El SEAT Ibiza tiene unas cualidades dinámicas excelentes. Es un coche con un buen tacto de conducción, una estabilidad elevada y unas reacciones seguras, sobre todo porque lleva control de estabilidad de serie en todas las versiones. Destaca el buen rendimiento de la versión 1.9 TDI de 105 CV —fue sustituida por una con el nuevo motor Diesel 1.6 TDI de 105 CV con conducto comúnen octubre de 2009—.
En todas las unidades que hemos probado, la relación entre comodidad y estabilidad es muy buena. No sólo nos parece aconsejable porque reacciona con seguridad —algo que en mayor o menor medida hacen muchos coches modernos—, también puede ser satisfactorio para quien aprecie la ventajas que da un coche con una suspensión perfectamente puesta a punto y con una dirección de muy buen tacto.
Por esas razones es muy agradable, tanto para quien conduzca despacio y para quien sea más exigente. Por ejemplo, comparado con el Ibiza, al Renault Clio le falta una dirección así de buena.
Hemos conducido varias versiones del Ibiza, con suspensión normal y llantas de 16” y con suspensión deportiva opcional y llantas de 17” (detalles). Cualquiera de las dos combinaciones es satisfactoria. La suspensión «Sport» es más firme que la de serie. Da un toque deportivo al Ibiza —la carrocería va mejor sujeta, por lo que balancea y cabecea algo menos—, pero sin algunos de los inconvenientes de los coches realmente duros de suspensión.
1.6 105 CV
El Ibiza con el motor de gasolina 1.6 16v de 105 CV, sustituido a finales de 2010 por un 1.2 TSI de 105 CV, da un resultado relativamente bueno. No es de los que menos gastan, ni de los más rápidos, pero en conjunto cumple bien. De hecho, según nuestras mediciones, es ligeramente más rápido que un Hyundai Accent 3p 1.4 97 CV o que coches más pequeños y ligeros, como un FIAT 500 1.4 100 CV.
Uno de los coches que supera al Ibiza 1.6 105 CV por su capacidad de aceleración y consumo es el Renault Clio con el motor 1.2 TCE de 100 CV (turboalimentado). Como casi siempre se cumple la premisa de que, a igualdad de potencia, los coches con motor turboalimentado son más rápidos que los atmosféricos.
Una de las cosas más agradables que tiene el Ibiza con este motor, y que no se ve en las prestaciones, es la rapidez de respuesta. Es de esos coches en los que un toque al acelerador tiene un efecto inmediato en el motor, lo que facilita un cambio rápido de carril, desplazarse en ciudad con marchas largas o el comienzo de un adelantamiento.
Luego no acelera de manera extraordinaria, pero en ese primer instante responde bien. Lo que no tiene une una gran suavidad de funcionamiento, porque tiene un sonido grave ene fases de aceleración y al que se suma otro ruido cuando se conecta el aire acondicionado.
Tanto en las versiones con cambio manual como con DSG, ha pasado algo curioso con el consumo. El dato mínimo que se consigue conduciendo con mucha suavidad no es muy bajo y, en las condiciones más desfavorables, no se eleva tanto como en otros coches.
Con la versión manual, para hacer una media por autovía de 120 km/h (lo que supone un crucero próximo a 130 km/h), el consumo fue 7,2 l/100 km. En una carretera de montaña aprovechado la máxima capacidad de aceleración el consumo fue 13,4 l/100 km, cuando no es infrecuente en otros coches similares llegar a 15,0 l/100 km. En una utilización cotidiana con carretera, ciudad y vías de circunvalación a ritmo suave, el consumo puede estar sobre los 8,1 l/100 km.
1.6 105 CV DSG
El Ibiza 1.6 105 CV DSG de siete velocidades no nos ha resultado muy satisfactorio. El funcionamiento del cambio ha sido peor que en otros modelos del Grupo Volkswagen en el que lo hemos probado. En el modo normal («D») destaca por llevar el motor en la marcha más larga posible, por lo que, en condiciones normales, el motor va en una marcha larga y a un régimen bajo. No es infrecuente, entrar suavemente en una rotonda a unos 40 km/h en sexta marcha. Una vez se acelera para salir de la rotonda, el cambio reduce las marchas que considere oportunas en función de lo que pisemos el pedal del acelerador.
