiga durante las vueltas en circuito. En carretera no pude probarlos a fondo, pero los de la versión de gasolina que ya habíamos probado en km77.com (que son iguales) aguantaron bien un trato exigente.
Por fuera tiene el mismo aspecto que el Octavia RS 2.0 TFSI. Lo que sí cambia es el color de las pinzas de freno, rojas en vez de verdes (imagen). Dentro, conserva los asientos tapizados en piel negra y tela de color gris claro (más información del habitáculo).
El equipamiento de serie incluye el control de estabilidad, seis airbags, faros de xenón, un sistema de ayuda al arranque en rampa, ordenador de a bordo y programador de velocidad.
La versión RS con el motor gasolina 2.0 TFSi nos pareció muy interesante, además de por su motor, por su buen compromiso entre confort y estabilidad y la amplitud general del habitáculo, especialmente el maletero (prueba de esa versión).