El Mokka no es un vehículo con orientación familiar ni con un componente práctico especialmente marcado. Parece más un coche ideado para parejas sin hijos a las que les es indiferente tener mucho espacio interior y dan prioridad al diseño o las posibilidades de personalización. El acceso a las plazas posteriores, por ejemplo, es muy incómodo y en ellas hay menos espacio para las piernas y la cabeza que en el Ford Puma, el Hyundai Kona, el Kia Stonic, el Nissan Juke o el Renault Captur (tabla comparativa de mediciones del interior).
Además, tampoco sobresale por tener un maletero grande (imagen). Con 350 litros de capacidad, está por debajo del de casi todos los modelos mencionados en el párrafo anterior (únicamente el Stonic tiene menos, 332 l), aunque sus formas son muy regulares y resulta sencillo aprovechar todo el espacio disponible. Algunas versiones pueden tener un práctico piso móvil que se puede colocar a dos alturas distintas y con el que se pueden crear dos espacios diferenciados: el principal y un doble fondo.
El aspecto del interior es moderno y personalizable mediante molduras decorativas de distintos colores y diferentes opciones de tapicería. Los plásticos de recubrimiento (rígidos en su inmensa mayoría) y los ajustes de las piezas dan una impresión de calidad normal, en la media de su segmento. Hay partes que crean una sensación positiva, como el ligero acolchado de los paneles de las puertas delanteras, y otros que no, como el plástico negro brillante de la consola que queda entre los asientos delanteros.
La pantalla donde se ve la instrumentación puede ser de 7 o de 12 pulgadas (no hay una instrumentación con indicadores convencionales de aguja). La de mayores dimensiones cumple bien con su misión: la información que muestra se lee bien (el cuentarrevoluciones quizá es un poco pequeño) y es posible escoger entre diferentes configuraciones predefinidas que dan prioridad a unos u otros datos (por ejemplo, el ordenador de viaje, el mapa del sistema de navegación o los sistemas de ayuda a la conducción; imagen). No obstante, en términos de calidad, no llega a ser tan buena como la que Ford utiliza en el Puma, Hyundai en el Kona o SEAT en el Arona, donde la riqueza gráfica es claramente superior.
El sistema multimedia tiene el mismo diseño y la misma estructuración de menús de otros modelos del grupo Stellantis, como el Citroën C4 o el Peugeot 208. El aspecto de los gráficos está en el límite de considerarse desfasado y tampoco es brillante la velocidad de procesamiento ni la precisión de respuesta de la pantalla táctil (de 7 o de 10 pulgadas, en función de la versión elegida). Afortunadamente es compatible con Apple CarPlay y Android Auto, algo que se agradece porque utilizar el navegador integrado es bastante tedioso.
Como en otros modelos del Grupo Stellantis, la pantalla no está bien aprovechada porque, con independencia del menú seleccionado, en los extremos siempre hay dos barras verticales negras que muestran la temperatura del climatizador (que además es monozona, aunque aparezcan dos valores). En aquellos modelos que carecen de mandos físicos para controlar la temperatura del mismo (el Peugeot 2008, por ejemplo), puede tener sentido, pero el Mokka los tiene, por lo que resulta una solución del todo incoherente.
Aunque hay mandos físicos para regular la temperatura del climatizador o la velocidad del ventilador, para modificar la orientación del flujo de aire hay que pulsar un botón en el que pone «Menu» y a continuación acudir a la pantalla para seleccionar las opciones propuestas. Es decir, a pesar de tener unos mandos físicos, es necesario utilizar la pantalla para ajustar algunas opciones.
Algunos de los botones y mandos que se utilizan con más frecuencia son los mismos empleados en otros modelos, como los de las puertas (elevalunas, mandos de apertura y ajuste de los retrovisores), los del plafón de iluminación o el selector del cambio automático. Este último, no obstante, funciona claramente mejor que en el Citroën C4 (por ejemplo), ya que no es necesario mantenerlo pulsado durante más tiempo de lo normal para que actúe sobre la transmisión. También hay mandos utilizados en algunos modelos de Opel de la época previa a la fundación de Stellantis, como por ejemplo los del volante, los de las luces o los que sirven para activar o desactivar las ayudas electrónicas.
Los asientos pueden tener ajustes manuales o eléctricos, así como calefacción y masaje (solo para el conductor). Son confortables, dan una sujeción correcta del cuerpo en las curvas y tienen una banqueta más bien larga, algo cada vez menos habitual. El volante también puede ir calefactado, pero solo en las versiones con cambio manual. Los cinturones de seguridad no tienen ajuste en altura, un detalle que puede ser de importancia en función de la estatura o de la postura adoptada al volante (conviene probarlo antes de tomar una decisión de compra).
La cantidad de huecos disponibles para dejar objetos es buena: la guantera es enorme, en los de las puertas delanteras caben sin problemas una botella de litro y medio y el que hay entre los dos asientos delanteros resulta muy útil para dejar latas de refresco, llaves, cartera o teléfono móvil. Además, el que está justo por delante de la palanca de cambios, que también es bastante grande, puede tener un sistema de carga inalámbrica.