Tiene dos modos de funcionamiento normal y «Sport». El modo «Sport» circulaba casi siempre en marchas demasiado largas salvo si se va con el acelerador muy pisado, en vez de mantener una más corta para retener o dar mayor aceleración.
Nos ha sorprendido es el funcionamiento del «kick-down». Es decir, el pequeño pulsador que hay al final del recorrido del acelerador, cuya finalidad es que el cambio ponga la marcha más corta posible, para por ejemplo ganar velocidad rápidamente para realizar un adelantamiento. Pues bien, lo que hemos observado es que haciendo «kick-down» no reducía todas las marchas posibles. Accionando directamente sobre la palanca de cambios, era posible meter una marcha más corta sin problemas.
Además, también nos ha parecido que resultaba más lento a la hora de cambiar y que dejaba más tiempo sin aceleración, que otros coches en los que hemos probado el cambio DSG. Es un poco brusco cuando hay que maniobrar marcha adelante y atrás, sobre todo si estamos en cuesta; sí maniobra con suavidad en llano.
Según nuestras mediciones, el Ibiza 1.6 105 CV DSG acelera ligeramente más que la versión manual. La capacidad de recuperar velocidad en marchas largas es mucho mejor en la versión «DSG», fundamentalmente porque, a igualdad de marcha, tiene un desarrollo mucho más corto. La frenada es muy buena, prácticamente idéntica en los dos modelos.
Con el Ibiza 1.6 105 CV DSG no hemos obtenido un consumo muy bajo. Realizando un recorrido de 200 km por una autovía, con algunos desniveles y con poco tráfico, intentando realizar una conducción suave y a una velocidad media real de 119 km/h, gastó 8,1 l/100 km.
En una utilización normal por carretera abierta, ciudad y vías de circunvalación a ritmo suave, hemos obtenido un consumo en torno a 8,5 l/100 km. En ciudad, con tráfico intenso y paradas frecuentes, el consumo fue cercano a 12 l/100 km.
Como el Ibiza 1.6 105 CV DSG tiene un desarrollo en séptima marcha más largo que la quinta del 1.6 105 CV manual, puede tener un consumo más largo en carreteras donde se pueda llevar engranada la marcha más larga de forma continuada.
1.9 TDI 105 CV
Este motor fue reemplazado, en octubre de 2009, por un 1.6 TDI de 105 CV de menor consumo. Este motor 1.9 TDI tiene un desarrollo en quinta marcha extraordinariamente largo (55,9 km/h cada 1.000 rpm). SEAT optó por él para poder rebajar el consumo de carburante.
Este desarrollo tan largo impide que la quinta marcha sea útil en ciertos casos. En quinta marcha, el Ibiza 1.9 TDI 105 CV tiene poca fuerza hasta que no supera unos 100 o 110 km/h. Así, en vías de circunvalación o en tráfico denso, hay que reducir con gran frecuencia a cuarta velocidad si se quiere tener cierta reserva de aceleración.
A lo anterior no es difícil acostumbrarse. Lo cierto es que, una vez lanzado, el Ibiza con este motor tiene una energía extraordinaria, quizá superior a lo que cabe esperar de su potencia. De todos los coches Diesel de este tipo, el Ibiza es de los más rápidos y de los que menos gastan. Se puede viajar a un ritmo rápido con gran facilidad: se mueve con gran soltura muy por encima de la velocidad máxima legal en España.
El consumo que obtuvimos para hacer una media de 120 km/h fue de sólo 5,4 l/100 km, que es una cifra muy baja. Aunque se conduzca de forma poco cuidadosa, el consumo no sube de forma desproporcionada.
El inconveniente que tiene el Ibiza con este motor es que es muy ruidoso y áspero. Es muy posible que esta sensación no se repita en el 1.6 TDI de 105 CV. Todos los miembros de km77.com que hemos conducido este coche, coincidimos en lo enérgico que es, pero también nos parece incómodo por ruidoso, especialmente en recorridos por ciudad. En carretera el ruido parece mucho más atenuado.