Las prestaciones del 9-3 TiD son las que corresponden a un Diesel de 125 CV que no es ligero (1.510 kg).
Hay berlinas un poco más potentes y mucho más rápidas, como las del Grupo Volkswagen que tienen el motor TDI de 131 CV o el Ford Mondeo TDci. Cualquiera de estos modelos tiene más fuerza a todo régimen y una respuesta mucho más contundente al acelerador.
Pero lo normal es que las berlinas Diesel de potencia real semejante a la del 9-3 tengan también unas prestaciones semejantes. Es el caso del Citroën C5 HDI de 133 CV, el Nissan Primera DiC de 127 CV, Laguna dCi de 120 CV y —por supuesto— el Opel Vectra DTI, que lleva el motor de origen Isuzu que también tiene el 9-3.
Para una circulación normal o normalmente rápida por carreteras de sentido único, no faltan más prestaciones. En el recorrido por carretera de sentido único y rampas frecuentes no he necesitado forzar el motor para conseguir 150 km/h de media real (con cronómetro y teniendo en cuenta el error del cuentakilómetros).
Puede ir más rápido si se empieza a buscar un régimen alto y se acelera mucho con frecuencia. En todo caso, no es el coche para quien valore las prestaciones más por la sensación de aceleración que por la media real que puede dar en un viaje.
Si le echo en falta algo, es más bien un poco más de elasticidad, no de potencia. Hace falta acelerar más que otros coches para que tenga una buena respuesta desde bajo régimen. Los desarrollos son adecuados, pero es una de las berlinas de este tipo más pesadas.
A diferencia de lo que observó mi compañero Enrique Calle durante la presentación de este modelo, no me parece que sea ruidoso. Tiene un claro sonido a Diesel, pero a un volumen que no es alto. Se puede viajar rápido sin tener que elevar la voz al conversar o llevar la música alta. No es de los más suaves (los de PSA o Volvo lo son más), pero tampoco es el más áspero.
En circulación normal, mitad por carretera y mitad por ciudad, siempre con una conducción suave pero no siempre despacio, ha gastado 8,1 l/100 km. En un recorrido por carretera de sentido único a una media real de 152 km/h ha gastado 8,5 l/100 km. El Opel Vectra con el mismo motor, a una media de 145 km/h, gastó 8,1; es decir, las mediciones cuadran (no siempre pasa). El cuentakilómetros tiene un pequeño error por defecto, que no llega al 1,5 por ciento. El error del ordenador al medir el consumo se debe precisamente al del cuentakilómetros.