El Macan es muy agradable de conducir. A ello contribuye el buen tacto de la dirección, la sensación de seguridad que transmite en todo tipo de circunstancias, el muy buen funcionamiento de la caja de cambios (automática de siete velocidades y doble embrague) y la excelente respuesta de los motores.
Pero hay dos aspectos en los que me parece que sobresale. Silencio y confort. El ruido que se oye es de baja intensidad y poco molesto. Además, Porsche ha conseguido aislar muy bien el habitáculo del estado del asfalto, y lo ha hecho tanto de aquellos elementos que producen movimientos grandes y rápidos de la suspensión —los reductores de velocidad de plástico que hay en la calzada o los pasos peatonales sobreelevados— como de la rugosidad que presenta el asfalto.
Esta opinión es válida para el Macan con la suspensión neumática y amortiguadores de dureza variable (PASM), opciones que llevaba instaladas la versión S Diesel que hemos probado en España. De todos modos, la impresión que le dio a mi compañero Enrique Calle tras conducir el Macan de manera más breve en la presentación a la prensa en Alemania, es que, con los muelles helicoidales (los de serie), estas cualidades también se tienen.
La ventaja principal de los muelles neumáticos es que permiten variar la altura de la carrocería a lo largo de 50 mm, en tres posiciones: normal, baja (-10 mm) y off-road (+40 mm). También permite, mediante la pulsación de un botón que hay en el lateral derecho del maletero, bajar la parte trasera del coche 50 mm para facilitar la introducción o extracción de la carga.
Lo que menos me ha gustado es que no es fácil calcular los extremos delanteros del coche en las maniobras. Los sensores de proximidad son muy valiosos como ayuda pero, cuando hay que apurar al centímetro, es complicado saber dónde están las esquinas del paragolpes. Quizás, pasando más tiempo con el coche sea más fácil hacerse a sus dimensiones y formas. La cámara trasera (opcional, como los sensores de proximidad) me parece totalmente recomendable por la ayuda que supone al maniobrar y la seguridad que aporta al retroceder. La imagen que capta la cámara y que se muestra en la pantalla central es de muy buena calidad, incluso en lugares oscuros como un garaje.
El Macan S Diesel es alto (1,62 metros) y pesado (1955 kg, más que un Audi Q5 o un BMW X3 también con motores Diesel de seis cilindros). Sin embargo, no lo parece porque se mueve con agilidad en curvas y responde con rapidez a los movimientos que el conductor hace sobre el volante y los frenos.No tiene una entrada en curva tan incisiva como otros coches más bajos y ligeros, pero el ritmo al que permite circular por una carretera de montaña es alto. Me ha llamado mucho la atención que esa efectividad en curva se consigue con una suspensión que controla bien los movimientos de la carrocería sin hacer del Macan un coche incómodo por duro. Y esto es así incluso si se selecciona el ajuste «SPORT PLUS» de la amortiguación, el más duro de los tres posibles —«Confort», «SPORT» y «SPORT PLUS»— (en el caso de que este instalada la amortiguación de dureza variable PASM).
El sistema de tracción total está configurado para que, bajo fuerte aceleración en una curva, el Macan reaccione como un coche de tracción trasera, en el que el conductor nota perfectamente cómo las ruedas traseras hacen la mayor parte del esfuerzo para acelerar el coche. No se produce un derrapaje amplio, sino un pequeño movimiento lateral de la parte trasera del coche que nunca va a más (al menos en seco, que ha sido como lo hemos probado) porque el PSM (el control de estabilidad en Porsche) se encarga de evitarlo si el conductor no lo corrige. Porsche dice que para que se produzca un verdadero sobreviraje son necesarias las tres condiciones siguientes: que el PSM está desactivado, el botón Sport Plus activado y que el Macan tenga instalado el diferencial trasero autoblocante.
Este diferencial trasero opcional trae consigo la función «TPV plus». Esta función frena la rueda interior en las curvas para que la exterior reciba más fuerza y ayude a que el coche pueda mantener mejor la trayectoria. El botón «Sport Plus» forma parte del también opcional paquete «SportChrono» que trae además un cronómetro instalado en la parte superior central del salpicadero, la función de salida rápida «launch-control» y una gestión más veloz del cambio de marchas.
El botón «OFF-ROAD» sí es de serie en toda la gama. Al pulsarlo cambia la respuesta del acelerador y el funcionamiento de la caja de cambios automática, del ABS y del sistema de tracción. Lo hacen para facilitar el avance en firmes que tienen peor adherencia del asfalto. Además, si está instalada, la suspensión neumática se pone en el nivel que deja la mayor distancia libre al suelo, 230 mm. Son 15 mm más que la que ofrece un Range Rover Evoque y 18 mm más que en un BMW X3.
También es de serie el control de velocidad en descenso. Este elemento mantiene automáticamente, actuando sobre los frenos, la velocidad durante una bajada. El conductor puede seleccionar la velocidad entre 3 y 30 km/h. Su funcionamiento en seco, en una pendiente con tierra suelta y un desnivel del 40%, es satisfactorio.
El motor Diesel da 258 CV y tiene seis cilindros. Es el mismo que Audi, por ejemplo, utiliza en el Q5 aunque con otro valor de potencia máxima (245 CV; ficha técnica comparativa). Posiblemente los motores de gasolina del Macan funcionen con más suavidad, no los he probado, pero el Diesel es lo suficientemente suave para que esta versión del Macan parezca refinada. También hace poco ruido y el que hace, salvo cuando se circula en condiciones en las que su ruido se oye mucho, como en el interior de un garaje con las ventanillas bajadas, no es desagradable, incluso a veces puede hacer dudar si es de gasóleo o no.
La respuesta del motor ante una solicitud de aceleración grande es inmediata y constante hasta que se produce el cambio a una relación de cambio superior. Las prestaciones son buenas (tabla de mediciones): en nuestra medición de aceleración de 80 a 120 km/h emplea 4,6 segundos. Es menos que lo que necesitó un Range Rover Evoque con motor de gasolina y 240 CV (5,0 s) o un BMW X5, más grande, con la misma potencia y también Diesel (4,9 s).
A la buena sensación global que transmite el motor se une el excelente funcionamiento del cambio automático. No creo que haya un conductor que cambie así de rápido y de suave siempre, sin fallos.
Con el motor Diesel el consumo es contenido, lo que permite hacer trayectos largos sin tener que parar a repostar con frecuencia. Quien valore este aspecto debería tener en cuenta la posibilidad de sustituir el depósito de serie de 60 litros por el opcional, sin coste, de 75.
En carretera y autopista es fácil obtener consumos de entre 7 y 8 l/100 km, sin preocuparse en conducir de una forma especialmente económica. En nuestra prueba comparativa de consumo —un recorrido de ida y vuelta por autovía para completar 143 km, conduciendo con suavidad e intentando lograr una media de 120 km/h (en este caso 119 km/h debido a que había obras en una zona)— gastó 7,4 l/100 km (consumo real, el ordenador del coche marcaba un 3,9 por ciento menos).