El Nissan X-Trail está a la venta con una gama de dos motores Diesel (150 ó 173 CV) y uno de gasolina (169 CV), desde 29.400 € (todos los precios). El modelo actual tiene una longitud mayor que el primer X-Trail.
Aunque el X-Trail se fabrica con dos sistemas de tracción (delantera o total), las versiones que se venden en España tienen tracción total en cualquier caso (excepto una versión destinada al mercado de flotas). En ningún caso lleva reductora.
Por concepto es semejante a modelos como el BMW X3, el Honda CRV o el Mitsubishi Outlander. De estos, el Nissan es el más preferible para usarlo por el campo por el recorrido de la suspensión o el funcionamiento del sistema de tracción total. De los todoterreno de estas características que he conducido, tan sólo me parecen mejores para esta utilización un Jeep Cherokee, un Land Rover Freelander o el Suzuki Grand Vitara en su versión más equipada con carrocería de cinco puertas (que es la que puede tener control de estabilidad, elemento que simula un bloqueo electrónico de los diferenciales delantero y trasero). El Suzuki y el Jeep son los únicos con reductora.
El X-Trail es cómodo en carretera. No tiene el tacto ni la precisión de un BMW X3, entre otros motivos porque la dirección tiene peor tacto. Como la suspensión es blanda, permite un cabeceo notable al pasar por ciertas irregularidades pero, a pesar de ello, permite circular rápido por todo tipo de vías sin movimientos de balanceo excesivamente amplios.
La altura libre al suelo es 200 mm, la misma que un Suzuki Grand Vitara; los ángulos de ataque y de salida son 28 y 23 º respectivamente. Tiene una capacidad de vadeo de 350 mm.
Lo que más distingue al interior de este X-Trail del anterior es que el cuadro de instrumentos ha sido recolocado tras el volante en vez de ir en el centro del salpicadero. En este lugar ahora hay espacio para la pantalla del navegador y un cajón con tapa (con capacidad para diez discos con sus cajas).
Para la realización del salpicadero, Nissan ha utilizado plásticos granulados blandos en tonos combinados (negro y gris o negro y beis). Estos plásticos son de mejor calidad que los que se pueden encontrar en otros (como el Mitsubishi Outlander). Los ajustes me han parecido correctos. Además, según la versión, tanto la instrumentación como otros elementos del interior muestran un acabado en color aluminio o titanio.
El habitáculo es amplio en achura y altura (excepto en las plazas traseras si tiene el techo corredizo) y es de los que menos espacio tiene para las piernas en las plazas traseras. El respaldo trasero, en vez de estar dividido en dos partes (60:40) lo está en tres (40:20:40). La banqueta no tiene un sistema para desplazarla longitudinalmente, como la que tienen el Honda CR-V o el Toyota RAV 4. Los respaldos traseros pueden colocar en tres posiciones (abarcan un ángulo de 20º) y se pueden abatir (levantando la banqueta primero). Al abatirlos forman una superficie plana con el piso del maletero.
El X-Trail ha crecido respecto a la gama anterior. Donde más se nota el incremento de longitud es precisamente en el maletero. Su volumen ha aumentado hasta 479 l. Parte de esta ganancia se debe a la reubicación del silencioso, que en vez de ir colocado bajo el maletero perpendicularmente al sentido de la marcha, va en un lateral y en la dirección de la marcha.
El maletero tiene una división que lo distribuye en dos alturas. Si se quita, la altura del maletero es 127 mm mayor que en el modelo anterior y el volumen total aumenta hasta 603 l. El piso que hace de división está acabado en un plástico, no en moqueta; es más fácil de limpiar y tiene una serie de nervaduras en relieve que no impiden que los objetos transportados se muevan durante la marcha. El doble fondo está formado por dos compartimentos (uno de ellos un cajón extraible con separadores para organizar la carga).
El portón trasero llega hasta más abajo que en el modelo anterior, facilitando de este modo el acceso al maletero.
La gama de motores está compuesta por un motor de gasolina y dos turbodiésel.
