Según nuestras mediciones, la fila delantera del Mazda2 es una de las más espaciosas de su segmento. Lo que no refleja esa tabla comparativa es que si el conductor o su acompañante viajan con el asiento muy retrasado, el hombro más próximo al exterior del coche posiblemente les golpeará con el pilar central.
El asiento del conductor tiene regulación en altura, el del pasajero no. En ninguno de ellos es posible variar el apoyo lumbar porque carecen del mismo. En general, los asientos delanteros nos parecen cómodos y proporcionan una sujeción normal del cuerpo en las curvas, aunque con la tapicería de cuero, en función de cómo se conduzca, es fácil que la espalda resbale en las curvas. Es posible que estén calefactados.
Los cinturones delanteros se regulan en altura, al igual que el volante, que también tiene ajuste en profundidad. Los dos parasoles llevan espejo con tapa y sin luz. Solo hay un asidero en el techo, que va situado en el lado del pasajero delantero.
La fila posterior es una de las más estrechas de su segmento (ha perdido 10 centímetros con respecto al Mazda2 anterior según la medición que hacemos de lado a lado a la altura de los hombros). El Ford Fiesta, el Opel Corsa y el Škoda Fabia son claramente más anchos, si bien ninguno sirve para acomodar con holgura a tres adultos. Además de la estrechez a la altura de los hombros, el túnel central del Mazda2 es voluminoso, por lo que el espacio para los pies queda muy reducido.
Si lo que se busca es un coche para trasportar detrás a adultos de más de 1,80 metros de estatura (aproximadamente), es mejor contemplar alternativas como el Hyundai i20, el Škoda Fabia y el Volkswagen Polo. En caso de que detrás viajen niños o dos adultos no especialmente altos, el Mazda2 resulta suficiente. El espacio para las piernas es normal en comparación con sus rivales (mediciones del interior).
El acceso por las puertas traseras resulta cómodo porque hay espacio suficiente para pasar los pies entre el asiento y el montante de la puerta. Las personas mayores agradecerán especialmente que este espacio sea suficiente para meter y sacar los pies sin excesiva dificultad. La colocación de un bebé o un niño pequeño requiere salvar el obstáculo que presenta el marco superior de la puerta, que desciende mucho y obliga a meterlo por la zona más adelantada haciendo un movimiento poco cómodo (para el niño y para quien lo coloca).
El maletero, con 280 litros, tiene la misma capacidad que el de un Volkswagen Polo. Su anchura es suficiente para meter una sillita de niño como la que aparece en nuestra galería de imágenes pero habrá otras que queden encajadas por su longitud y no se puedan sacar con facilidad. Los maleteros del Dacia Sandero (330 litros), el Hyundai i20 (326 l) y el Renault Clio (300 l) son más capaces, mientas que la diferencia con los del SEAT Ibiza (292 l) y el Ford Fiesta (290 l) es pequeña.
Para ampliar el espacio de carga, se pueden abatir los respaldos de los asientos posteriores —divididos en una proporción 60/40—. La superficie resultante no es plana, sino que queda un escalón pronunciado entre el piso del maletero y la superficie que forma el respaldo del asiento plegado (imagen).
La forma del portón hace que la boca de acceso al maletero sea estrecha. El borde de carga está elevado, a 73 centímetros del suelo. Debajo del piso hay un kit de reparación de pinchazos (de serie), aunque Mazda da la posibilidad de sustituirlo por una rueda de emergencia —una rueda de anchura inferior a las del resto del vehículo y pensada para recorrer una distancia limitada y a una velocidad reducida, habitualmente, 200 km y 80 km/h respectivamente—.
En el salpicadero hay varios huecos para depositar aquello que nos moleste en los bolsillos. Ninguno tiene tapa ni es especialmente grande, pero resultan suficientes para objetos como una billetera o un teléfono móvil. En las puertas delanteras hay unos bolsillos en los que caben botellas de medio litro. Las puertas traseras solo ofrecen un pequeño hueco (a la altura del reposabrazos) donde caben cosas del estilo de unas llaves. El tamaño de la guantera, que no está iluminada, es amplio porque en ella cabe la documentación y un par de chalecos reflectantes, y todavía sobra espacio para algún objeto más.
En la parte superior del salpicadero puede haber una pequeña consola con botones para el manejo del sistema multimedia, o bien, una pantalla de 7,0 pulgadas (de serie en Style+ y Luxury; imagen). Esta pantalla se puede manejar táctilmente (sólo cuando el vehículo está parado) y con unos mandos que hay a la derecha del freno de mano. Este sistema multimedia es prácticamente idéntico al que tiene el Mazda3 y sobre él hemos dado abundante información en su correspondiente sección Sistema multimedia.
Hay dos estilos de instrumentación. En los niveles Pulse, Style y Style+ un velocímetro analógico ocupa la parte central y está flanqueado por dos pantallas (imagen). En la de la izquierda se muestra un tacómetro y en la derecha todos los datos relativos al ordenador de viaje. Las líneas generales del diseño de la instrumentación que viene con el nivel Luxury son las mismas, pero la información se distribuye de manera diferente: en el centro hay un cuentarrevoluciones de aguja y un velocímetro digital y en las pantallas laterales se muestra información adicional, como el indicador de marcha recomendada y el ordenador de viaje (imagen). Entre los que hemos probado el Mazda2 no hay acuerdo sobre qué instrumentación nos parece más fácil de leer la redacción no hay uniformidad en la valoración de lo fácil que resulta la lectura de la información.
En opción hay disponible un sistema que proyecta datos como la velocidad y las indicaciones del navegador en una pieza de plástico que se despliega por encima de la instrumentación (es lo que se conoce como «Head-up Display», imagen). Este elemento reduce el tiempo que la vista se desvía sobre la calzada y también el cambio de enfoque que debe hacer cada vez que se quiere consultar la velocidad a la que se circula.
En el volante hay muchos botones. Los de la derecha se utilizan para el sistema de control de velocidad de crucero (de serie en todos los casos, excepto en el nivel Pulse) y los de la izquierda son para el ordenador de viaje, para la radio y el volumen y para el teléfono y poner en funcionamiento las órdenes de voz.
El interior del Mazda2 está realizado con calidad. La sensación que nos ha dejado, especialmente en la versión Luxury (galería de imágenes), es que su aspecto está más cuidado que en la mayoría de coches con los que compite por precio. En algunos casos, como el del Renault Clio, nuestra opinión es que hay una diferencia grande en la calidad con la que está fabricado a pesar de que no hay superficies con plástico de tacto blando en el salpicadero ni en las puertas, aunque el plástico en estas últimas tiene un ligerísimo mullido. Si se pide la tapicería de cuero para los asientos, hay una franja horizontal por debajo de las salidas de aire que también queda recubierta con este material. Esta franja tiene un tacto blando.
Hay un paquete llamado «Style+Confort Red» que incluye una tapicería de tela en color rojo y apliques decorativos en este mismo color (imagen).