SEAT Toledo 2.3 V5 20V (1999) | Buena estabilidad en un coche agradable de conducir
El SEAT Toledo 2.3 V5 tiene lo que SEAT denomina «suspensión deportiva», tanto en el modelo Sport como en el Executive. Además, con relación a otras versiones de la gama, tienen unas barras estabilizadoras más gruesas delante y detrás, llantas de mayor garganta y neumáticos 205/55 VR16 91 (en nuestra unidad de pruebas el código de velocidad era W en vez de V).
El resultado de este conjunto es satisfactorio, con una estabilidad elevada y un aplomo destacable sin por ello ofrecer un confort malo. Sin embargo, como en otros modelos del Grupo Volkswagen, sigue teniendo una amortiguación algo suave en extensión, que no evitar ciertos rebotes cuando pasamos rápido por zonas onduladas. Las ruedas no se mueven de su trayectoria, pero los rebotes restan inicialmente algo de confianza al conductor.
En carreteras con curvas tiene una buena pisada, un apoyo progresivo y el balanceo de la carrocería es pequeño. Pero se le nota pesadote y algo falto de agilidad al entrar en las curvas, con tendencia clara a subvirar. Aún así, el Toledo 2.3 V5 permite ir muy rápido y, sobre todo, resulta muy fácil de conducir y predecible en sus reacciones.
Nuestra unidad de pruebas (Executive) tenía un control de estabilidad (opcional) que apenas tenía que entrar en funcionamiento, incluso realizando una conducción de estilo deportivo en carreteras reviradas, lo que da una clara idea de que su límite de estabilidad está en un buen nivel. El control de estabilidad del Toledo da un cierto margen para poder realizar una «conducción deportiva», pero actúa con eficacia cuando detecta una pérdida de adherencia notable, sobre todo en sobreviraje. Para que llegue a actuar en subviraje, tiene que ser ya muy grande. Sin llegar a ser tan eficaz en curva como un Alfa 156, la suspensión del Toledo 2.3 V5 ofrece un equilibrio adecuado para poder disfrutar de un coche que aguanta bien un estilo de conducción deportiva, sin tampoco limitar mucho el confort.
Es muy agradable de conducir desde su cómodo puesto de conducción. La dirección es precisa, suficientemente rápida y tiene un grado de asistencia acertado, el cambio se maneja con rapidez y tiene unos desarrollos de transmisión apropiados y los frenos ofrecen un tacto muy progresivo y un buen mordiente.
Esta versión estrena discos de mayor diámetro (delante y detrás) que se dejan sentir, sobre todo, en su resistencia a la fatiga. Respecto a los otros Toledo, los del 2.3 V5 aguantan correctamente el trato duro, aunque también acaban sobrecalentándose. En cualquier caso, para llegar a dicha situación debemos practicar un uso prácticamente «de competición».