El motor da la fuerza de una manera muy uniforme. Cuando se acelera poco el motor es muy suave, silencioso y vibra poco; esto se aprecia sobre todo en ciudad.

A bajo régimen no tiene mucha fuerza en términos absolutos, pero lo compensa en parte unos desarrollos de transmisión muy bien elegidos (30,2 km/h cada 1.000 rpm en quinta). Es frecuente ir en la marcha más larga con el motor en una zona donde su respuesta es mejor (por encima de 4.000 rpm).

Una muestra de la buena respuesta del motor y de lo bien escogidos que están los desarrollos es que, en nuestra medición de recuperación en quinta velocidad, tarda 19,0 s en acelerar desde 80 hasta 120 km/h. Un Mitsubishi Colt 1.3 16v (95 CV) lo hace en 26,2 s y un Fiat Idea 1.4 16v (95 CV), en 28,2 s. Un Opel Meriva 1.6 de 101 CV es un poco más rápido, tarda 17,8 s.

Es factible recorrer muchos kilómetros por carreteras no necesariamente fáciles, sin tener que reducir de marcha, siempre y cuando el lanzamiento sea suficiente.

En cualquier caso, donde da lo mejor de sí es a partir de 3.500 rpm (aproximadamente) y para obtener la mejor aceleración hay que llegar hasta 6.000 que es donde da la potencia máxima. A pesar de que no es ligero (1.235 kilos) su capacidad de aceleración es ligeramente mejor que la del Meriva y claramente mejor que la del Idea mencionado, aunque es más lento que un Colt 1.3 16v.

Cuando el motor va muy revolucionado deja de ser silencioso, pero tampoco es tan ruidoso como otros motores pequeños de gasolina montados en utilitarios.

En condiciones normales de utilización el consumo de combustible es contenido. Por ejemplo, en un recorrido por autovía y carretera de doble sentido teniendo que hacer algún que otro adelantamiento y a una media real de 116 km/h, el consumo fue de 7,7 litros. Mezclando ciudad y carretera el consumo a velocidades legales puede estar rondando los 8,0 litros de media. Lo máximo que medimos fue 13,1 litros de consumo, pero llegar a un consumo así es completamente inusual.