Porsche 911 Carrera Cabriolet (2005) | Más impresiones de conducción
El Porsche Carrera 911 es un coche deportivo y la versión descapotable mantiene ese objetivo. La suspensión delantera es un 10% menos rígida en el 911 Cabriolet que en el carrozado. La posterior es idéntica en ambos.
He conducido tres versiones. El 911 Carrera, el Carrera S y el Carrera normal con discos de freno cerámicos. Los dos primeros los llevé por carreteras sin curvas, algunas con buen piso y otras con un piso peor. El normal lo llevé capotado y el Carrera S descapotado. Las impresiones generales con capota y sin capota las he comentado en apartados anteriores.
La capacidad de aceleración de ambas versiones es sobresaliente. A mí no me sorprende tanto la aceleración bruta a bajas velocidades, sino la facilidad con que se acerca uno a velocidades de alrededor de 300 km/h en carretera de buen asfalto. Puse el Carrera S a más de 270 km/h de marcador sin esfuerzo aparente. Facilidad por el motor, porque la capota no se inflaba, y no había sensación alguna de inestabilidad.
También he tenido oportunidad de probar el 911 Cabriolet por carreteras de piso irregular, en rectas que permiten alcanzar alta velocidad. El típico asfalto de las autovías y carreteras españolas. Sobre este firme, al conducir el 911 Cabrio, a velocidades elevadas (por encima de 180 km/h), hay que prestar atención continua al volante, para corregir pequeñas desviaciones. Por el contrario, en firme liso, parece que vaya sobre carriles a cualquier velocidad. Es posible que en el Cabrio se note más este movimiento del eje delantero que en la versión carrozada (sólo la he llevado sobre asfalto en perfecto estado), a causa de esa suspensión delantera más blanda
La suspensión más blanda también se nota al acelerar a la salida de las curvas con decisión. El morro se levanta más que en el cupé y se acrecienta el efecto subvirador que menciona Víctor Fernandez en la prueba del 911 Carrera S.
Las condiciones de la carretera no me permitieron probar intensivamente los frenos cerámicos, si bien es de suponer que la resistencia al calentamiento debe ser una de sus mejores ventajas. El tacto es excelente y la sensación de frenada, especialmente en los primeros instantes tras dar el pisotón al pedal, es de mucha deceleración.