El EZ-GO es un vehículo eléctrico diseñado para la ciudad (Renault dice que su nombre se pronuncia «Easy Go»). Sus dimensiones son generosas: mide 5,20 m de longitud, 2,20 m de anchura, 1,60 m de altura y tiene una distancia entre ejes de 3,80 m. Es, por tanto, tan largo como un Rolls Royce Wraith, unos 20 cm más ancho que cualquier turismo a la venta e igual de alto que un monovolumen pequeño.
Puede transportar hasta a seis pasajeros. La idea de Renault es que se trata de un «robot-vehículo» que no se adquiere en propiedad como particular, sino que sirve para compartir trayectos, complementando al uso de los transportes públicos y del coche propio, y que la gestión del servicio se haga a través de los dispositivos móviles o bien desde estaciones al efecto.
Según Renault, «los pasajeros pueden ocupar el tiempo libre leyendo, trabajando, entreteniéndose, disfrutando de las vistas de la ciudad, durmiendo, etc» y las tarifas del servicio serían «asequibles». Para poner en marcha el proyecto es necesario que los urbanistas adapten las ciudades («smart cities») con el internet de las cosas (consiste en que el mobiliario urbano y doméstico tenga conectividad para poder programar sus funciones) y nuevos materiales y puntos de recarga eléctrica. También los hogares necesitarían de una adaptación.
Cada EZ-GO está asociado a una estación específica desde la que se pueden reservar plazas, acceder a información turística o adquirir entradas a museos o contenidos propuestos por quien lo gestione. Estas estaciones tienen un tamaño de 7,50 m de longitud, 3 m de anchura y 1 m de altura. El servicio puede estar operado por empresas privadas o públicas para funcionar las 24 horas (algo parecido a las plataformas de «car-sharing» ya existentes en muchas ciudades de España) y podría funcionar de puerta a puerta o desde/hacia una estación. La conducción es autónoma de nivel cuatro. La velocidad máxima está limitada a 50 km/h.
Está dotado de una serie de indicadores luminosos y pantallas en la carrocería para comunicarse con el exterior. De esa forma los peatones, ciclistas o conductores pueden recibir mensajes para cruzar una calle con seguridad o bien ser advertidos acústicamente de su presencia.
La carrocería tiene forma trapezoidal, una gran superficie acristalada que abarca también el techo y una puerta de apertura vertical que deja un vano amplio para acceder en una posición erguida (imagen). Las ruedas y la suspensión están carenadas para aumentar la protección y minimizar la suciedad producida al rodar. Dispone de una pequeña rampa de acceso para facilitar la movilidad a quien requiera de una silla de ruedas o a carritos de bebés.
Los asientos forman un semicírculo y, según Renault, los materiales elegidos son cálidos y duraderos para adaptarse al uso intensivo que tiene previsto. El suelo tiene una tarima de madera y una banda luminosa que indica la salida. Para colocar el equipaje hay un emplazamiento específico con amarres. Los usuarios disponen de conexión wifi, puntos de recarga inalámbrica y una pantalla con información sobre el trayecto, las paradas o detalles turísticos a lo largo de la ruta.
El sistema de propulsión está compuesto por un motor eléctrico que mueve las ruedas traseras y unas baterías alojadas en el piso, que se recargan mediante inducción en una plataforma. Renault no ha informado sobre la potencia del motor ni la capacidad de las baterías o la autonomía eléctrica. Las cuatro ruedas son direccionales (chasis 4CONTROL, como en el Renault Mégane o Talisman). La suspensión tiene regulación en altura, para acercar la carrocería al suelo cuando el vehículo se detiene o elevarla «varios centímetros» al superar un resalto. Los intermitentes están integrados en el carenado de las ruedas y giran a la par que estas tuercen en las curvas.
Todos los sensores necesarios para la conducción autónoma (radares, lídares, ultrasonidos y cámaras) están agrupados en una antena desmontable sobre el techo.