Con relación al anterior modelo (996), éste tiene ajuste del volante en altura y distancia (antes sólo en distancia), lo que ha permitido afinar al máximo a la hora de encontrar la posición adecuada.
Los asientos que lleva de serie resultan muy cómodos, al mismo tiempo que ofrecen una buena sujeción lateral. Opcionalmente puede llevar los asientos deportivos adaptables (2.714 €), que dan más sujeción lateral y la posibilidad de ajustar el apoyo en los hombros, los riñones y las caderas.
Las dos versiones que he probado del Carrera S contaban con regulación eléctrica de los asientos delanteros, un elemento opcional que sin duda contribuye a facilitar el reglaje y a encontrar el ajuste más fino. Dichos asientos eléctricos cuentan con tres memorias para el conductor, para la posición del asiento y el reglaje de los retrovisores exteriores. Además, cada juego de llaves memoriza los reglajes ajustados por el conductor, de manera que si el coche lo utilizan varias personas, el puesto de conducción se ajustará automáticamente en función de qué llave abra la puerta con el mando a distancia.
El volante forrado de cuero tiene una empuñadura muy agradable aunque el aro le podrá parecer algo delgado a personas que tengan la mano grande. Opcionalmente puede llevar unos mandos multifunción que se accionan con facilidad y permiten manejar las funciones del equipo de audio, el teléfono y alguna orden adicional que memoriza el conductor.
Los pedales se accionan con facilidad y tienen una forma acertada, pero el de embrague me ha parecido que está un poco más alto de lo deseable y desplazado ligeramente hacia la derecha. Aunque este detalle tampoco sea muy incómodo, sí me ha parecido mejorable teniendo en cuenta su comodidad en el uso cotidiano.
La instrumentación del Carrera S es tan completa como en los anteriores 911, con velocímetro, cuentavueltas, termómetro de agua y aceite, presión de aceite y nivel del depósito de gasolina. En la parte inferior del cuentavueltas hay una pantalla en la que aparece un indicador del nivel de aceite del motor cuando vamos a poner el coche en marcha, un práctico elemento que elimina la necesidad de mirar la típica varilla.
Una vez arrancado el motor, en esa pantalla encontramos también un velocímetro digital, la información del ordenador de viaje y las distintas funciones disponibles (navegador, teléfono, equipo de audio), así como un check control y sus indicaciones.
Con la palanca situada en la columna de la dirección, bajo la de los intermitentes, seleccionamos la información y las funciones de la pantalla principal de la instrumentación.
También se puede programar una señal acústica que suena cada vez que superamos la velocidad seleccionada y manejar el cronómetro que hay en la parte superior del salpicadero y que va incluido dentro del paquete opcional «Sports Chrono Plus» (comentario sobre el cronómetro).
La disposición de todos los mandos permite accionarlos con facilidad y la pantalla en color que lleva de serie en la consola central nos ofrece completa información sobre todos los elementos y sistemas disponibles. Sin embargo, el nuevo diseño de la consola central me parece que tiene demasiado agrupados todos los botones, lo que hace prácticamente imposible pulsar el botón adecuado sin mirarlo. Los mandos que regulan la suspensión activa, el control de estabilidad («PSM») o el programa «Sport» también me parece que deberían estar en una posición más fácil de localizar.
Curiosamente, la visibilidad hacia atrás es buena en el Carrera S, gracias a la excelente visión que ofrecen sus retrovisores exteriores de nuevo diseño y generoso tamaño. También me ha parecido sensacional la potencia de iluminación de sus faros de xenón cuya única mejora posible sería un sistema de iluminación orientable en curva. Ante dicha carencia, los antiniebla nos pueden ayudar a ver el interior de las curvas algo mejor en conducción nocturna.