He probado el E 63 AMG S-Model 4MATIC (585 CV, ficha técnica) con carrocería berlina. Es un coche que, a pesar de tener una potencia y una masa que pueden parecer excesivas, resulta sumamente sencillo de conducir con rapidez por la sobresaliente motricidad que tiene. Esta cualidad, junto con un control de estabilidad que actúa lo justo y con suavidad, permite aprovechar casi toda la fuerza del motor en curvas cerradas sin que el vehículo reaccione de forma brusca, derrape o se cruce. Por ello, su conducción en carreteras con curvas se hace con una confianza y una sensación de seguridad mucho mayor que en un BMW M5.
Aquellos que quieran divertirse conduciendo rápido, provocando ligeros desplazamientos del eje posterior, pero sin arriesgarse a que un pequeño fallo acabe en un accidente, el control de estabilidad tiene una posición denominada «SPORT Handling» (una posición previa a su desconexión completa) que frena de manera independiente cada una de las ruedas para evitar la aparición de subviraje, así como para favorecer la entrada en las curvas (frena suavemente las ruedas del interior a éstas).
El funcionamiento de la caja de cambios automática de siete velocidades es muy bueno por rapidez y suavidad, tanto subiendo como bajando marchas. Tene cuatro programas de funcionamiento: «C» (Controlled Efficiency), «S» (Sport), «S+» (Sport Plus) y «M» (Manual). El primero de ellos está ideado para consumir menos combustible, por ello el motor se apaga y se enciende automáticamente durante las detenciones (función Stop & Start), inicia la marcha en segunda velocidad y engrana la marcha más larga posible en cada circunstancia. En el resto de modos la función «Stop & Start» se desactiva, los cambios se producen a un número de revoluciones más alto y en cada cambio se produce un sonido parecido a una pequeña explosión.
En el modo «M» no sube de marcha hasta que no se le indica con las levas que hay detrás del volante (incluso cuando se llega al corte de inyección). Sí reduce de forma automática cuando el régimen de giro desciende de 1000 rpm.
Hay una función denominada «RACE START» que permite salir desde parado con la máxima aceleración posible. Para activarla hay que poner el control de estaibilidad en el modo «SPORT Handling». He probado este sistema y a diferencia de otros similares —como el de algunos Porsche—, la salida no se produce de manera violenta, y parece que uno puede conseguir la misma intensidad de aceleración sin utilizar esta función.
Con todo, no es el coche más aconsejable para ir lo más rápido posible por carreteras muy reviradas, principalmente por el tamaño de la carrocería y el peso global del vehículo (mide 4,9 metros de largo y pesa casi 2 toneladas). Hay deportivos de menos potencia y tamaño que son más ágiles y precisos en este tipo de carreteras y probablemente más rápidos. En otras circunstancias, hay pocos vehículos con una capacidad de aceleración y motricidad similar que tengan a la vez cinco plazas y un maletero de grandes dimensiones (lo más cercano es un Audi RS 6 Avant de 560 CV).
Su conducción a ritmo normal por cualquier tipo de vía es idéntica a la de un E 500, con un sonido de motor similar, pero ligeramente más audible. La suspensión, en cualquiera de los tres ajustes de dureza posibles, es cómoda. Obviamente, en la posición «COMFORT» aísla mejor el habitáculo de las imperfecciones del asfalto, pero en ninguno de los casos resulta dura o seca.