Porsche 911 GTS (2015) | Impresiones de conducción
Las versiones GTS del 911 las he conducido en carretera y en circuito donde un instructor de Porsche montado en un 911 Turbo S hace de guía. Tras él, un 911 Carrera 4 GTS Targa conducido por otro periodista español y, cerrando el trío, yo, dentro de un 911 Carrera 4 GTS Cabrio.
Aunque mido algo más de metro y noventa, no es un problema acomodarme. El asiento se puede retrasar mucho sin el inconveniente de que el volante no lo haga. Éste se regula, mediante un mando eléctrico, en altura y profundidad, lo suficiente para dejarlo bien colocado. Los laterales del respaldo y de la banqueta se pueden ajustar, también eléctricamente. Otro mando sirve para alargar la superficie de la banqueta y que haya más área de contacto con los muslos.
Me he subido en el coche con el motor ya en funcionamiento tras varias vueltas al circuito dadas por otro periodista. Hace un sonido grave, con tintineos metálicos debido a la dilatación por calor de, supongo, las piezas del escape. El botón que modifica el sonido del escape está activado. También está iluminado el led que confirma la selección del programa Sport Plus. Ello implica que la respuesta del motor a los movimientos del pedal del acelerador es lo más inmediata posible, que los amortiguadores van a trabajar siguiendo el programa que da la mayor firmeza y que el cambio automático va a seleccionar las marchas lo más rápido que pueda y con un criterio totalmente deportivo.
Salimos a pista. Una chicane a derechas y en subida nos recibe con un cambio de firme. Esperaba una sacudida fuerte al pasar del asfalto de la pista a la amplia zona de cemento que se pisa del interior de la chicane. No es así. La suspensión sujeta bien la carrocería para ser un coche de calle (para un circuito cualquier suspensión de un coche de calle es blanda, de hecho en los cambios de apoyo bruscos en el circuito se mueve más de lo deseable) pero no da sacudidas en los baches. Como ya había comprobado por carretera, absorbe muy bien y el 911 GTS no es incómodo.
Hasta la siguiente curva, a izquierdas, cerrada y en bajada, no hay muchos metros donde ganar velocidad. Llego a esa curva a izquierdas pensando si deslizará mucho en ese apoyo, pero no es así, no, al menos, a la velocidad que estamos yendo. A lo largo de la mañana, conforme los monitores aumentaban en ritmo y las ruedas se degradaban y se fusionaban con trozos de goma sueltos por la pista, esta curva se volvía más delicada y no era raro que el 911 sobrevirase, aun con la tracción total, si no era cuidadoso con el pie derecho.
Ascari, al menos en la configuración por la que hemos conducido, no es un circuito muy rápido y, por tanto, las frenadas tampoco son especialmente intensas. Pero aun con ello, no es habitual que un coche de calle aguante en un circuito sin que sus frenos se resientan en mayor o menor medida. Los del 911, tras toda la mañana dando vueltas, mantuvieron el tacto sin que se percibiese un empeoramiento ni en este ni en las distancias de frenada. Además, tienen un tacto muy bueno que facilita dosificar la deceleración con precisión.
Con el modo Sport Plus activado, la caja de cambios PDK parece manejada por un buen conductor con la ventaja que nunca falla un cambio. Deja que el motor gire a casi ocho mil revoluciones para seleccionar con una inmediatez, apabullante, la siguiente relación. Por su puesto, al levantar el pie del pedal del acelerador, no se le ocurre cambiar de marcha. Y, al frenar, tiene en cuenta cómo se frena. Si la deceleración es muy fuerte baja marchas sin dejar que la aguja del cuentarrevoluciones baje del 5. Si se frena con suavidad, permite que el motor caiga más de vueltas antes de reducir.
El cambio manual lo he probado conduciendo por carretera, no por circuito. Tiene buen tacto y una palanca con recorridos que no son largos. Pero yo no he conseguido acostumbrarme a él ni a sus siete marchas. Pasar de una a la inmediatamente superior o inferior no es complicado pero si queremos saltarnos dos o más marchas la cosa se complica porque es difícil acertar el pasillo adecuado (supongo que conduciendo el coche habitualmente no ocurre). Cuando se utiliza con el modo Sport Plus activado aparece un truco de magia: al reducir marchas, automáticamente se produce un golpe de gas para igualar la velocidad de giro del motor y la caja. Un punta-tacón en el que el tacón se realiza automáticamente con la precisión del mejor piloto. Da igual cambiar despacio que rápido. La gestión electrónica lo clava. Siempre.