Se distingue de otros Mazda6 por el motor, la transmisión, el bastidor y la carrocería. Cuesta 35.240 € con un motor de 260 CV, algo menos que un Opel Vectra OPC y mucho menos que un Mitsubishi Lancer Evolution IX. No hay otro coche de sus características a la venta en nuestro país que sea más asequible.
Cuando se conduce el Mazda6 MPS da la impresión de que es muy rápido; cuando medimos sus prestaciones, comprobamos que efectivamente es así.
Según las prestaciones oficiales es más lento en la medición de 0 a 100 km/h que coches como el Audi A4 3.2 FSI quattro o el BMW 330 xi, y sólo ligeramente más rápido que el Saab 9-3 Sport Sedán V6 2.8T Aero (prueba de este modelo); según nuestras mediciones de recuperación, es claramente más rápido que cualquiera de ellos.
Lo que más sorprende del Mazda6 MPS es su capacidad para acelerar en un amplio margen de régimen del motor. Si se quiere ir deprisa no hay que estar pendiente de las revoluciones del motor ni que trabajar constantemente con la palanca de cambios, porque desde poco más de 2.000 rpm hasta cerca de las 6.000 tiene mucha fuerza y permite circular rápidamente o realizar adelantamientos de forma fácil y sin aparente esfuerzo.
Teniendo en cuenta sus características, es un coche cómodo. Mazda ha conseguido hacerlo mucho más rápido que el Mazda6 más potente hasta ahora sin que sea excesivamente duro ni resulte incómodo para los ocupantes en carreteras en mal estado. Maniobra bien, aunque el diámetro de giro entre paredes ha aumentado ligeramente (40 cm) con respecto a las versiones menos potentes.
La dirección tiene un tacto preciso y directo. Su capacidad de tracción es buena y, si el asfalto tiene una adherencia normal, es difícil que pierda tracción incluso cuando se acelera con decisión a la salida de las curvas lentas. El cambio de marchas es preciso, aunque no especialmente rápido de accionar. En líneas generales su conducción es muy similar a la del Mazda6 2.3 de 166 CV, pero con una gran diferencia en prestaciones.
Tiene algunas peculiaridades a las que hay que acostumbrarse; su embrague es duro y con un tramo de actuación muy corto y el acelerador resulta difícil de dosificar para arrancar suavemente; si no se acelera o se acelera muy poco, el motor no tiene fuerza para salir; al acelerar más, enseguida el motor sube excesivamente de revoluciones.
La visibilidad delantera está reducida por el abultamiento en el capó que tiene esta versión, y que puede hacer preferible levantar más el asiento para ganar visibilidad.
Una de las pocas diferencias que distinguen el interior del Mazda6 MPS de otras versiones de la gama son los asientos especiales de cuero; sujetan bien la parte baja de la espalda, pero no tanto la superior. Las luces cortas son de xenón, las largas halógenas; son unas luces con una capacidad de iluminación corriente.
El consumo que hemos medido en el Mazda6 MPS no es muy elevado en algunas circunstancias, pero en otras es más alto que en otros coches de características similares. En carretera de doble sentido con frecuentes cambios de ritmo, haciendo una media de 105 km/h gastó 12,9 l/100, que no es un consumo muy alto teniendo en cuenta las características del coche y las del recorrido.
Sin embargo, en un recorrido en una autopista europea con el regulador de velocidad puesto a 140 km/h (utilizar el regulador de velocidad no es la mejor forma para consumir poco) haciendo una media real de 133 km/h gastó 13,0 l/100, lo que sí es un consumo alto. Si se mantienen velocidades elevadas por autopista, aunque se intente en lo posible contener el consumo, es fácil acercarse a los 20 l/100. El Mazda6 MPS consume gasolina de octano 98.