El precursor de los vehículos de cuatro metros fue hace ya muchos años el Volkswagen Golf, que medía bastante menos de cuatro metros. Pero su éxito, y el inevitable crecimiento inherente a todas las especies y razas bien alimentadas, lo situaron justo en esa barrera de los cuatro metros que define un segmento. Al carro del éxito del Golf se subieron todos los fabricantes, con vehículos de tres y cinco puertas, todos sin maletero, porque el segmento de los cuatro metros es “de los sin cola”. El Opel kadett, anterior al Golf, podría disputarle al Volkswagen la paternidad de este segmento, pero no hay color. El radical éxito del Golf lo convierte en el origen de la especie.

¿Y SEAT? Por aquellos años, como el resto de fabricantes, iba al rebufo. Pero SEAT un poco más atrasada.  Llegaron las dificultades con Fiat, la etapa en busca de nuevo dueño y el retraso en el desarrollo de modelos de recambio se iba retrasando. En los últimos coletazos de la relación con Fiat, SEAT le “robó” a la marca italiana el primer vehículo de cuatro metros de la entonces sí marca española (del Estado español): el SEAT Ronda.

Aquel derivado del Fiat Ritmo fue el primer eslabón de una cadena que se rompió. Aparecieron los Ford Escort, los Renault 19, Opel seguía con el Kadett, Peugeot trató de colarse con el 309, y más tarde Citroën presentó el ZX, mientras SEAT se demoraba en encontrar nuevo patrón, en construir la factoría de Martorell, en salir del enorme pozo de deudas en que se metió por construir la planta de Martorell y así hasta ahora

Toda esta travesía la ha hecho SEAT sólo con el Ibiza, porque el Málaga ayudó poco y el Ronda desapareció hace ya muchos años sin sustituto. El Toledo no llegó hasta las olimpiadas del 92, pero tampoco era un “cuatro metros, la medida del éxito”. A pesar de esta oferta pobre, SEAT se ha mantenido en los últimos años, gracias al binomio Ibiza /Córdoba, siempre en los primeros puestos de la tabla.