El Mitsubishi Outlander está disponible con tres motores: dos Diesel y uno de gasolina. Está a la venta desde 23.750 € (Gama Outlander).
El motor que nos parece más recomendable es el Diesel de 156 CV. Tiene el inconveniente de que sólo está disponible con el equipamiento más abundante y cuesta 39.800 €, 3.800 € más que la versión más costosa del Diesel de 140 CV. La versión de gasolina es la única que puede adquirirse con tracción delantera, además de a las cuatro ruedas y es la más economica. Todas las demás tienen tracción total conectable.
Es un todo terreno ligero con carrocería de cinco puertas que mide 4,64 m de longitud. Da buen resultado en carretera y en caminos que no tengan un firme muy irregular. No destaca por su amplitud para pasajeros, ni por la calidad de algunos detalles.
Los acabados disponibles en la gama Outlander son: «Intense», «Invite», «Intense Plus», «Kaiteki» y «Kaiteki Plus».
Las versiones con el acabado «Intense» o «Invite» tienen dos filas de asientos y cinco plazas. Las versiones «Intense Plus», «Kaiteki» y «Kaiteki Plus» tienen tres filas de asientos y están homologadas para siete ocupantes.
El Citroën C-Crosser y el Peugeot 4007 comparten la estructura y ciertos elementos mecánicos con el Outlander (no el motor Diesel de 140 CV). Otras alternativas al Outlander son el Chevrolet Captiva, el Hyundai Santa Fe, el Honda CR-V o el BMW X3, entre otros.
El motor de 2,2 l y 156 CV nos parece preferible al de 140 CV y no por la diferencia de potencia, sino porque es más silencioso, más suave y por la fuerza que tiene en un régimen muy bajo.
Esta última característica lo hace mucho más cómodo en ciudad, porque sale mejor de los semáforos, y en campo, donde tiene una respuesta muy buena aunque se circule en marchas largas a poca velocidad.
Donde conviene ir en marchas largas (en un camino resbaladizo), con este Outlander se puede ir en tercera donde con otros coches sería precisa la segunda (entre ellos, el de 140 CV).
Otra ventaja del Outlander con el motor Diesel más potente es que hace mucho menos ruido que el de 140 CV. Por una parte, el ruido del motor es menor de por sí (no hay diferencia en el aislamiento). Por otra, los desarrollos de transmisión más largos; a 120 km/h en sexta velocidad, el motor del 140 CV gira a más de 2.500 rpm; el de 156 lo hace a menos de 2.300 rpm.
Además del precio, un inconveniente de la versión de 156 CV es que —por tener el equipamiento más abundante— lleva de serie las llantas de 18" (con neumáticos 225/55). Incluso con esas ruedas es cómodo, pero estaría mejor equipado para circular por caminos con más perfil de neumático y una llanta de menor diámetro.
Precisamente su capacidad para circular por caminos no muy bacheados lo distingue de otros modelos de este tipo, principalmente a causa de la eficacia del sistema de tracción. En cambio, hay otros modelos mejor preparados para zonas de firme irregular (los que tienen más altura libre, el Outlander tiene 178 mm) o fuertes pendientes (los que tienen reductora o un sistema de control de descensos).
Para circular fuera de carretera se puede seleccionar el modo de tracción total normal o el modo «Lock». El primero es suficiente para condiciones normales, incluidas las zonas de barro donde la rueda no se hunda ni haya rampas empinadas. El segundo es adecuado para esos casos y se desconecta automáticamente a partir de 40 km/h (información técnica sobre el sistema de tracción total).
En carretera, el Outlander es satisfactorio para quien no espere que vaya como un turismo normal. Comparado con otros vehículos de este tipo, tiene buen tacto y responde bien a las indicaciones del volante; en carreteras lentas incluso puede parecer un coche ágil. Lo que no tiene es una adherencia muy alta, que se debe más al tipo de neumáticos que a cualquier otro factor (tiene unas ruedas que están pensadas para que rueden ocasionalmente fuera de carretera).
