Aunque comparte muchos elementos de su estructura con el Mégane modelo 2009, Renault le ha dado un estilo de carrocería completamente diferente. En el interior las semejanzas son más evidentes. Los dos modelos comparten la mayor parte de las piezas y recubrimientos.

La clave por la que el Renault Fluence tiene más espacio para las piernas que un Mégane Berlina es debido a que su distancia entre ejes es mayor (2,70 m, la misma que el Mégane Sport Tourer). Según nuestras mediciones, tiene 7 cm más de espacio para las piernas de los ocupantes de las plazas traseras que un Mégane Berlina y sólo 1 menos que un Renault Laguna y es casi igual que un Volvo S60 o un Volkswagen Jetta.

Con 69 cm de espacio para las piernas (según la forma de medir que tenemos en km77.com), hay sitio suficiente para que un adulto de talla media o algo superior no pegue con las rodillas en los respaldos de las plazas anteriores si delante va sentado otro similar. Sin embargo, no es un dato especialmente grande para un coche de 4,62 m de largo; por ejemplo, un Škoda Octavia (que es más corto que un Renault Fluence) tiene algún centímetro más en esta medición.

El dato de espacio menos favorable en las plazas traseras del Fluence es la altura libre al techo. Si una persona de 1,80 m se sienta atrás con la cadera bien pegada al respaldo es muy probable que su cabeza roce con el tapizado del techo.

El puesto de conducción es satisfactorio por la ubicación de los pedales y la amplia variedad de posiciones en que se pueden regular los asientos y volante. Los asientos delanteros me parecen mejorables. Tienen un relleno muy blando y apenas sujetan el cuerpo lateralmente. Sobre todo, he notado la falta de apoyo lateral cuando he ido de pasajero. A mi juicio los asientos de un Laguna e incluso los que llevan las variantes mas costosas de un Mégane son mejores porque tienen un mullido algo más firme y dan más apoyo lateral.

Es posible dejar los reposacabezas muy próximos a la parte posterior del cráneo (lo mejor en caso de accidente por alcance) porque tienen una regulación (de tipo «librillo», imagen).

Desde el punto de vista del conductor se controla bien la carrocería hacia delante pero no hacia atrás. La última parte del coche que ve el conductor por el espejo retrovisor es la bandeja que hay justo detrás de las plazas traseras mientras que el final de la carrocería está mucho más lejos y es difícil hacerse una idea de hasta dónde llega. Por esta razón viene especialmente bien el sensor trasero de ayuda al aparcamiento.

Como en el Renault Mégane, los mandos de la consola son muy pequeños (imagen), aparentemente su orden es confuso y difícilmente se pueden manejar sin retirar la vista de la carretera. Me parece un problema menor pues hay un mando en la columna de la dirección (imagen) que permite manejar con comodidad la mayor parte de las funciones del teléfono (conectado por «bluetooth»), navegador y sistema de sonido sin soltar las manos del volante y sin dejar de prestar atención a la carretera. Su uso requiere un periodo de adaptación para aprender a manejarlo pero una vez acostumbrados es muy cómodo.

El maletero tiene 530 l; mayor que el de casi todos los coches similares, salvo el Škoda Octavia que tiene una capacidad de 560 litros. Incluye una rueda de repuesto que puede ser de emergencia o del mismo tamaño que las otras cuatro.

Al maletero del Fluence se accede a través de una tapa que deja un hueco relativamente grande, imagen, (mucho mayor que, por ejemplo, el de un Ford Focus Sedán modelo 2011). Un fallo incomprensible es que la cara interior de esa tapa no tiene un asa de donde tirar para cerrar el maletero; hay que cerrarlo poniendo la mano sobre la chapa.

En el piso solo hay dos argollas para sujetar la carga (con cuatro se sujeta mucho mejor la carga). También hay unos ganchos en los laterales para colgar bolsas.

Para aumentar el espacio del maletero, las banquetas y los respaldos de las plazas traseras se pueden abatir. La superficie resultante no es plana sino que queda un escalón de unos 7 cm (imagen).