Opel Speedster (2001) | Mucha aceleración y difícil en curva
El Speedster es un coche muy ligero, por lo que se consigue muy buena aceleración a bajas velocidades. Con el techo quitado, su aerodinámica es mala y a partir de 140 km/h le cuesta mucho ganar velocidad, por lo que se nota el contraste. Circular a más de 140 km/h sin techo resulta incómodo por las turbulencias que se crean en el interior del habitáculo.
Por su aerodinámica y por sus características, el trazado que mejor le va al Speedster son carreteras de montañas (subidas por ejemplo) con muchas curvas que se tomen a baja velocidad. El día que se coge el Speedster hay que levantarse con el gorro de piloto y sentirse tal. Un piloto está acostumbrado a entrar y salir con dificultades del coche, a los ruidos del viento y del motor, a un volante pequeño (32 cm) sin dirección asistida y a un coche de reacciones vivas, que hay que conducir.
Lo primero que nota el conductor al acelerar suavemente en una curva media es la tendencia del morro a seguir recto. Poco peso sobre el eje delantero y unas ruedas cinco centímetros más estrechas delante que detrás son responsables de esta querencia. En curvas más cerradas y si se acelera con decisión a la salida para aprovechar la capacidad de aceleración de este biplaza, el eje posterior no es capaz de mantener la tracción y el coche se cruza con facilidad.
Habría que probarlo más a fondo para emitir un juicio ponderado. En los poco más de 70 km que hice con el coche, mi sensación fue que el morro no entraba bien en las curvas en las que se empieza a acelerar muy pronto con suavidad y que el eje posterior se descoloca a la salida de las curvas lentas. En resumen, un coche muy divertido (para quien entienda que derrapar es divertirse), porque hay que conducirlo, pero que no admite despistes del conductor.