En el salpicadero Porsche Cayenne hay dos pantallas: una para la instrumentación y otra para el sistema de infoentretenimiento. En opción, abonando unos 1500 euros, se puede pedir una tercera ubicada frente al pasajero, por encima de la guantera. Porsche dice que la mayoría de mandos de control están en el volante o alrededor del mismo y todos cerca de las manos del conductor. El selector del cambio, por ejemplo, está en el propio salpicadero, junto a la pantalla del sistema multimedia (imagen), y el botón de arranque, en el lado izquierdo del mismo, como en el resto de modelos de Porsche (imagen).
El volante es de pequeño diámetro (360 mm) y tiene botones y mandos que sirven para cambiar los modos de conducción y de otros sistemas del vehículo, como el head-up display. En el radio inferior hay un botón oculto, sin ningún tipo de marcado, que sirve para activar la calefacción del aro. En la zona posterior hay unas levas (de buen tacto) para el manejo de la caja de cambios. La columna de la dirección es ajustable en altura y profundidad por medios eléctricos.
Los asientos delanteros pueden ser de una pieza —es decir, con los reposacabezas fijos e integrados en el respaldo— o de dos —con los resposacabezas separados y regulables en altura y aproximación—. Los primeros, que son los que he probado, conjugan bien confort y sujeción del cuerpo, sin ser sobresalientes en ningún apartado. Pagando la correspondiente opción se puede pedir que tengan ajustes poco convencionales, como la anchura de los soportes laterales de la banqueta y el respaldo, siempre eléctricos. También forman parte del equipo opcional la calefacción, la ventilación y la función de masaje. La postura al volante es elevada con respecto a la carretera (porque el Cayenne es un coche alto, pues mide 1,70 metros de altura), pero no con respecto al piso del vehículo, por lo que la postura es parecida, que no igual, a la de una berlina.
El panel de la instrumentación es curvo y no tiene una capillita que lo proteja de los rayos de sol, pero incluso cuando estos inciden directamente en él, los datos son perfectamente visibles. Lo que no se ve tan bien es la información de los extremos porque el volante es pequeño y el aro los tapa. Como es normal a día de hoy, es posible elegir entre distintos tipos de visualización para dar más o menos importancia a la información que nos interesa en cada momento. Estos son algunos ejemplos: imagen, imagen e imagen.
El sistema multimedia dispone de las funcionalidades habituales de este tipo de dispositivos: Apple CarPlay, Android Auto (ambos inalámbricos, pero ninguno se proyecta en la instrumentación), Spotify y Apple Music. La interfaz gráfica no tiene animaciones presuntuosas, es «muy seria», pero tampoco es un ejemplo de organización intuitiva. Hay muchos menús, la respuesta del panel no siempre es rápida y fluida y quizás el tamaño de la fuente (de la letra) es un tanto pequeño. El multimedia de un Range Rover Sport, además de mostrarse es una pantalla de mayor tamaño (13,1 pulgadas, frente a las 10,9 del Porsche), tiene un aspecto más moderno y está colocado más cerca del conductor.
La pantalla opcional para el pasajero también es de 10,9 pulgadas. Esta le permite al pasajero, por ejemplo, ver determinados datos del cuadro de instrumentos (como la velocidad), introducir una dirección en el navegador o cambiar algunos ajustes del vehículo. También sirve para que el acompañante vea una película. Con el objetivo de evitar que el conductor se distraiga con su contenido, el panel está polarizado, de tal manera quien esté al volante lo único que verá será una superficie negra (es posible que bajo determinadas condiciones de luz aprecie algunos colores, pero nunca verá una imagen nítida).
Los mandos del climatizador se hallan entre los dos asientos delanteros (imagen). Los hay de dos tipos: sensibles al tacto (con función háptica, lo cual supone una pequeña ayuda) y mecánicos, que bajo nuestro punto de vista son los ideales de cara a la seguridad. Esta parte del salpicadero —como muchas otras— está terminada en plástico negro brillante y hay determinadas circunstancias en las que el reflejo de luz del sol impide ver los iconos retroiluminados y deslumbra.
La cantidad de espacios destinados a objetos es normal: hay los suficientes para no echar en falta más, pero no sobran ni ninguno tiene un tamaño espectacular. En el hueco que hay justo delante del panel del climatizador se encuentra un cargador inalámbrico refrigerado con una potencia de carga de 15 vatios. En este lugar es donde se localizan dos de las cuatro entradas USB-C que tiene el Cayenne (imagen; las otras dos están en la consola de la fila trasera, imagen).
La calidad de construcción parece buena, pues el encaje de las piezas es sólido y preciso. No obstante, un Range Rover Sport transmite mayor impresión de suntuosidad y lujo, sobre todo porque en su interior hay más materiales de categoría noble como el cuero, la madera o el aluminio. Porsche emplea en el Cayenne mucho plástico negro brillante, que no es un material lujoso, que se raya con facilidad y, además, es complicado de mantenerlo con un aspecto limpio.
En lo relativo a espacio para los ocupantes de la fila posterior, no hay ninguna novedad comparado con el Cayenne 2018, pues al fin y al cabo son la misma generación. El espacio para las piernas es generoso (mejor que en un Range Rover Sport y peor que en un Audi Q8) y además hay un buen hueco debajo del asiento delantero para meter los pies, incluso aunque el que esté delante lo baje del todo. La altura hasta el techo es suficiente para que una persona de 1,80 metros se pueda estirar (también en el caso de la carrocería Coupé), pero tanto en el Audi como en el Range superan al Porsche en esta cota. Por anchura, tres adultos de corpulencia normal viajarán sin pasarlo mal, pero dos irán mucho mejor.
El volumen del maletero depende de la carrocería y de la versión. Va de un mínimo de 434 litros para los Cayenne Coupé híbridos enchufables, hasta un máximo de 772 litros para los Cayenne de combustión sin hibridación y carrocería SUV convencional. Nosotros hemos probado el caso menos favorable y ciertamente es poco volumen para las dimensiones de la carrocería, aunque sus rivales no ofrecen mucho más: el Audi Q8 PHEV está en 439 litros y el Range Sport PHEV, en 450 (el Mercedes-Benz GLE Coupé PHEV es el mejor en este apartado, con 510 l). Con el espacio disponible se pueden meter, por ejemplo, dos maletas (una grande y otra pequeña) y una silla de bebé plegada (imagen). Lo que es un verdadero fastidio es la enorme bolsa de cables (imagen), para la que no existe un hueco específico en la que guardarse sin molestar.