Una de las cosas que mejor hace Porsche en sus modelos es la puesta a punto de las suspensiones y este Macan no es una excepción. Es un todoterreno hecho para quien le guste conducir en vías asfaltadas, y no necesariamente a alta velocidad. La suspensión es muy cómoda, tanto la de muelles helicoidales con amortiguadores de dureza variable como la de muelles neumáticos, que son las dos que hemos probado (ambas son opcionales, no hemos conducido ninguna unidad con la suspensión de serie). El Macan tiene una excelente capacidad para aislar a los ocupantes no solo del estado del piso, sino también del ruido, incluso sin la opción de «cristales térmicos, aislantes de ruido», que es como Porsche denomina a las ventanillas laminadas.
Todo ello lo logra trasmitiendo sensación de agilidad en las curvas. Los cambios de trayectoria son rápidos y precisos y el balanceo de la carrocería es pequeño. El Macan parece un vehículo ligero para sus dimensiones, cuando realmente no lo es. De hecho, su masa en condiciones de homologación es 1870 kilogramos con el motor de cuatro cilindros (1940 kg el Macan S) que es un valor más alto que el de varias de sus alternativas. El todoterreno más ligero con características similares es el Alfa Romeo Stelvio, que pesa 135 kg menos que el Porsche Macan. El Jaguar F-PACE 2.0 de 250 CV y el BMW X3 xDrive30i de 252 CV también son más ligeros (ficha comparativa).
El sistema de tracción total es permanente en las cuatro ruedas y está configurado para que el eje trasero reciba más par del motor. Si se acelera fuerte en una curva, el Macan puede reaccionar con un pequeño deslizamiento lateral del eje posterior (sobreviraje), aunque nunca tanto como lo haría un vehículo de tracción trasera de potencia similar, ni como para perder el control.
El tacto de la dirección es muy bueno (hemos probado la opcional con asistencia variable según la velocidad, cuesta 299 euros). En parado es tirando a dura, no es de esas direcciones que se mueven con el dedo meñique sin apenas esfuerzo, pero en movimiento el conductor la percibe como muy precisa y, en poco tiempo, se siente muy cómodo a la hora de negociar curvas. La de un Alfa Romeo Stelvio es claramente más rápida (su desmultiplicación es 12,0:1, por 14,3:1 del Porsche) y puede que a algunas personas les guste más así, aunque requiere un pequeño periodo de adaptación para no girar más de la cuenta y conducir fluidamente.
En la maniobra de esquiva la sensación de seguridad y control al volante fue buena. En el vídeo se ve que la carrocería da unos pequeños rebotes durante el recorrido del segundo tramo de conos, aunque estos no dificultaron mantener el control del vehículo. La superamos a una velocidad máxima de 76 km/h, uno menos que con el Stelvio. A velocidades superiores, el subviraje nos impidió afrontar correctamente el tramo final de conos.
El sistema de frenos del Macan S es más potente que el del Macan. Tiene pinzas de frenos delanteras de 6 pistones y discos de 360 milímetros de diámetro, mientras que en el Macan las pinzas delanteras son de 4 pistones y los discos miden 345 mm. En el eje trasero no hay diferencias: pinzas flotantes de un pistón y discos de 330 mm. Además, el Macan S se puede pedir con discos cerámicos (PCCB), mientras que el Macan no (para esta versión están disponibles los PSCB, que también son de hierro fundido, pero tienen un recubrimiento que mejora en rendimiento en frenadas fuertes y continuadas; informacion técnica).
A pesar de todo, el poder de deceleración del Macan «básico» es grande. La unidad que hemos utilizado para hacer las pruebas de frenada ha necesitado 49,2 metros para detenerse desde 120 km/h, una distancia muy corta (los neumáticos eran Continental ContiSportContact 5P N0, medidas 265/40 R21 delante y 295/35 R21 detrás). No obstante, con un BMW X5 xDrive30d logramos una distancia todavía inferior, 48,4 metros (neumáticos Pirelli PZero, medida 275/35 R22 delante y 315/30 R22 detrás). Un Stelvio de 280 CV necesitó 52,0 m (Michelin Latitude Sport 3, medida 255/45 R20 105V en ambos ejes). El cabeceo en las frenadas fuertes es pequeño y la resistencia al calentamiento, buena. No hemos medido la distancia de frenada de un Macan S.
El Macan S lo hemos probado con la suspensión neumática, mientras que el Macan tenía la de muelles helicoidales. Ambas unidades tenían amortiguadores de dureza variable (PASM) y llantas de 21 pulgadas. Recomendamos la suspensión neumática porque se puede ajustar para que vaya más firme, hace que la conducción se sienta más precisa y en curvas se disfruta más (además, en «modo comfort» es más cómodo).
El motor del Macan S es superior al del Macan, no solo en prestaciones, sino también en algo más subjetivo como son las sensaciones de conducción que transmite. El de 245 CV, de cuatro cilindros y 2,0 litros de cilindrada, es suave, tiene una respuesta buena a todo régimen y un empuje intenso. No podemos poner queja alguna en estos apartados. Pero con el escape de serie (no lo hemos probado con el deportivo, que cuesta unos 2700 euros), tiene un sonido corriente, convencional, prácticamente el mismo que se oye en un Audi Q5 45 TFSI, que tiene el mismo motor. Pensamos que quizás, en un Porsche, que es una marca que suele generar una cierta expectativa de emociones deportivas, esto puede decepcionar.
Esta versión del Macan es una buena opción de compra para quien quiera un Porsche bien por estatus o porque le gusta la marca, antes que por tener un todoterreno con «prestaciones de deportivo». Con todo, es un vehículo rápido, con el que se puede circular a ritmo elevado por todo tipo de vías. Hemos medido 7,8 segundos para pasar de 40 a 120 km/h, que es menos de lo que necesitó un Jaguar F-PACE Diesel de 300 CV (8,8 s). Un Alfa Romeo Stelvio de 280 CV es un 14 % más potente y un 5 % más rápido (7,4 s).
El motor V6 de 3,0 litros y 354 CV del Macan S entrega la potencia de forma todavía más progresiva y, a la vez, da mucho más empuje que el Macan, si bien rara vez hará falta (es 1,3 segundos más rápido acelerando de 0 a 100 km/h y alcanza una velocidad punta 29 km/h superior; ficha comparativa). Dentro de la discreción, su sonido es más grave y contundente. Suena más bonito y transmite mejor la sensación de ir en un coche hasta cierto punto «especial». Con todo, es muy probable que algunos conductores echen en falta el sonido típicamente a «motor Porsche» de los cupés y deportivos de esta marca.
El consumo medio de gasolina del Macan de 245 CV en nuestro recorrido de referencia —un trayecto de 144 km por autovía en la que hay constantes cambios de nivel y que completamos a una velocidad media de 120 km/h— ha sido 9,0 l/100 km. Es un valor normal para un coche de estas dimensiones y potencia. Con el Alfa Romeo Stelvio de 280 CV el consumo medio fue de 9,2 l/100 km (no hemos hecho este trayecto con un Macan S). La función de avance por inercia de la caja de cambios —inserta el punto muerto en los momentos en que no se pisa el acelerador ni el freno para que el coche no se frene con la retención del motor— está siempre activa cuando se selecciona el modo de conducción Norrmal.