El Taycan puede tener configuración de cuatro (imagen) o cinco plazas (imagen). Por la anchura disponible detrás —que no es mucha— y porque en el piso hay una protuberancia —similar a la que produce el túnel de la transmisión en otros coches y que aquí se emplea para dar cabida a componentes electrónicos— es difícil que ese quinto pasajero colocado en el centro pueda viajar de manera confortable (imagen). Así que quizás tenga poco sentido optar por la de cinco (una decisión que cuesta 484 €). Porsche se refiere a esta configuración de asientos como 4+1, lo cual ya hace intuir que es una quinta plaza testimonial y solo aprovechable para ocasiones excepcionales.
Se va sentado en una posición más parecida a la de un deportivo que a la de una berlina de cinco metros de longitud. De hecho, su carrocería está, por altura, más cerca de la de un 911 que de la de un Audi A8; respecto a un Panamera, es cinco centímetros más bajo. No por ello es un coche poco recomendable para que se acomoden personas altas, dado que en las plazas delanteras se viaja cómodo con una estatura de hasta 1,95 metros aproximadamente y en las traseras puede ir, más o menos bien, quien mida hasta metro ochenta y cinco.
Es posible que estas apreciaciones cambien si no está instalado el techo panorámico de cristal (desde 1634 €). Es un vidrio de gran tamaño —aproximadamente de un metro cuadrado— que abarca toda la superficie que queda por encima de las cabezas de todos los pasajeros. Está tratado para filtrar el 100 % de la radiación ultravioleta (son siete capas que, en conjunto, tienen un grosor de 5,77 mm) y no cuenta con una cortinilla para evitar que pase la luz. Cuando probamos el coche en Holanda, durante días nublados, no le encontramos inconveniente; ya en España, en los meses de verano, hemos echado en falta una cortinilla.
Los asientos están cerca del piso y del suelo. En los delanteros es más sencillo sentarse que salir del coche porque, en esta segunda maniobra, el resalto lateral estorba. También porque para salir hay que sacar mucho la pierna para superar el umbral de la puerta, que es ancho y queda relativamente lejos. Al sentarse hay que tener cuidado con el canto del salpicadero, que queda colocado a la altura de donde pasa la rodilla (como bien hemos comprobado un par de veces dos personas de estatura bien diferente).
Una vez sentado, es fácil encontrar una posición de conducción óptima. Volante y asiento tienen ajustes amplios. En mi caso, que mido algo más de metro noventa, la cabeza no me roza con el techo y la visibilidad hacia delante es buena. Quizás, a quien le queden los ojos a menor altura, la forma del capó —cuyos laterales sobresalen recordando, sin duda, la sensación que se tiene a los mandos de un 911— le sea más complicado estimar dónde están los extremos delanteros del coche. Hacia atrás, la visibilidad es mala para cualquiera porque la luneta es muy pequeña.
Como en el resto de modelos de Porsche, el botón de puesta en marcha se encuentra a la izquierda del volante, en el salpicadero. Es un botón grande (imagen), al que se llega con facilidad. Para elegir si se quiere avanzar o retroceder hay que usar una palanca pequeñita que hay a la derecha (imagen); junto a ella está el botón «P» que activa el bloqueo de la transmisión.
El volante tiene varios botones y tres palancas (imagen). Son los únicos mandos mecánicos tradicionales, todo lo demás se maneja desde las pantallas o desde los laterales de la que hace de cuadro de instrumentos. Esta pantalla, que es curva, es una de las hasta cinco que puede tener el Taycan. De serie hay tres —instrumentación, infoentretenimiento y climatización (imagen del salpicadero)—; la cuarta es opcional (1041 €), es del mismo tamaño que la central (10,9”) y se encuentra enfrente del pasajero (imagen). Desde ella, este puede manejar el equipo multimedia o el navegador sin que cambie lo que se ve mientras en su gemela.
En general, me ha parecido que los menús de las pantallas están bien resueltos (ejemplos) y una vez que se conoce cómo se manejan todos los mandos (el del programador de velocidad, por ejemplo), es un coche fácil de utilizar. Toda la climatización se gestiona desde la pantalla que hay en la consola, lo cual incluye la orientación de las rejillas de ventilación (imagen). Porsche optó por esta solución por primera vez en el Panamera, donde no nos gustó porque es un sistema más lento y menos preciso que dirigir a mano la salida de aire. En el Taycan es poco más fácil orientarlas (Porsche ha optado por una solución parecida a la del Tesla Model 3) pero sigue sin aportar ninguna ventaja al sistema tradicional.
En la segunda fila el espacio para las piernas no es generoso, pero sí suficiente para que un adulto de metro ochenta quepa detrás de otro de altura similar. Los pasajeros de esta fila pueden gestionar la climatización trasera (si se ha adquirido el climatizador de cuatro zonas; 835 €) desde una quinta pantalla (imagen). No está en una ubicación cómoda de utilizar ya que obliga a separarse por completo del respaldo para tocarla.
Hay dos maleteros, uno por delante del habitáculo que tiene 81 u 84 litros (depende de la versión; imagen) y otro por detrás, de 366 o 407 litros (también depende de la versión elegida). Es decir, en total, el volumen de carga es de entre 447 y 491 litros. Mucho menos que en un Tesla Model S, en el que hay 798 litros. Las versiones 4S tienen el maletero trasero 41 litros más capaz porque el motor de ese eje es más pequeño que el de las Turbo (más información en la página de técnica).
Al maletero trasero no se accede por un portón, sino por una tapa (el Taycan es un cuatro puertas; imagen). Es un maletero profundo, no muy alto y de anchura normal (imagen), con un doble fondo poco profundo (imagen). En la zona más próxima a la boca de carga hay menos altura disponible que en el fondo no solo por la caída de la carrocería sino también por el revestimiento interior de la tapa, que es voluminoso y golpea con el equipaje. Donde no hay revestimiento es en la chapa que hay en la parte superior del maletero, lo que empobrece la excelente sensación de calidad y cuidado que deja el resto del coche.
El Taycan es un coche de precio elevado y aspecto lujoso, con materiales de calidad recubriendo las diferentes piezas que componen el habitáculo. A pesar de ello, al menos en la unidad que hemos probado en España, se oían varios ruidos de piezas que parecían rozar entre sí. Como ocurre en otros coches de lujo, las posibilidades de personalización son inmensas, no solo por combinación de materiales y colores para los plásticos y tejidos, cinturones de seguridad incluidos, sino también por los detalles posibles, como que en los apoyacabezas aparezca el emblema de Porsche (460 euros) o que la llave vaya tapizada en cuero del mismo color que la carrocería (478 €).