El Antara prototipo es un ejercicio de estilo, básicamente en el apartado de diseño. No tiene ninguna innovación mecánica ni tecnológica destacable. Las cosas más llamativas, como el salpicadero, los asientos individuales o el portón con apertura por pantógrafo no se utilizarán en el modelo de calle. Tampoco los escapes laterales (en el prototipo son de adorno, el escape real sale por la zona inferior del coche).
Lo mejor del Opel Antara prototipo es lo bien construido que está. Es un prototipo en el que se han cuidado mucho los detalles. Los asientos, por ejemplo, que deslizan eléctricamente o los respaldos que se abaten mediante un botón para dar acceso a las plazas posteriores. Los paneles de fibra de carbono utilizados en los asientos, el sistema eléctrico que separa los tiradores de las puertas de la carrocería para introducir la mano, la estructura y el tapizado del salpicadero.
Kart Beyer, uno de los diseñadores que participa en el proyecto, me contaba que el Antara ha sido diseñado y realizado íntegramente por el equipo de diseño de Opel. No se ha contratado nada fuera, salvo proveedeores de materiales. «Este proyecto —dice Beyer— es muy bueno para nuestra motivación. La calidad es la mejor de todos los coches de Salón hechos hasta ahora. A partir de ahora ya tenemos un estándar de calidad. Cuando encarguemos un prototipo o cualquier coche para exposición ya tenemos un ejemplo de la calidad que tenemos que exigir».
El arranque del prototipo es mediante botón. El modelo de calle tendrá llave y freno de mano convencional. En el prototipo, el freno de mano no existe. El botón que lo simula no acciona nada.
Aunque sea un prototipo rodante, el Antara no ha pasado por ninguna prueba de homologación, ni podría pasarla. Por ejemplo, los cinturones de seguridad están de adorno. Me los puse para las fotos, porque automáticamente se me va al mano hacia el cinturón y me siento incómodo sin él, pero o lo sujetaba de cualquier manera o me sentaba sobre el gancho de cierre.
Tampoco tiene insonorización, por lo que el motor suena mucho en el interior del habitáculo, incluso a baja velocidad. En las fotos parece que el coche va rápido, pero en realidad no había posibilidad de pasar de unos 50 km/h.
El encanto del Antara prototipo no reside en sus cualidades dinámicas. Insertar la palanca de cambios en una posición que hiciera mover el coche ya resultaba difícil. No me dejaron hacerlo a mí. Uno de los responsables del equipo lo hacía mientras yo pisaba el pedal del freno. Una vez insertada la palanca, yo aceleraba con mucha suavidad, durante unos 150 metros de recta, que era el lugar utilizado para hacer fotos.