Los dos Diesel, de 150 y 173 CV, comparten el mismo bloque («M1D») de 1.995 cm³. Se diferencian porque el más potente tiene un intercooler para refrigerar los gases de admisión. Ambos tienen un filtro de partículas de serie y van acoplados a una caja de cambio manual de seis velocidades; la versión de 150 CV puede tener otra automática, también de seis relaciones.
El motor de gasolina de 169 CV es un atmosférico de cuatro cilindros; su cilindrada es 2.488 cm³ y es el único que se conserva de la gama anterior aunque, según Nissan, «tiene un funcionamiento más refinado, una eficiencia superior y unos intervalos de mantenimiento más espaciados». Está asociado a una caja de cambios manual de seis relaciones y opcionalmente pueden tener una automática de variador («CVT»). También se fabrica con un motor de gasolina de 140 CV que, de momento, no se vende en España (ficha técnica de esa versión).
Hemos conducido el de gasolina (con el cambio automático de variador) y el Diesel más potente (con cambio manual). El Diesel, además de gastar menos (a 140 km/h he medido una diferencia de un 25%, según el ordenador, si bien el trayecto con uno y otro ha sido distinto, más favorable al Diesel) parece que mueve con mayor soltura al X-Trail.
En el X-Trail, la fuente de ruido predominante cuando se viaja es el debido a la aerodinámica y el aislamiento del sonido del motor tampoco es excelente, por lo que decantarse entre un motor y otro depende más de criterios económicos que de acústicos.
La caja manual del Diesel tiene un manejo correcto y mejor tacto que la del Renault Laguna con el mismo motor. La automática de la versión gasolina es de variador continuo (similar al funcionamiento de un ciclomotor); NIssan ha dispuesto también seis relaciones fijas con lo que puede utilizarse como una caja manual de seis marchas: en este modo, el cambio no selecciona una marcha superior aunque se alcance el régimen de giro máximo del motor. Los cambios los realiza con suavidad y rapidez.
El sistema de tracción total («ALL MODE 4x4-i») tiene tres modos de funcionamiento, que se seleccionan mediante un mando giratorio: «2WD», «Auto» y «Lock» (más información). Hemos podido probar su funcionamiento en una superficie nevada donde, a pesar de llevar unos neumáticos de carretera normales, ha conseguido desenvolverse con soltura.
El sistema de tracción estrena dos nuevas funciones: el control de descenso «DDS» («Downhill Drive Support») y el asistente al arranque en rampa «USS» (Uphill Start Support), ambas funcionan con el coche avanzando o retrocediendo.
El control de descenso se activa pulsando un interruptor y siempre que el selector del «ALL MODE 4x4-i» esté en la posición «Lock». Utilizando los frenos, el «DDS» mantiene la velocidad del coche a 7 km/h de manera continua durante un descenso pronunciado.
El asistente al arranque en rampa se activa automáticamente si el coche está detenido en una pendiente de más del 10 por ciento; este dispositivo mantiene frenado el coche unos instantes después de que el conductor libere el pedal del freno, evitando que retroceda.
El equipamiento de serie incluye airbags frontales, laterales delanteros y de cortina, aire acondicionado, elevalunas eléctricos delanteros y traseros, y conexión Bluetooth para teléfonos. La versión «SE» tiene además control de estabilidad, asistentes de descenso y arranque en rampa, y conexión automática de luces y limpiaparabrisas. Opcionalmente se pueden añadir faros de xenón, barras portaequipajes con faros de largo alcance integrados y navegador con pantalla en color.
Comparte elementos mecánicos con el Qashqai (que tiene carrocería de todo terreno pero está pensado para circular por carretera).
El nuevo X-Trail mide 4.630 mm (175 mm más que el primer X-Trail), la anchura llega hasta 1.785 mm (20 mm más) y la batalla es 2.630 mm (5 mm más). Según Nissan, es más espacioso; esto algo que comprobaremos cuando podamos medirlo.
La carrocería tiene un diseño diferente a la del X-Trail anterior. Ahora hay más protecciones de plástico sin pintar para recubrir la parte inferior de los paragolpes y las puertas.