Su altura y peso normalmente no son un obstáculo para la estabilidad; en condiciones extraordinarias, o si se cometen errores al conducir, sí puede reaccionar peor que un turismo o un buen monovolumen.
Todas las versiones tienen control de estabilidad, seis airbags, lector de discos de formato MP3, ordenador de viaje, climatizador y automatismos para la conexión de luces y limpiaparabrisas. Las versiones con tracción total tienen un pequeño interruptor para desconectarla. En caso de hacerlo el Outlander se convertiría en un vehículo de tracción delantera.
Las versiones más equipadas, además, tienen faros de xenón, sistema de acceso y arranque sin llaves, asiento de conductor eléctrico, tapicería de cuero y llantas de 18”.
En la carrocería del Outlander hay soluciones que hacen más cómodo su uso. El portón se puede abrir en dos mitades, una hacia arriba y un porción más pequeña hacia abajo. Esto favorece que el plano de carga del maletero esté más bien bajo (60 cm) y, además, la mitad inferior del portón puede servir como una mesita auxiliar (aguanta hasta 200 kg).
Otro elemento interesante que tienen todos los Outlander es un mecanismo eléctrico que, actuando sobre dos mandos que hay en el maletero, abate los respaldos y bascula todo el asiento hacia delante.
Para que el sistema funcione correctamente, una de las dos puertas traseras tiene que estar abierta (como medida de seguridad) y, generalmente, los asientos del conductor y acompañante no pueden estar en la posición más retrasada posible (porque si no, los traseros rozan contra los delanteros al abatirlos). Para volverlos a colocar en su sitio hay que hacerlo a mano.
Este sistema sirve para ampliar cómodamente el volumen del maletero y, por otra parte, favorece el acceso a la tercera fila de asientos (a partir de las versiones «Intense Plus»), imagen.
Esta tercera fila de asientos tiene una apariencia pobre (no tienen casi mullido; prácticamente son una tela tensada alrededor de una estructura de metal) y apenas hay sitio para niños que ya no necesiten ir con sillita (que no cabe). Cuando esta fila se oculta (lo que requiere cierta fuerza), queda completamente enrasada en el maletero.
Las plazas delanteras son las mejores del coche. Los asientos tienen un mullido blando que no será del gusto del todo el mundo, pero sujetan suficientemente bien el cuerpo de los ocupantes. La posición de conducción es cómoda, aunque se echa en falta que el volante tenga doble ajuste (sólo tiene en altura).
Los asientos traseros (o de la segunda fila, si está instalada la tercera) tienen una banqueta y un respaldo prácticamente planos, que no sujeta nada el cuerpo. Aunque la carrocería no es estrecha, la configuración de la banqueta trasera es incómoda para tres ocupantes; lo que no tiene en cualquier caso es mucho sitio para las piernas.
La calidad de acabado de las unidades del Outlander mostradas a la prensa nos parece mejorable en ciertos aspectos: las palancas que sirven para mover manualmente los asientos tienen un aspecto endeble. Además, en la segunda fila de asientos queda a la vista el mecanismo de metal que articula el respaldo. El resto de los plásticos utilizados en el interior tienen una apariencia normal.
El Outlander estrena una estructura que también la utilizarán próximos modelos de Mitsubishi. Ha sido desarrollada junto con DaimlerChrysler y es la misma que llevan el Peugeot 4007 y el Citroën C-Crosser.
En el Outlander, el techo está fabricado en aluminio, es 5 kg más ligero que un techo normal de chapa de acero y por tanto baja un poco el centro de gravedad.
En las versiones con tracción total, la fuerza que reciben las ruedas traseras se transmite a través de un juego de discos intercalados. Este sistema embraga o desembraga los discos entre sí en función de las condiciones de adherencia, si está conectada la función 4WD del mando de la consola (en la posición 2WD el Outlander es un tracción delantera). A medida que aumenta la presión entre los discos, aumenta la fuerza que reciben las ruedas posteriores.